Control De Calidad Pesqueros
josephchirre10 de Marzo de 2014
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CONTROL DE CALIDAD DE PRODUCTOS PESQUEROS
Luis J. Galán-Wong, Hugo Alberto Luna-Olvera y Juan Antonio García-Salas
Departamento de microbiología. Facultad de Ciencias Biológicas, U.A.N.L., Apdo. Postal 414, Cd. Universitaria,
San Nicolás de los Garza, N.L., México, C.P. 66450.
Introducción
Los productos cárnicos marinos o dulceacuícolas, en comparación con los de otro origen,
presentan características diferenciales principalmente en 1) una alta diversidad de especies
que son comercializadas; 2) se presentan a la inspección en cantidades muy grandes debido
a la concentración en los puntos de desembarque (de hasta más de 500 toneladas por día
en un solo lugar para un solo producto); 3) raramente son el origen de enfermedades en el
hombre, pero son extremadamente perecederos, motivo por el cual son muy vulnerables a
manejarse en estado “alterado”, lo que representa un alto riesgo para la salud de los
consumidores. Lo anterior nos obliga al aseguramiento de la calidad de los productos de la
pesca y sus derivados (inspección e investigación), con lo que finalmente se garantice que
sean productos alimenticios seguros y saludables que compitan nacional e
internacionalmente con productos de otro origen.
Riesgos sanitarios asociados a pescados, mariscos y sus productos
El pescado y los mariscos, como alimentos proteicos, se sitúan en la mayor parte del mundo
después de la carne de mamíferos y aves. En ciertos países, como Japón, son la principal
fuente proteica. Aunque el pescado desecado y el salado se han encontrado en el comercio
durante siglos, su consumo hasta fechas relativamente recientes se localizaba en las
proximidades de sus zonas de captura. El mejoramiento en maquinaria y tecnología naval
han aumentado el campo operacional de los barcos de pesca, que ahora faenan en todos los
mares del mundo. Los avances en tecnología de los alimentos, especialmente en
congelación y enlatado, han sido los medios que han permitido superar el problema de la
poca durabilidad del pescado y sus productos, de forma que los alimentos marinos son
actualmente productos comunes del comercio internacional y se consumen en áreas
terrestres interiores muy alejadas de la costa.
Los principales problemas microbiológicos asociados al pescado y al marisco son su
aprovechamiento y la conservación de su calidad. No obstante, ambos comparten con otros
alimentos comercializados intensamente en todo el mundo, la posibilidad de actuar como
vehiculizadores?? transmisores de microorganismos patógenos. Algunos alimentos
marinos, en especial los camarones y el atún, se capturan en casi todas las regiones del
mundo y están sujetos a operaciones primarias de manipulación y procesado que varían
desde las altamente sofisticadas a otras muy primitivas, y desde una higiene impecable a
situaciones de suciedad potencialmente peligrosas. Su peligrosidad guarda relación en gran
parte con las condiciones ambientales. Generalmente cuando las temperaturas del agua y
del aire son bajas, los peligros para la salud pública del consumidor son menores que en
zonas tropicales. Las regiones en las que el cólera, la fiebre tifoidea, la hepatitis infecciosa,
la poliomielitis y las enfermedades similares son endémicas, constituyen un peligro mayor
que aquéllas libres de tales enfermedades; esto es especialmente cierto cuando el pescado
52se captura en las proximidades de la costa y en regiones de gran densidad de población
humana. Estos factores debieran tenerse en cuenta al evaluar la necesidad de programas
amplios de control.
Los moluscos, puesto que son animales sesiles que se alimentan filtrando el agua para
concentrar bacterias y virus, pueden convertirse en vehiculizadores peligrosos de
patógenos entéricos. Su peligrosidad es doble porque muchos se consumen crudos o
ligeramente cocidos. La frecuente descarga de desechos humanos en aguas de estuarios,
proximidades de la costa, lagos o ríos, y el aumento constante de las poblaciones de las
ciudades, aumentan la preocupación por estos problemas. Vibrio parahaemolyticus,
Clostridium botulinum tipo E y algunos parásitos, son los únicos microorganismos
potencialmente patógenos para el hombre que aparecen naturalmente en otros alimentos
marinos, además de moluscos lamelibranquios. Un peligro especial lo constituye el
ictiosarcotoxismo, que se limita a ciertos tipos de pescado en situaciones particulares, por
ejemplo la intoxicación por escómbridos (atún), por tetrodón (pez buffer), ciguatera (anguila
negra). De todos estos sólo la intoxicación por escómbridos es e origen microbiano.
La preocupación por el contagio de parásitos a partir del pescado ha sido consecuencia de la
anasakia de Europa y Japón, de ciertos incidentes de enfermedades parasitarias de los
Estados Unidos y de la importancia atribuida al pescado como fuente de infestación humana
por tremátodos en otras partes del mundo. Existe el peligro de transmisión de
microorganismos y parásitos al hombre a partir del pescado y mariscos cultivados en
condiciones artificiales (acuacultura), especialmente si el sistema exige que las excretas
animales o humanas se suministren directamente a los peces y al marisco. La acuacultura
tiene una importancia creciente cuya posibilidad de difusión de enfermedades debiera ser
evaluada convenientemente.
V. parahaemolyticus se halla muy difundido en las aguas marinas costeras, y aunque la
mayoría de los individuos con brotes de toxoinfecciones alimentarias se enferman por este
organismo, se recuperan rápidamente sin problemas. Se ha señalado un pequeño número
de muertes en estos casos y los investigadores japoneses han identificado una cardiotoxina
en esta bacteria. Son tantas las distintas especies de animales acuáticos que el hombre
consume, y están preparadas de formas tan diversas, que en su procesado se incluye el
empleo de la mayoría de las técnicas de conservación y elaboración de alimentos. La
desecación, la salazón, el escabechado, el ahumado y la fermentación siguen empleándose
en los productos de la pesca mediante una serie de tecnologías que van desde unas
extremadamente primitivas a otras muy sofisticadas. Estos productos se expenden en todos
los mercados del mundo. Grandes cantidades de peces, mariscos y productos marinos se
someten a la “apertización” (esterilización comercial), si bien otros se elaboran como
semiconservas. Una porción cada vez mayor de peces y mariscos se congela, ya sea crudos
o sin tratamiento alguno, o bien como productos preparados para su consumo; en los últimos
años estas preparaciones han aumentado mucho. La gran disponibilidad de pescados
troceados procedentes de máquinas deshuesadoras ha acelerado últimamente mucho la
producción de nuevos productos de pescado que se venden fundamentalmente congelados.
La gran diversidad de productos del pescado y su extrema variación en calidad y en el tipo
de técnicas de elaboración utilizadas por la industria, determinan una enorme variedad de
problemas bacteriológicos. Los alimentos que estudiamos incluyen todos los productos
derivados de animales acuáticos, excluidos los mamíferos y exceptuando los aperitivos o los
piensos animales. El término “pescado” se utiliza tanto en sentido específico (referido a los
miembros de las clases Piscis y Elasmobranchia que nadan libremente) como en forma
53genérica para designar a los alimentos marinos, en los que se incluyen también
invertebrados. Los crustáceos comprenden langostas, cangrejos, camarones, gambas y
animales similares dotados de un exoesqueleto quitinoso. Entre los moluscos incluimos
almejas, vieiras, ostras y animales semejantes de naturaleza sesil.
La industria acuícola nacional tiene un excelente récord de prestigio por tener una
producción de calidad y con altos márgenes de seguridad. En efecto, la consistencia de la
calidad del producto ha sido uno de los factores que hacen de la acuacultura una industria
atractiva, por el incremento de la vigilancia, las prácticas de producción, la producción y el
manejo y las prácticas de procesamiento. Esto lo convierte en una industria que puede
competir exitosamente con la de la carne roja y de aves. Entre los patógenos que existen en
los productos acuícolas están:
Bacterias:
Salmonella.
Edwarsiella tarda.
Aeromonas hidrophila.
Plesiomonas shigelloides.
Clostridium botulinum.
Otras bacterias reportadas como agentes potenciales incluyen:
Listeria monocytogenes.
Yersinia enterocolitica.
Campylobacter fetus.
Once especies de Vibrio.
Protozoarios:
Hartmannella tahtiensis.
Naegleria gruberi.
Acanthamoeba culbertsoni.
Tremátodos:
Cinco familias de tremátodos: Heterophyidae, Troglotrematidae, Echinostomatidae,
Microphallidae, Schistosomatidae.
Céstodos:
Diplogonoporus grandis, Diphyllobothrium
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