DIABLO DE LOS NUMEROS

Robert es un niño al que no le gustan las matemáticas, por una parte porque no las entiende y por otra porque su profesor hace las clases poco amenas. Generalmente tiene pesadillas muy desagradables.

Sueña como cosas que quisiera tener y en sus sueños siempre le tocan los peores escenarios. Después de tener un sueño repetidas veces llega a anticipar lo que sucederá y de algún modo aprende a sobrellevarlo.

Un día su pesadilla habitual cambia completamente; sueña con una enorme pradera y en ella conoce a un pequeño personaje que se hace llamar el diablo de los números; en un principio Robert se muestra escéptico ante el autonombramiento de nuevo personaje, sin embargo piensa que es mejor no estar soñando con lo mismo y siguiendo con su plática el diablillo le empieza a dar datos sobre los números queriendo convencerlo de que es cosa fácil, haciéndole notar que todo tiene inicio en el número 1. Incluso empieza a comprobar lo que el diablo le va contando usando una calculadora, hasta que el diablo se pone furioso pues Robert insinúa que puede inferir resultados y no proceder con exactitud y en medio de su enojo explota. Robert despierta y hi acaba lo que es la primera noche.

Para la segunda noche Robert sabe que está empezando a soñar porque siente como se va deslizando hacia abajo como si fuera un tobogán o un palo encebado, cayendo sobre un blando sueño y de repente aparece nuevamente el diablo de los números sorprendiéndole su capacidad para simplemente aparecer. En esta ocasión se encontraba en un bosque formado por puros números unos. A su alrededor había insectos que parecían números y Robert trataba de ahuyentarlos.

Esta vez el diablo se mostraba muy amable y le ofreció sentarse en una seta como en la que lo había encontrado al inicio del sueño. Robert le explica que todo ese escenario es bastante descabellado y que no puede haber salido de su imaginación y hace culpable al diablo. No parece estar tan equivocado ya que el diablo le dice que puede que tenga razón. Siguiendo con su plática le dice que entre los insectos que ya se habían esfumado faltaba el número cero, al cual denomina “un número muy refinado”.

Continuan hablando sobre la numeración romana y tomando como ejemplo el año de nacimiento de Robert le explica la dificultad que tenían los romanos para expresar cantidades debido a que no tenían como representar “la nada”. Robert no cree importante representar el cero pero el diablo le da argumentos del por qué sí lo es. Le menciona la numeración decimal como altos que se pueden dar, gracias a que se cuenta con el cero. Robert piensa que todo eso es muy sencillo, o cual al diablo le parece muy arrogante y cree que no pensaría lo mismo con quebrados. Ahí Robert despierta asustado.

La tercera noche Robert no puede conciliar el sueño tan fácilmente, lo cual quería para demostrarle al diablillo que podía con los retos que le ponía. Esta vez el diablo apareció para decirle a Robert que le tocaba dividir, algo que Robert odiaba, pero que con una simple explicación del diablo lo subestima con lo que diablo enfurece nuevamente.

Luego le explica que hay números de primera, números maravillosos, con los cuales no funciona simplemente dividir. Le apoya llenando una tabla con la que es más fácil visualizar cuáles son estos números al menos del 2 al 50. Además antes de desaparecer le explica como formar números sumando números de primera.

Para la cuarta noche el escenario cambia a una playa. El diablo le hace ver que ha olvidado su calculadora y que tendrá que usar una suya. Entonces le pide que divida uno entre tres. Robert ve el resultado y por más que lo multiplique por tres no llega a dar uno, y con eso empieza a explicarle que hay números que no siguen

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