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DISEÑO DE UN MAPA CONCEPTUAL QUE DÉ CUENTA DE LOS PRINCIPIOS TEÓRICOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL.

piely29 de Mayo de 2014

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PRODUCTO 1.

DISEÑO DE UN MAPA CONCEPTUAL QUE DÉ CUENTA DE LOS PRINCIPIOS TEÓRICOS DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL.

PRODUCTO 2.

DOCUMENTO ESCRITO ACERCA DE LA AGENDA DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN AMÉRICA LATINA, PRESENTADO EN PLENARIA.

En América Latina, la educación ambiental ha recorrido un intenso proceso de debates y de aportaciones. La Educación Ambiental es tratada como un tema innovador e inédito en la confrontación con los sistemas educativos ambientalistas.

En 1972 surge la Educación Ambiental con la Conferencia de Estocolmo (Suecia) llamada Cumbre de la Tierra, diez años después surge en América Latina.

En términos generales la educación presento grandes problemas político-militares, para los años ochenta ya había un rezago económico muy grande. Más tarde en los años noventa se presenta la globalización y las crisis que aún existen. La problemática ambiental es señalada como una problemática del mundo industrializado y es entendida como un problemática ecológica.

En México esta problemática es más vista como un problema socio económico, cultural y político que como problemática ecológica, ya que afecta en muchos aspectos.

De manera gradual, grupos vinculados con la educación popular se hicieron eco de la trascendencia de una visión ambiental en la concepción del desarrollo, buscando enriquecer las corrientes ecologistas o conservacionistas prevalecientes que provenían de los países industrializados.

Diversos grupos de educadores promovieron iniciativas para insertar concepciones ambientales en los planes educativos y para nuevas visiones del desarrollo. Se realizaron cuestionamientos acerca de los modelos de crecimiento y de consumo de los países industrializados, y se señaló la necesidad de avanzar hacia otro concepto de desarrollo al cual podría contribuir la educación ambiental desde una perspectiva crítica y transformadora.

Son años de intensas búsquedas, de logros y de frustraciones. De logros en la inserción de la educación ambiental en los diversos niveles de la educación básica, primaria y secundaria, de incorporación de la educación ambiental en muchos programas y proyectos de sectores públicos y privados, de creación de redes y de experiencias novedosas. Pero también de frustraciones, ante el relativamente escaso impacto de las acciones educativas, de la regular calidad de las propuestas en la educación formal, de la poca preparación del profesorado, y de la cerrada oposición a abrirse a un verdadero cambio de paradigmas.

PRODUCTO 3.

DOCUMENTO COLECTIVO EN DONDE SE UBIQUEN LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y ESTILOS DE LOS PROYECTOS EDUCATIVOS.

La Educación Ambiental ha recorrido un corto pero intenso camino desde que los años finales de la década de los sesenta y principios de los setenta significasen el comienzo de su difusión y su posterior consolidación. 1968 podríamos utilizar como punto de arranque (Novo, 1994)1.

El «nacimiento» comienza frecuentemente con un claro tinte conservacionista e impulsado por la creciente conciencia del deterioro del medio; las experiencias pioneras se relacionan con itinerarios y actividades en la naturaleza, salidas al campo etc., impulsadas por grupos de maestros y profesores innovadores e inquietos que, en distintos países, conseguirán respaldo institucional, creándose organismos, como el inglés «Council for Environmental Education» (1968), que intenta coordinar tal pluralidad de actividades.

La gravedad de los problemas ambientales obliga también, en los círculos académicos más conscientes, a replantear el papel de la ciencia ante ella; distintas materias reivindican su tradición ecológica o sus aportaciones al respecto. Antes de estas fechas el ilustre geógrafo español don Manuel de Terán, escribía un esclarecedor artículo cuyo título es todo un manifiesto al respecto: «Una ética de conservación del paisaje» (1966). En él se esbozaba el nuevo clima, la nueva actitud en relación con la naturaleza y con la Educación (González Muñoz, 1991).

Los orígenes de esta nueva actitud se encuentran, pues, en la amplia crisis ecológica, en las repercusiones sociales que plantea y en la necesidad de dar respuesta desde diversos frentes, entre ellos el que aquí nos ocupa, el campo de la Educación y de los sistemas escolares.

Todo esto se produce, además, en momentos en que los sistemas educativos se encuentran también acuciados por la urgencia de reformas que los hagan más aptos para responder a los desafíos sociales, culturales, económicos y profesionales que se le presentan desde diversas instancias.

Pero el desarrollo de la Educación Ambiental en el sistema educativo sólo será posible si este sistema es capaz de adaptarse a sus necesidades y si ella, a su vez, consigue obligarlo a un profundo cambio que replantee desde los fines hasta los contenidos y metodología de sus enseñanzas; interacción creadora que redefina, en fin, el tipo de persona que queremos formar y los escenarios futuros que deseamos para la humanidad.

La Educación Ambiental -la cual de aquí en adelante denominaremos E.A.- se presenta hoy con un cuerpo sólido de objetivos y principios y con unos contenidos y una metodología que le son propios. Y al mismo tiempo son ya numerosos los sistemas educativos de distintos países que la han integrado en su seno con distintas fórmulas.

De objetivos didácticos a criterios ecológicos

Todas las inquietudes en favor del medio se concretaron en la aparición de una nueva concepción educativa en relación con su estudio; una concepción educativa con raíces antiguas pero que crecía y se desarrollaba ante la acuciante necesidad de poner freno al deterioro medioambiental y de dar respuesta, también desde la Educación, a una problemática que empezó entonces a ser vislumbrada por políticos y técnicos y a tener su reflejo en la calle.

Existía el uso del medio como instrumento didáctico y un deseo explícito de educar en la naturaleza. Esta se consideraba como una fuente de conocimientos y de formación para los niños. Así, para Rousseau (l7l2-l778), por citar algún autor representativo, «la naturaleza es nuestro primer maestro»; para Freinet «la enseñanza de las ciencias tendría que basarse exclusivamente en la observación y la experiencia infantiles en el mismo medio» (l973). En España baste recordar la Institución Libre de Enseñanza y la obra de Giner de los Ríos.

En nuestros días, no obstante, lo que va a aparecer es una nueva visión pedagógica, no basta con enseñar desde la naturaleza utilizándola como recurso educativo, hay que educar para el medio ambiente, hay que presentar y aprender conductas correctas hacia el entorno, no solo conocerlo. Se trata de un nuevo entendimiento de las relaciones del ser humano con el entorno: la concepción de la naturaleza no como una fuente inagotable de recursos a nuestro servicio sino como un ecosistema frágil que tiene sus propias exigencias que hay que respetar en nuestro propio interés. Se pasa así de objetivos psicológicos y didácticos a criterios de tipo ecológico.

Como escribe Novo (l988) (a quien seguimos en este apartado), «El medio, entonces, comienza a ser denominado ‘medio ambiente’ en un proceso de enriquecimiento semántico que interpretamos como muy clarificador. La naturaleza ya no solo está ahí, pasiva para que el hombre se sirva de ella y la utilice; ya no es solamente un ‘medio’ para satisfacer las necesidades humanas. La naturaleza es, a la vez, ‘ambiente’ del hombre, aquello que le rodea y le permite vivir, aquello que condiciona la existencia misma de la humanidad, incluso su supervivencia. Este ‘ambiente’ tiene en sí mismo sus reglas, presenta un funcionamiento sistémico, unas exigencias y es, en definitiva, el espacio de acción-reacción en el que los hombres pueden avanzar, no 'a costa de' los demás elementos del sistema, sino en interacción dinámica con ellos» (p. 34).

Naturalmente este cambio en el enfoque educativo y el nuevo interés por la enseñanza del medio, ahora «ambiente», viene originado por la ya aludida necesidad de detener el deterioro ambiental y por la conveniencia de que la Educación colabore decisivamente a ello. Los años finales de la década de los sesenta y principios de los setenta- según ya se ha indicado- marcan el comienzo de esta nueva concepción educativa, que se asienta en la tradición ya existente y en los avances de la investigación psicopedagógica para buscar una nueva Educación.

En Europa, el Reino Unido, Escandinavia, Francia... serán pioneros en un movimiento que, puesto en práctica en la escuela por el profesorado con muy diversas experiencias y reclamado por él, alcanza rápidamente un reflejo institucional, tanto a nivel nacional como internacional. En Iberoamérica estas inquietudes buscarán también muy tempranamente su traducción al sistema educativo. En los distintos países se crean materiales y guías, se nombran coordinadores, se dan instrucciones oficiales... Pero también las grandes instituciones internacionales van a ocuparse de ella y a impulsarla. Veamos los principales momentos de una estrategia que nos permitirá acercarnos, quizá más fácilmente, al concepto y características de la E.A.

De los estilos de proyectos educativos.

Existen cinco tipos de estilos de proyectos de investigación ambiental, de los cuales se enlistarán sus características más importantes:

Unidisciplinar.

 Poco común, proyectos

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