De La Teoría A La Practica

De la teoría a la práctica.

A lo largo de mi experiencia en práctica, he desarrollado diferentes habilidades relacionadas con la observación, pues con ella he desarrollado la capacidad para tomar notas acerca del desarrollo en el que se encuentran los niños, sus intereses, gustos, también que tanto trabajan, como trabajan, de esta modo, la observación me ha permitido presentar actividades novedosas de acuerdo al nivel y modo en que los niños trabajan, elegir las estrategias adecuadas para el buen desarrollo de las actividades; por lo cual la observación es la herramienta más indispensable para poder planear, pues es el primer instrumento que se utiliza, pues en ella te apoyas para tomar decisiones en cuanto a cómo vas a enseñar y como lo puedes enseñar, así como todos los medios educativos que puedes utilizar para un buen proceso de enseñanza aprendizaje.

De tal manera otra cosa que aprendimos a desarrollar en estas jornadas de prácticas es a tratar de manera adecuada a los niños, maestras y padres de familia, desarrollamos un buen tacto pedagógico.

El tacto pedagógico es la habilidad consciente que permiten a un profesor actuar de manera improvisada en las situaciones educativas, que siempre están cambiando. Las situaciones educativas son siempre variables porque los estudiantes no son nuca los mismos, el profesor no es nunca el mismo, el ambiente no es siempre el mismo, el tiempo no es siempre el mismo. Debemos actuar conforme a las situaciones en el aula.

El tacto proporciona una forma nueva e inesperada a las situaciones imprevistas. La planificación detallada y cuidadosa de la clase contribuye a una buena enseñanza, debemos tomar en cuenta las necesidades del alumno. Planificar es considerar detenidamente, anticipar, imaginar cómo pueden ir las cosas, cómo pueden experimentar o ver las cosas los niños, es decir debe de ser flexible a cambios. En situaciones imprevistas el profesor tiene que saber instantáneamente qué decir o hacer para poder, con tacto, modificar o reorientar la clase de forma responsable y receptiva desde el punto de vista pedagógico.

El gesto de tacto debe dejar huella en el niño. Un profesor bueno, puede dejar huella en los alumnos, hacerlos crecer de una manera impresionante y ellos estarán agradecidos por la eternidad, y aunque uno quizás no los recuerde nosotros estaremos en su mente de por vida. El verdadero aprendizaje tiene lugar cuando el conocimiento, los valores y las aptitudes que adquirimos tienen algo que ver con la persona en que nos estamos convirtiendo. La personalidad es lo que uno le preocupa cuando tiene que actuar delante de los demás. El profesor es el estereotipo del niño.

La teoría pedagógica es, en última instancia, una cuestión práctica. Sea cual sea el conocimiento pedagógico que adquiramos, las ideas sobre enseñanza, educación paterna o cuidado de los niños que tengamos, este conocimiento tiene que tener consecuencias sobre nuestra convivencia con los niños.

Los profesores que tienen tacto hacen que lo difícil resulte fácil. Debemos de bajarnos al nivel de los niños para que sepamos lo que aprenden y captan y lo que no, muchos son tímidos para decirlo y debemos de verlo en sus caras cuando se comprendió o no el tema.

El tacto se interesa por el interés del niño. El es una palabra que describe la forma que tiene una persona de estar en el mundo. Interesarse por algo es estar en medio de algo, tomar parte en algo o mantener una relación afectiva con algo. Estar interesado en alguien es estar intensamente entregado a algo o a alguien.

La disciplina con tacto genera autodisciplina. La disciplina en el aula, no solamente es orden que imponen los adultos con respecto al comportamiento de los niños. La actitud de una persona hacia la disciplina es

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