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Democracia, Gobernabilidad y Legitimidad

BBR76Tutorial5 de Agosto de 2011

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Democracia, Gobernabilidad y Legitimidad

Realizado Por:

San Cristóbal, Marzo de 2010

INTRODUCCIÓN

Desde sus orígenes la democracia es considerada como una forma de gobierno que está representada por el respeto a los derechos humanos y las libertades, por lo que su ejercicio es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos.

En la democracia es necesario mantener abierto los canales de la participación ciudadana porque de esta manera se estaría garantizando un equilibrio entre la intervención de la sociedad civil y la capacidad de decisión de los gobiernos. Es indispensable para un régimen democrático contar con el apoyo y el respaldo de los ciudadanos, quienes ejercen uno de sus derechos a través del voto.

Desde 1958 en Venezuela los comicios electorales han sido un instrumento esencial para promover y fomentar la participación de los venezolanos y poner en práctica la democracia, de modo que los gobernantes han sido elegidos mediante el voto directo, secreto y personalizado.

No obstante, con el tiempo la participación no sólo está basada en el derecho al voto sino que también ha sido un medio para que la ciudadanía se manifieste y pueda influir en las políticas públicas.

La Legitimidad se conoce como grado de aceptación de una autoridad por parte de aquellos a quién gobierna. La Legitimidad puede ser de origen o formal (ganada en las urnas) y, “Legitimidad sustantiva” que, para estos autores, es una Legitimidad sostenida en el tiempo. Un buen gobierno es el que se gana la Legitimidad cada día y por lo tanto, no pierde la confianza de los ciudadanos.

Los términos de buen gobierno, eficacia y eficiencia (Legitimidad) y gobernanza (gobernabilidad) entendida como capacidad de gobierno y donde la participación ciudadana es un eje principal, marcan las tendencias actuales y constituyen verdaderos e innovadores retos para los gobiernos, inmersos en la sociedad del conocimiento y en un contexto complejo y globalizado.

La libertad es uno de los ideales más preciados de la modernidad, pero cuando está mal elaborada puede convertirse en un “delirio de autonomía”

Victor Frankl

Contenido

Democracia

La democracia y sus diversas expresiones históricas

Los valores o fines de la democracia

La democracia como método

La democracia en América Latina

De la democracia representativa a la democracia participativa

Apoyo a la democracia

Gobierno

Elecciones

El Estado

La Participación ciudadana

Gobernabilidad

Concepto

La gobernabilidad se refiere a dos acepciones principales

Orígenes

Diagnóstico

Por el lado neomarxista

Por la Comisión Trilateral

Aproximaciones conceptuales

Posición polítológica

Posición pluridimensional

Posición intermedia

Resumen

Enfoques y aproximaciones sobre gobernabilidad

Gobernabilidad democrática

La gobernabilidad democrática y seguridad regional

Legitimidad

Concepto

Conceptualización de la Legitimidad.

Legitimidad en términos jurídicos

La validez

La justicia

La eficacia

Legitimidad en Filosofía

Legitimidad en sentido político

Autores de legitimidad

Legalidad Vs. Legitimidad

Democracia

El concepto de democracia, en términos generales, puede expresarse a través de dos concepciones básicas: la concepción crítica, que desarrolla un concepto normativo respecto de los valores al expresarlos como un concepto ideal-teleológico que persigue la autodeterminación de los seres humanos, y por otro lado, la concepción positivista, que entiende la democracia como procedimiento para la toma de decisiones.

De aquí arrancarían dos concepciones clave: una, de carácter sintético, que exige el principio del gobierno representativo y responsable sujeto a control parlamentario y al de las elecciones, y otro, de carácter comprensivo, que entiende la democracia como un sistema institucional que tiene la finalidad de tomar decisiones, y donde los individuos adquieren el poder de decidir mediante un proceso de elección colectiva en un ámbito de competencia.

Esto nos lleva a considerar tres concepciones importantes en el análisis de los regímenes democráticos:

1. La concepción individualista de la democracia que parte de una concepción racionalista del individuo.

Así, por ejemplo, DOWNS considera a los individuos como votantes (clientes), y a los partidos políticos como oferentes de políticas públicas. La democracia es el mercado en el que los votos les sirven a los individuos para adquirir determinadas políticas.

2. La concepción colectivista o socialista, que se estructura sobre tres ideas principales:

• La idea de democracia social (socialdemocracia), que implica la extensión de la ciudadanía social, de los derechos sociales.

• La idea de democracia económica: que supone la reducción de la desigualdad por razones de riqueza, mediante procedimientos de socialización.

• La idea de democracia industrial que determina la participación de los trabajadores en los procesos de producción.

3. La concepción procedimental de la democracia, que parte de los análisis de SCHUMPETER y DAHL, entre otros, y que asegura que la democracia es un procedimiento que garantiza la propia democracia, lo que requiere ciertos requisitos como: libertad de asociación y organización política; libertad de expresión; derecho al voto y capacidad electoral activa y pasiva no restringida; competencia electoral pacífica entre líderes y entre partidos políticos; existencia de una información plural y fiable y en suma, disponer de procesos electorales periódicos, libres, fiables y suficientemente tutelados.

La democracia y sus diversas expresiones históricas

El concepto de democracia ha sido repropuesto y reformulado en todas las épocas, sin embargo, es en Herodoto donde el término democracia aparece por primera vez, y significa, traduciendo literalmente del griego, poder (kratos) del pueblo (demos). (Sartori, 1992:27).

En la actualidad, un análisis de la discusión contemporánea en torno al concepto y al valor de la democracia no puede prescindir de una referencia a la historia.

Haciendo breve mención a la teoría de la democracia, se encuentra que en ella confluyen tres tradiciones históricas de pensamiento político:

a) la teoría clásica, transmitida como teoría aristotélica, de las tres formas de gobierno, según la cual la democracia, como gobierno del pueblo, de todos los ciudadanos o bien de todos aquellos que gozan de los derechos de ciudadanía, se distingue de la monarquía, como gobierno de uno solo, y de la aristocracia, como gobierno de pocos; hay sin embargo que acotar que Aristóteles clasificó a la democracia entre las formas malas de gobierno (Sartori, 1992:27)

b) la teoría medieval, de derivación romana, de la soberanía popular, con base en el cual se contrapone una concepción ascendente a una concepción descendente de la soberanía según que el poder supremo derive del pueblo y sea representativo o derive del príncipe y sea transmitido por delegación del superior al inferior.

c) la teoría moderna, conocida como teoría maquiavélica, nacida con el surgimiento del estado moderno en la forma de las grandes monarquías, según la cual las formas históricas de gobierno son esencialmente dos, la monarquía y la república, siendo la antigua democracia una forma de república (la otra es la aristocracia) donde tiene origen el cambio característico del periodo prerrevolucionario entre ideales democráticos e ideales republicanos, y el gobierno genuinamente popular es llamado, antes que democracia, república.

En las generalizaciones anteriores resulta claro el sentido negativo que se le otorgaba al término democracia en la época antigua; la experiencia de las democracias antiguas fue relativamente breve y tuvo un recorrido degenerativo (Sartori, 1992:27).

Cabe considerar por otra parte que, a partir del siglo XIX en adelante, la palabra adquiere un nuevo auge y poco a poco adquiere un significado elogioso, y es que su sentido ha sido reformulado a lo largo de los siglos; la democracia que practicamos hoy día no es similar a la de los antiguos: mientras que el discurso de los antiguos era relativamente simple, el discurso moderno sobre la democracia es sumamente complejo.

En este sentido, Sartori (1992:28) distingue tres aspectos: democracia como principio de Legitimidad, democracia como sistema político llamado a resolver problemas de ejercicio del poder y democracia como ideal.

Los valores o fines de la democracia

El concepto de valores o fines de la democracia debe ser delimitado en un doble sentido. En primer lugar, es preciso distinguir los valores estrictamente democráticos de los valores éticos, sociológicos, o incluso políticos vigentes en una determinada sociedad, y más concretamente, en una sociedad democrática.

Es evidente que estos valores sociológicos, culturales, entre otros, condicionan tanto el contenido de los valores y fines democráticos, como su realización. Pero una cosa es que tales valores incidan en el sistema democrático, y otra muy diferente es cargar sobre la democracia la responsabilidad de diseñar tanto modelos de comportamiento individuales como un modelo de sociedad.

La

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