Derecho a la resistencia

Derecho a la resistencia

Las manifestaciones en Ecuador se dieron con una serie de movilizaciones a nivel nacional, que iniciaron el 13 de junio y finalizaron el 30 de junio del 2022, las mismas fueron convocadas por varias organizaciones sociales, principalmente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) bajo el liderazgo de Leonidas Iza presidente de esta. El origen de las protestas fue el descontento de la población indígena en contra de las políticas del gobierno de Guillermo Lasso. La manera en la que se desarrolló el paro nacional no fue la mejor e incluso trajo consigo muchas consecuencias. A lo largo de los 18 días de protestas se dejaron alrededor de 500 millones de pérdidas económicas, 11 muertes y 1340 personas heridas. Además, varios sectores como el turístico, agrícola, florícola, lácteos y textil quedaron muy golpeados (Briceño, 2022) El derecho a la resistencia ciudadana no puede ser el justificativo para actos vandálicos. La resistencia debería servir para oponerse a la opresión, para combatir la arbitrariedad y defender los derechos y los actos vandálicos van en contra de los derechos de la comunidad. Además, se puede ver como en el derecho a la resistencia se recurre a la violencia y el mismo se convierte en factor de desestabilización y desorden. Esta situación no solo perjudica a un grupo en específico, sino al país en general ocasionándole un retroceso completo.

Muchas personas creen que saliendo a las calles y dañando las propiedades públicas van a ser escuchados y van a tener las respuestas que tanto desean. Consideran que así van a lograr algún cambio cuando lo único que ocasionan es más caos. Así mismo piensan que la violencia es la única salida y solución al problema. Aseguran que nunca son escuchados y que por eso se ven obligados a tomar medidas drásticas para así obtener una respuesta por parte del gobierno. ¿pero será que la violencia es una forma efectiva de resistencia?

Por otro lado, las marchas pacíficas siempre serán la manera correcta de cómo deberíamos actuar ante este tipo de situaciones. La resistencia debe resistir la opresión, oponerse a la tiranía y proteger los derechos y las acciones destructivas que van en contra de los derechos de la comunidad. Si bien la constitución reconoce el derecho a la resistencia “Art 98 Constitución del Ecuador”, este de ninguna manera debe darse, el hecho cerrar carreteras, cortar las llantas de los vehículos, saqueos, el no permitir que la gente trabaje, estudie y realice sus actividades cotidianas paraliza a todo un país. Eso son actos injustificados porque terminan vulnerando los derechos de otros e interrumpiendo sus medios de producción. Si bien los ciudadanos tienen derecho a la resistencia, esta no puede ser sinónimo de violencia. La resistencia debe usarse justamente para eliminar la violencia de todo tipo, no para seguir reproduciéndola.

Los indígenas y otros grupos como los feministas se encuentran en resistencia mientras son ellos los que dañan y destruyen el país, no solo económicamente sino físicamente. Entonces la resistencia se convierte en abusiva porque, en muchos casos, se la usa como excusa para romper los derechos de quienes no quieren plegar al paro o no comparten la forma en lo que el reclamo se hace, cuando es a través de actos delictivos. Definitivamente la violencia incita más violencia y hace que de una u otra manera la gente abuse, creando un desorden y desequilibrio en el país. Al mismo tiempo esto hace que los delincuentes que no tiene nada que ver se aprovechen de la situación y creen más caos y alboroto en el país.

En conclusión, existen otras maneras de reclamar nuestros derechos, pero definitivamente la violencia no es una esas. Todos tienen la posibilidad de salir a las calles a reclamar las cosas con las que no están de acuerdo, pero siempre pacíficamente. Los saqueos, restricciones, cierre de calles, entre otros lo único que dejó fueron perdidas en el país y recuperarse por completo será complicado y tomará muchos años. Esto nos deja pensando mucho y entonces nos preguntamos ¿cómo resistimos sin violar los derechos de las demás personas y qué podemos hacer para ser escuchados?

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