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Despierta Baby


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  3.065 Palabras (13 Páginas)  •  392 Visitas

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¡DESPIERTA, BABY!

Esta bastante claro lo que queremos (darnos la buena vida) pero no lo esta tanto eso de la buena vida. Y es que querer la buena vida no es un querer cualquiera, como por ejemplo los quereres simples (lentejas, cuadros, etc.) se fijan en un solo aspecto de la realidad: no tienen perspectiva de conjunto, pero no solo de superficialidades vive el hombre.

La muerte es una gran simplificadora, cuando alguien esta a punto de morir se olvida de los más mínimos detalles de la vida (que son los que hacen diferencia), y se dedica solo a esperar el momento trágico. La vida en, cambio, es siempre complejidad y casi siempre complicaciones. Si rehuyes de toda complicación y buscas la gran simpleza no se busca vivir mas y mejor, sino morirte de una vez.

La verdad del materialismo es que las cosas que tenemos nos tienen ellas también a nosotros en contra partida. Lo grave del asunto es tratar a las personas como cosas. Y la mayor complejidad de la vida es precisamente que las personas no son cosas.

Para comprender en que consiste eso de darse la buena vida hay que desengañarse de las cosas y del materialismo y no dejarse influenciar por los demás.

Si los hombres fuésemos simples cosas, con lo que las cosas pueden darnos nos bastaría. Pero eso es una complicación: que como no somos puras cosas, necesitamos cosas que las cosas no tienen. Cuando tratamos a los demás como cosas, lo que recibimos de ellos son también cosas, pero de esa forma nunca nos darán esos dones mas sutiles que solo las personas pueden dar.

En resumen, esa complicidad fundamental que solo se da entre iguales, no nos pueden ofrecer más que a otras personas a las que tratamos como tales. Lo del trato es importante porque los humanos nos humanizamos unos a otros. Al tratar a las personas como a personas y no como a cosas estoy haciendo posible que me devuelvan lo que solo una persona puede darle a otra.

A veces uno puede tratar a los demás como a personas y no recibir mas que coses, traiciones o abusos, pero al menos contamos con el respeto de una persona, aunque no se mas que una: nosotros mismos. Al no convertir a los otros en cosas.

Para darse la buena vida es necesario escuchar nuestra voz interna y cumplirla de tal modo que nos satisfaga a nosotros mismos, sin oír los rumores de los demás.

Precisamente la ética lo que intenta es averiguar en que consiste en el fondo, mas allá de lo que nos cuenten o de lo que vemos, esa buena vida que nos gustaría vivir. Para todo ello se necesita poner atención que es, la disposición a reflexionar sobre lo que se hace y a intentar precisar lo mejor posible el sentido de esa buena vida que queremos vivir. Sin cómodas pero peligrosas simplificaciones, procurando comprender toda la complejidad del asunto de este vivir humanamente.

La primera e indispensable condición ética es la de estar decidido a no vivir de cualquier modo: estar convencido de que no todo da igual.

La moral nos enseña a comprender porque ciertos comportamientos nos convienen y otros no, comprender de que va la ética y que es lo que puede hacerla "buena" para nosotros los humanos. Pero la última palabra la tenemos nosotros, nadie puede ser libre por nosotros.

CONCLUSIÓN

No tener perspectiva de conjunto es simplificar, el dinero e incluso la muerte es simplificar. La vida en cambio es complejidad y complicaciones. "Lo que poseemos nos posee" y pasamos la vida creyendo que atesorar cosas es vivir, y no reparamos en pensar que de las cosas sólo salen cosas. Como humanos necesitamos una complicidad fundamental que sólo se da entre iguales. Las traiciones y los abusos se dan, pero convertir a los demás en cosas es la forma incorrecta de defender el derecho propio a no ser tratado como tal. Ya que ninguna buena vida puede ser sin cosas, es básica la atención, es decir, la reflexión acerca del sentido de esa buena vida. Como condición ética principal está no tomar la certeza de la muerte como un pretexto para vivir de cualquier modo, sino intentar comprender a cada momento de qué está tratando la vida y cómo se la hace buena para uno, no para los demás, pues "nadie puede ser libre por ti."

CAPITULO SEXTO

APARECE PEPITO GRILLO

La única obligación que tenemos los hombres en esta vida es no ser moralmente imbéciles. La palabra imbécil, viene del latín baculus que significa "bastón": el imbécil es el que necesita bastón para caminar. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu el débil y cojitranco, hay imbéciles de varios modelos a seguir:

a.El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual

b.El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se presenta

c.El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Todo lo que hace esta dictado por la opinión mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.

d.El que sabe lo que quiere y que quiere y, más o menos, sabe porque lo quiere pero lo quiere, con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana

e.El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a si mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida con lo perjudicial.

Todos estos tipos de imbecilidad necesitan bastón, es decir necesitan apoyarse en cosas de fuera, ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la conciencia.

Ser tonto no es lo mismo que la imbecilidad, carecer de facultades raciocinas no tiene nada que ver con estar equivocado con el precepto de la buena vida, es decir que los conocimientos humanos no le interesan a la ética para determinar en que consiste eso de la buena vida.

Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia, pero la conciencia no se adquiere por azares del destino, aunque hay personas que tienen desde pequeños un buen "oído ético" y un buen "gusto moral"

La conciencia que nos curara de la imbecilidad moral consiste en:

a.Saber que no todo da igual porque queremos realmente vivir bien, humanamente bien

b.Estar dispuestos a fijarnos en si lo que hacemos corresponde a lo que de veras queremos

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