Desreción Escolar

DESERCIÓN ESCOLAR

El desarrollo de la infancia entre los 6 y los 11 años de edad es decisivo para consolidar las capacidades físicas e intelectuales, para la socialización con las demás personas y para formar la identidad y la autoestima de los individuos.

La familia, la comunidad y la escuela son esenciales en esta etapa de crecimiento, que requiere de condiciones adecuadas para lograr el desarrollo para el aprendizaje, el juego y el descubrimiento, así como para estimular la motricidad y la creatividad.

La educación que reciben los niños en el hogar, forma las bases para que, al ingresar al sistema escolarizado, alcancen paulatinamente logros significativos que los conduzcan a una vida de calidad, al desarrollo de todo su potencial humano y a la integración de grupos sociales de alta competitividad.

Para el alcance de una vida competitiva es indispensable proyectar ésta a largo plazo, tomando en cuenta que es en los primeros años de su existencia que formará su identidad y al hacerlo logrará parte medular de su formación. Las definiciones de identidad nos llevan a pensar que las experiencias que vive una persona forman parte de su educación, de su formación y en conjunto le dan identidad, personal y colectiva. Existe una identidad cultural, la cual está formada por las representaciones de la realidad, y tal identidad se construye en el proceso de socialización (Jaramillo, 2005).

“La identidad como categoría cultural, hace parte del bagaje bio-psico-social y espiritual del hombre, a quien no lo es dado desconocerla, pero sí, plantearse nuevas formas y modos de relación donde tiene cabida la diferencia ontológica” (Hoyos, 2005)

Es importante reconocer que la identidad de los individuos se forma del entorno educativo en que se desenvuelven, su familia, su comunidad, y en general todo el contexto con el que interactúa a lo largo de su vida.

La escuela, constituye el primer contacto con la educación formal y es en esta etapa en que reafirma lo que aprende en la casa: los valores, las formas de comportamiento, en general, las condiciones (apropiadas o no), que formaran su identidad. Cuando el individuo en etapa de su primera formación, recibe patrones de identidad no favorables, se encuentra ante posibles tropiezos, fracasos en su formación, que indudablemente también impactarán su vida a futuro, en el presente, y que son parte de su identidad colectiva, por lo que una sociedad es por lo tanto responsable de esa identidad mal entendida o exitosa, buena o mala. La educación que reciba en la escuela, en este caso, del colectivo, se reafirmará en lo individual para formar su identidad. El fracaso escolar es parte de esa identidad y del entorno que lo rodea.

No se puede hablar de fracaso escolar, sin involucrar los roles que en la familia han desempeñado padres, hermanos, y otros miembros, así como los amigos y compañeros, profesores y autoridades, que si bien no pertenecen a la familia básica, sin duda son parte importante de la identidad que va formando el pequeño

Por diferentes causas, en algún momento de su vida escolar, muchos chicos abandonan parcial, temporal o definitivamente la escuela.

Este hecho, que en casos se reviste de la idea de “buscar nuevo ambiente para el chico”, (eso en el mejor de los casos), en otros se convierte en un fracaso total que acompaña el resto de su vida al adolescente, al niño o al joven según sea el momento en que deja la escuela.

El tema de la deserción escolar, es sin duda, un tema de actualidad; no se puede hablar de alumnos que abandonan la escuela en épocas anteriores a los cambios de modelos educativos que se dieron a partir de los años 90 en nuestro País. Sin embargo, estos cambios no han sido los únicos determinantes que han elevado las cifras de abandono que se conocen por encuestas e investigaciones realizadas tanto a nivel nacional como en toda Latinoamérica.

De hecho, el tema del abandono a la escuela, en edad escolar, es un fenómeno social correlacionado con una situación socioeconómica de características similares por las que atraviesan la mayoría de los países en América Latina.

La deserción escolar esta asociada a condiciones de diversa índole, pero todas, o casi todas, obedecen a causas relacionadas con la pobreza, con la falta de oportunidades, con las bajas expectativas que alcanzan los niños, niñas y adolescentes entre los 6, 10, 15 y 19 años de edad; (considerando el momento en que dejan de asistir a la escuela, a la mitad de la primaria, al final de esta o al inicio o final de la secundaria).

La deserción escolar es un fenómeno presente tanto en los sistemas educativos de países industrializados, como en vías de desarrollo. (Lamb, 2011). Sin embargo, los países en vías de desarrollo, o con un desarrollo moderado, han sido los que más impacto sufren por el crecimiento de la población adolescente que abandona la escuela antes de concluir sus estudios y repercuten en la dinámica económica y social de todo el resto de la sociedad.

(Navarro, 2001), dice que la deserción escolar, como fenómeno que incide en el rezago educativo de la población, está presente en todos los niveles que componen el Sistema Educativo Mexicano. Se han usado distintos términos para referirse a este fenómeno, entre otros: retiro,

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