Diagnosticar Una Institución Educativa

Pensar las prácticas institucionales supone interrogarse acerca de qué entendemos por institución y cómo las prácticas sociales se imbrican en la urdimbre que la conforman. Estas prácticas no pueden pensarse al margen de la relación que guarda con otras identidades ni interna ni externamente. De ésta manera se reivindica la dimensión productiva de la educación como práctica social generadora de múltiples sentidos, y la dimensión política de la misma que permite la vinculación educación-política-cultura (Grosso, J.L. 2008). Esto es pensar la práctica pedagógica como práctica que constituye e interpela a los sujetos, los integra a un orden simbólico, define cánones de lectura y posibilita la transmisión y recreación de la cultura. Este sujeto interpelado se constituye en tal cuando se lo ata, relaciona, incluye en una cultura, en un lenguaje, a una ley y se lo ubica en un tiempo histórico y con en ello se lo hace partícipe de una memoria colectiva, y por consiguiente le da la posibilidad de participar en un futuro. Esta socialización lo marca definitivamente y, aunque parezca un hecho colmado de violencia, nada más grave podría ocurrirle a un ser que no ser sujetado, lo cual le garantiza límites y rescate. Sin sentidos no hay humanización ella depende del entrecruzamiento de la cultura, el lenguaje, la sociedad y las Instituciones, son conceptos que se solidarizan uno con otro. La sociedad ha diseñado organizaciones cuyo mandato específico tiene que ver con este proceso de formación porque se trata de producir sujetos, quienes a su vez estarán en condiciones de reproducir esa misma sociedad En la escuela las inscripciones subjetivantes corren por cuenta o están a cargo de quien ocupa el lugar de profesor, es éste quien cuadricula el espacio, quien ejerce la vigilancia y quien ejecuta la sanción, de esta manera la subjetividad al estudiante le viene desde el afuera, órdenes, normativas y disposiciones que serán incorporadas como si fuesen propias. Así de las marcas en el cuerpo a las inscripciones en el alma, este cuerpo-alma se convierte en la nueva superficie donde se escribirá la historia del individuo. Doménech y Tirado (2001), insisten en sostener que ”…el cuerpo es esa suerte de tejido que puede ser modelado, trabajado, inscrito con hábitos y normas, inscrito con gestos que duren más allá de las paredes de la institución, es decir, grabado en la historia…”

Por todo lo que se ha venido exponiendo, la subjetividad, como interioridad, como constructo,

como modo particular, único y singular de mirar, comprender, pensar, adaptar, usar, recrear,

innovar, se construye y ese proceso de construcción entraña el misterio de la humanización, en el cual familia y escuela asumen un rol fundante

El psicólogo social Héctor Rougier sostiene que la familia y la escuela constituyen formas de organización de los procesos sociales cuya capacidad de configuración identitaria nadie pone en duda, aunque su resultante sea tantas veces tan poco anticipable. Es que tanto una como otra ocupan esa zona de intermediación mediatizadora que les confiere dramática determinación como forma organizativa, al tiempo que les adjudica capacidad para anticipar el presente y el futuro a través de los sujetos que configura para tiempos que, en rigor, no son de su incumbencia.

El término institución ha sido objeto de múltiples definiciones las cuales poseen amplias connotaciones. Tratando de evitar confusiones se propone asumir el concepto de Institución como el sistema de significaciones de un grupo particular y en un lugar singular. Ese cuerpo de sentidos que funda, cohesiona y reproduce una sociedad para perpetuarse. En cuanto a la Institución escuela particularmente, presenta componentes básicos que las hace características, ellos son:

o Un espacio material con equipamientos e instalaciones.

o Un conjunto de personas capacitadas específicamente.

o Un proyecto vinculado a un modelo de mundo y persona social expresado en un currículo.

o Una tarea que vehiculiza el logro de los fines y sufre división del trabajo.

o Una serie de sistemas de organización que regula las relaciones humanas.

Todo esto funcionando en un espacio geográfico, en un particular tiempo histórico y en el nivel simbólico de una singular trama de relaciones sociales.

Los modelos y estilos institucionales se justifican a través de las representaciones y concepciones que le son propias. Concepciones acerca de la educación, la escuela y el aprendizaje, de las que fácilmente se deriva que el modelo institucional es la mejor forma de respuesta a los fines del establecimiento. Representaciones (imágenes compartidas, sociales, construcciones virtuales con efecto de realidad, de verdad) acerca de la institución que complementan las concepciones de un orden natural en que las cosas no pueden ser de otro modo.

Toda expresión social es discurso, ya sea verbal o no verbal, es decir desde la gestualidad, los ritos, la emblemática son formas discursivas que circulan y las cuales son interpretadas y realizadas. Lo discursivo son imágenes, representaciones, palabras, actos. Si se preguntara por los motivos de las emociones o reacciones compartidas se podrían mencionar un sinfín de racionalidades, saberes, que no son

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