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Diversidad Bajo Sospecha


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  1.575 Palabras (7 Páginas)  •  2.567 Visitas

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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE

“DR. LUIS ARIENTI”

“SEMINARIO DE INTEGRACIÓN ESCOLAR”

Tema: “Diversidad Bajo Sospecha”

Profesora: Francisconi, Alfonsina

Integrantes: Aldáz, María del Rosario

Allois, Celina

Bonnet, Diana

Borgeto, Viviana

Ochoa, María Betina

Zaris, Romina

DIVERSIDAD BAJO SOSPECHA

Este artículo se propone poner en suspenso ciertas retóricas sobre la diversidad y sugerir que se trata de eufemismos que tranquilizan nuestras conciencias. La cuestión es interrogarnos sobre nuestras representaciones acerca de la alteridad.

Presentamos tres formas en que la diversidad ha sido enunciada, configurando los imaginarios sociales sobre la alteridad:

1. EL OTRO COMO FUENTE DE TODO MAL

La modernidad construyo estrategias de regulación y de control de la alteridad, entre ellas: la demonización del otro; su transformación en sujeto ausente, es decir, la ausencia de las diferencias al pensar la cultura; su invención, para que dependa de las traducciones “oficiales”; su permanente y perversa localización en los discursos y prácticas institucionales, vigilando permanentemente las fronteras; su oposición a totalidades de normalidad a través de la lógica binaria.

Las formas de narrar la alteridad son formas de representación que diluyen los conflictos pero si la cultura es, de acuerdo con Bhabha, un territorio de diferencias que precisa de traducciones, el problema es quien traduce a quien. Por esto la representación de los otros esta atravesada por eufemismos. Sin embargo, esas formas no son neutras y generan consecuencias en esos otros.

La modernidad denominó de distintos modos el componente negativo: marginal, indigente, loco, deficiente, drogadicto, etc.

Las oposiciones binarias sugieren siempre el privilegio del primer término sobre el otro, no existe fuera del primero sino dentro de él como su inversión negativa.

La alteridad para formar parte de la diversidad cultural “bien entendida” debe despedirse de sus marcas identitarias y ser como los demás.

La alteridad es utilizada para justificar lo que somos. Necesitamos del otro para poder nombrar la barbarie, la herejía, la mendicidad, etc., y para no ser nosotros los bárbaros, herejes y mendigos.

En la educación este mito constituyó el pilar fundacional. Sarmiento creyó que era la barbarie el origen del drama argentino. La promesa educativa pretendió eliminar lo negativo, rencauzándolo: devaluando el lenguaje no oficial, rechazando estilos de vida diferentes, etc.

En la educación “el otro como fuente de todo mal” asumió distintas formas, pero todas implicaron un intento por descartar el componente negativo, lo no idéntico.

2. LOS OTROS COMO SUJETOS PLENOS DE UNA MARCA CULTURAL

Desde esta perspectiva las culturas representan comunidades homogéneas de creencias y estilos de vida.

El mito de la consistencia cultural supone que los sujetos experimentan una única forma cultural y que cada uno logra identidades plenas a partir de únicas marcas de identificación, como si acaso las culturas se estructuraran independientemente de relaciones de poder y jerarquía.

Este mito supone que cada cultura tiene sus diferencias que son absolutas y se construyen en únicos referentes ya sean étnicos, de raza, de religión, etc., estas costumbres culturales prestablecidas están exentas de mezclas y contaminación.

Bhabha articula una distinción importante entre diversidad y diferencia. Critica la noción de diversidad usada en el discurso liberal y afirma que junto con la diversidad sobreviene una “norma transparente”, construida y administrada por la sociedad que “hospeda”, creando un falso consenso y una falsa convivencia.

El multiculturalismo se levanta contra las posiciones homogeneizadoras reivindicando la inconmensurabilidad de las culturas y los derechos plurales no previstos por las narrativas totales.

El multiculturalismo se torna discurso conservador cuando a la pregunta por las diferencias no acompaña otra por la articulación de los fragmentos.

El carácter paradójico del multiculturalismo es el de hacer a la modernidad caer en su propia trampa al reclamar de ella, lo que ella debe. El multiculturalismo es en este sentido, uno de los reflejos más significativos de la crisis de la modernidad. De acuerdo con Zizek el multiculturalismo es una forma de racismo negada: respeta la identidad del otro, concibiéndolo como una comunidad auténtica cerrada, hacia la cual él, mantiene una distancia que se hace posible gracias a su posición universal privilegiada.

El multiculturalismo conservador abusa del término diversidad porque los grupos son considerados como agregados a la cultura dominante. Así, éste puede ser

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