Duelo Perinatal
lismeri8 de Diciembre de 2014
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El embarazo es una época de ilusiones y proyectos, un tiempo en el que hacer planes de futuro junto a nuestro esperado bebé, de incógnitas sobre su aspecto, su parecido, su carácter... y de sueños. Proyectamos todas nuestras esperanzas en ese pequeño que vendrá a llenar nuestras vidas de alegría. Por todo esto, nadie está lo suficientemente preparado como para escuchar las palabras que nos informan de que no encuentran el latido del corazón de nuestro bebé, de que ha fallecido, o de que su paso por nuestro mundo será breve.
Los padres que reciben esta terrible noticia, se debaten entre la confusión y el más profundo dolor, siendo habitual que se hallen en estado de shock, preguntándose por qué les ha sucedido, y qué podrían haber hecho para evitarlo.
En el caso de que el bebé haya fallecido antes de haber nacido, sea esta una pérdida en las primeras semanas o al final del embarazo, las madres se ven en la posible situación de tener que dar a luz a su bebé, momento especialmente difícil si tenemos en cuenta que el nacimiento es un proceso que asociamos con la vida, y no nos resulta concebible hallar en él la muerte. Cuándo esperamos el comienzo de una nueva vida en todo su esplendor, resulta extremadamente difícil llegar a aceptar un triste desenlace.
Aún a pesar de lo doloroso de la situación, el proceso del parto puede ser una experiencia que ayude a los padres a reconciliarse consigo mismos, a despedirse de su bebé de manera serena, y a favorecer, en comparación con un legrado o una cesárea, una mejor recuperación física posterior de la madre. Un parto acompañado de manera contenida, amorosa y sobre todo respetuosa puede constituir una valiosa herramienta que contribuya a que la madre se sienta dueña del proceso, vinculada, sin presión y sobre todo tenida en cuenta.
En otros casos, los padres deben enfrentarse a la noticia de que su hijo no vivirá mucho tiempo, y deben despedirse de su bebé cuando aún apenas le han dado la bienvenida.
En cualquier caso, es importante poder estar con su hijo tanto como deseen, despedirse con calma, de manera íntima, en un lugar cálido fuera del resto de miradas y sin interrupciones.
Es primordial ofrecer a los padres toda la información que necesiten sobre el proceso por el que van a pasar, de manera clara, concisa y con la mayor sensibilidad posible. Esto hará que, a pesar del dolor y del shock del momento, puedan decidir cómo desean despedirse de su bebé. Puede que deseen abrazarle, besarle, hablarle o tomar fotografías para conservar un recuerdo que mantenga viva para siempre la imagen de su hijo. Son decisiones que, aunque en un principio pueden resultar duras de tomar, en muchos casos pueden ayudar a los padres a elaborar su duelo recordando a su bebé.
Para algunas familias, uno de los peores momentos por los que tienen que pasar tras perder a su hijo en estas circunstancias es la salida del hospital, la vuelta a la vida cotidiana que ya no será nunca igual a como la conocieron, pero en la que aparentemente nada ha cambiado. Llegan a casa con los brazos vacíos, la ropita del bebé que esperaban, con sus cosas y sus esperanzas rotas.
Es en estos momentos cuando el apoyo de la familia y amigos cobra mayor importancia, arropando a los padres y mostrándoles su cariño y comprensión. Hay que entender que es posible que los padres deseen estar solos; necesitan digerir todo lo ocurrido y llorar en la intimidad a su hijo perdido. La llegada a casa es el momento donde los padres empiezan a integrar todo lo vivido, y es cuando más necesitan el apoyo y el cariño de las personas de su entorno.
El duelo por la pérdida de un bebé
La pérdida de un hijo es un suceso para el que la naturaleza no nos ha dado herramientas. Para la madre, la sensación de haber tenido un bebé dentro de su vientre y
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