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Duelo

liz0518Tesis2 de Febrero de 2014

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1. Concepto.

El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (pérdida de un empleo, pérdida de un ser querido, pérdida de una relación, etc.). Aunque convencionalmente se ha enfocado la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano y que ha sido muy estudiado a lo largo de la historia.

2. El apego, la pérdida y las tareas del duelo.

La teoría del apego de Bowlby nos ofrece una manera de conceptualizar la tendencia de los seres humanos a establecer fuertes lazos emocionales con otras personas y una manera de entenderlas fuertes reacciones emocionales que se producen cuando dichos lazos se ven amenazados o se rompen. Para desarrollar su teoría, Bowlby ha ampliado sus redes y ha incluido datos de la etiología, de la teoría control, de la psicología cognitiva, de la neuropsicología y de la biología evolutiva. Ésta en contra de aquellos que creen que los vínculos de apego entre las personas se desarrollan sólo para cubrir ciertos impulsos biológicos como el impulso hacia la comida o el sexo.

La tesis de de Bowlby es que estos apegos provienen de las necesidades que tenemos de protección y seguridad; se desarrollan a una edad temprana, se dirigen hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital. Establecer apegos con otros seres significativos se consideran una conducta normal no sólo en los niños sino también en los adultos.

Bowlby argumenta que la conducta de apego tiene un valor de supervivencia, citando que aparece en las crías de casi todas las especies de mamíferos. Pero ve la conducta de apego distinta de la de nutrición y de la salud.

Las conductas de apego se ilustran muy bien en las crías de animales y los niños pequeños que a medida crecen, se alejan de la figura de apego durante períodos de tiempo cada vez más largos, para buscar en un radio cada vez más amplio de su ambiente. Pero siempre vuelven a la figura de apego en busca de protección o seguridad. Cuando dicha figura desaparece o se ve amenazada la respuesta es de intensa ansiedad y fuerte protesta emocional. Bowlby sugiere que los padres proporcionan al niño la base de operaciones segura a partir de la cual explorar. Esta relación determina la capacidad del niño para establecer lazos afectivos más tarde en la vida adulta.

Un cuidado paterno inadecuado puede llevar a las personas a establecer apegos ansiosos o muy tenues, si es que se llegan a establecer.

Si la meta de la conducta de apego es mantener un lazo afectivo, las situaciones que ponen en peligro este lazo suscitan ciertas reacciones muy específicas. Cuando mayor es el potencial de pérdida más intensas son estas reacciones y más variadas. En dicha circunstancias se activan las conductas de apego más poderosas: aferrarse, llorar y quizás coaccionar mediante el enfado. Cuando estas reacciones son exitosas se restablece el lazo, las actividades cesan y se alivian los estados de estrés y malestar. Si el peligro no desaparece sobrevendrá el rechazo, la apatía y el desespero.

2.1 ¿Es el duelo una enfermedad?

Según el psiquiatra George Engel planteó que la pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse o quemarse.

Argumenta que el duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, e igual que es necesario curarse en la esfera de lo filosófico para devolver al cuerpo su equilibrio homeostático, asimismo se necesita un período de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar.

Por esta razón Engel ve el proceso de duelo similar al proceso de curación. Él lo ve como un proceso que lleva tiempo, hasta que tiene lugar la restauración del funcionamiento.

2.3 ¿Es necesario elaborar el duelo?

Si, según Engel después de sufrir una pérdida hay ciertas tareas que se deben realizar para restablecer el equilibrio y para completar el proceso de duelo.

Todo el crecimiento y desarrollo humano se puede ver influido por diversas tareas. De acuerdo con Robert Havingurst, existen ciertas tareas evolutivas que se presentan a medida que el niño crece.

De igual manera, el duelo se puede ver como un proceso que implica las 4 tareas básicas. Es esencial que las personas las complete antes de poder acabar el duelo.

Puesto que el duelo es un proceso y no un estado. Estas tareas requieren esfuerzo y siguiendo el ejemplo de Freud, hablamos de que la persona realiza el trabajo de duelo usando la analogía de curación de Engel, es posible que alguien realice algunas de estas tareas pero no otras, y por lo tanto tenga un duelo incompleto, tal como podría tener una curación incompleta.

2.4 Las cuatro tareas del duelo

2.4.1 Tarea I. Aceptar la realidad de la pérdida

La primera tarea del duelo es afrontar plenamente la realidad de que la persona está muerta, que se ha marchado y no volverá. Parte de la aceptación de la realidad es asumir que el reencuentro es imposible. La conducta de búsqueda, sobre la que Bowlby y Parkes se relaciona directamente con el cumplimiento de esta tarea.

Mucha gente que ha sufrido una pérdida se encuentra a sí misma llamando en voz alta a la persona pérdida y a veces la confunde con otras personas de su entorno.

Puede caminar por la calle y vislumbrar a alguien que le recuerde al fallecido y entonces tiene que recordarse a sí misma: “No, no es mi amigo, mi amigo está realmente muerto”.

Lo opuesto de aceptar la realidad de la pérdida es no creer mediante algún tipo de negación. Algunas personas no aceptan que la muerte es real y se quedan bloqueados en la primera tarea. La negación se puede practicar a varios niveles y tomar varias formas, pero la mayoría de las veces implica negar la realidad, el significado o la irreversibilidad de la pérdida.

Negar la realidad de la pérdida.

Puede variar desde una ligera distorsión a un engaño total. Los casos bizarros de negación mediante el engaño son poco frecuentes. Por ejemplo aquellos en los que la persona en duelo guarda el cuerpo del fallecido en casa durante varios días antes de notificar a nadie la muerte. Las personas implicadas eran, evidentemente psicóticas o excéntricas y solitarias.

Lo más probable que puede ocurrir es que la persona sufra lo que el psiquiatra Geoffrey Gorer llama “momificación” es decir, que guarda posesiones del fallecido en un estado momificado, preparadas para usar cuando él o ella vuelva.

Significado de la pérdida.

La pérdida se puede ver como menos significativa de lo que realmente es. Es normal oír afirmaciones como: “no era un buen padre”, “no estábamos tan unidos”.

Algunas personas se deshacen de las ropas y otros artículos personales que les recuerden al fallecido. Acabar con todos los recuerdos del fallecido es lo opuesto a la momificación y minimiza la pérdida. Es como los supervivientes se protegieran a sí mismos mediante la ausencia de objetos que les hagan afrontar cara a cara la realidad de la pérdida.

Olvido selectivo.

Después de realizar un proceso de terapia se puede ser capaz de recordar lo que anteriormente se había olvidado.

Algunas personas hacen difícil la realización de la tarea 1 negando que la muerte sea irreversible.

Espiritismo.

La esperanza de reunirse con la persona muerta es un sentimiento normal, sobre todo en los primeros días o semanas después de la pérdida. Sin embargo la esperanza crónica de dicha reunión no es normal.

Llegar a aceptar la realidad de la pérdida lleva sus tiempo porque implica no una aceptación intelectual sino también emocional. La persona en duelo puede ser intelectualmente consciente de la finalidad de la perdida mucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la información como verdadera.

Aunque completar la tarea plenamente lleva su tiempo los rituales tradicionales como el funeral ayudan a muchas personas a encaminarse hacia la aceptación. Los que no están presentes en el entierro pueden necesitar otras formas externas de validar la realidad de la muerte. La irrealidad es difícil en el caso de la muerte súbita, especialmente si el sobreviviente no ve el cuerpo del fallecido.

2.4.2 tarea ll: Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida.

Es apropiado usar la palabra alemana Schmerz cuando se habla del dolor porque su definición más amplia incluye el dolor físico que mucha gente experimenta y el dolor emocional y conductual asociado con la pérdida. Es necesario reconocer y trabajar este dolor o éste se manifestará mediante algunos síntomas u otras formas de conductas disfuncional.

No todo el mundo experimenta el dolor con la misma intensidad ni lo siente de la misma manera, pero es imposible perder a alguien a quien se ha estado profundamente vinculado sin experimentar cierto nivel de dolor.

Puede haber una sutil interacción entre la sociedad la persona en duelo que hace más difícil completar la tarea II. La sociedad puede estar incómoda con los sentimientos de estas personas y por lo tanto da el mensaje sutil: “no necesitas elaborarlo, sólo sientes pena por ti mismo”. Esto interfiere con las propias defensas de la persona, llevándole a negar la necesidad de elaborar los aspectos emocionales, expresándolo como: “no necesito elaborar el duelo”.

La negación de esta segunda tarea, de trabajar el dolor, es no sentir. La persona puede hacer un cortocircuito a la tarea II de muchas maneras, la más obvia es bloquear sus sentimientos y negar el dolor

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