Duelo Perinatal

Toda sociedad produce y reproduce un universo de significaciones imaginarias, es decir, construcciones que están dadas por la sociedad, que orientan y dirigen la vida de la propia sociedad y de los individuos que la integran, estos significados dictaminan lo que es femenino y masculino y forman parte no sólo de los valores de la sociedad sino también de las subjetividades de hombres y mujeres[2]. En México existe un discurso genérico sobre la mujer, así como un conjunto de significados posibles que cada grupo social va a jerarquizar y va a ser interiorizado por sus miembros, determinando sus actitudes hacia ésta.

Tal es el caso del significado de la maternidad, que en este país, representa una de las principales formas de realización de las mujeres. No obstante que la manera de asumirla varía según el estrato social y la región cultural, a través de ella, la mujer se conceptualiza como miembro de un grupo social; es decir, las madres pueden percibirse como un grupo cuyos miembros comparten características comunes a las que la sociedad les brinda un reconocimiento especial asignándoles el rol de cuidadoras[3]. Sin embargo, las circunstancias sociales a las que la mujer se enfrenta, en ocasiones producen contradicciones en la vivencia de la maternidad; la mujer se encuentra ante la función idealizada de la madre, pero también ante incontables barreras que le impiden sentirse satisfecha dentro de este rol o en otras formas de realización femenina, es decir, en una sociedad como la nuestra que experimenta cambios vertiginosos, estos afectan el funcionamiento económico y social así como la forma de vida de la población y en particular la de las mujeres, repercutiendo en el proceso de afrontamiento de la maternidad[4]. Así es entonces, como la competencia laboral, la lucha por obtener una posición social y el deseo de lograr una mejor calidad de vida; se contraponen con la necesidad psicológica y biológica de la maternidad así como con las expectativas culturales en torno a ella [5].

Arranz et al. [2] señalan que el deseo de la maternidad en la mujer mexicana se va conformando a través de su historia personal en donde intervienen tanto su estructura subjetiva como su entorno sociocultural. Tales factores se manifiestan cuando una mujer decide y no logra ser madre. Este deseo es reforzado desde afuera por un entorno social que valora predominantemente a la mujer como madre en detrimento de otras identificaciones.

La forma en que la mujer percibe y vive la maternidad es diferente en función de si esta es adolescente, joven o adulta; el lugar de nacimiento (urbano, rural o extranjero) y el estrato socioeconómico (bajo, medio o alto). Por ejemplo en los sectores populares, la maternidad es vivida como un atributo femenino y como algo natural que da sentido a la vida de la mujer. Los hijos entonces, tienen un valor simbólico, que permite que las mujeres afirmen su identidad y obtengan legitimidad social y autoridad moral, lo cual representa una fuente de gratificación emocional. [6]

Cuando una mujer se ve en la imposibilidad de concretar la maternidad, debido a la pérdida del hijo en la etapa embrionaria, fetal o de recién nacido, sufre fuertes repercusiones

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