EDUCACION LASALLISTA

Diversidad cultural: lo urbano-rural, lo juvenil, lo indígena y lo global.

Mis raíces étnicas y culturales, son parte fundamental de los descubrimientos que como respuestas sobre ¿quien soy? y más aun en lo familiar del ¿Por qué somos así? He encontrado en las lecturas realizadas. Resulta evidente en mi conformación mestiza la presencia de diversas razas y culturas en nuestras tipologías en especial a la referida a la conformación de la personalidad y forma de vida.

Siento un gran orgullo por mis orígenes y se, siento que formaron lo que hoy soy. También creo en la importancia del conocimiento de la multiculturalidad familiar. Esto me lleva a desaprender algunas ideas sobre el éxito y la autorrealización de vida. Lo primero es comprender que a pesar de formar parte de la diversidad cultural de Venezuela buscamos entenderla en la práctica asimétrica de superioridad e inferioridad, pretendemos comportarnos como pequeños colonialistas para desligarnos de la propia cultura, inculturarnos en la cultura mundial globalizada que tenemos como paradigma, así medimos logros y fracasos, propios y ajenos conduciéndonos al privilegio o la discriminación y de ello somos victimas y victimarios. Así negamos el tesoro de nuestra diversidad cultural.

Es triste ver que como pueblo en vez de valorar nuestra conformación cultural nos hacemos fundamentalistas para enclaustrarnos en nuestra cultura negándonos al necesario dialogo intercultural. Siempre entendí que Dios al hacer presencia en mi vida me ha rodeado siempre de personas buenas y no tan buenas, pero de lo que estoy consciente ahora es de la gracia del diálogo tanto para escuchar y dar al otro. El valorar que siempre podemos recibir de los demás algo, que detrás de cada persona hay una historia así como también de lo que como persona puedo ofrecer desde la reciprocidad. El principio a mi modo de ver es el profundo respeto por la persona y su historia. Como principio cristiano y humano el educador debe aprovechar la posibilidad de la cultura para llevar a sus estudiantes a humanos. Teniendo una visión ecléctica de las distintas culturas con las que podamos encontrarnos para servirnos de lo bueno que está en cada una de ellas, evidentemente es necesario no vivir nuestra cultura de forma absolutista.

Desde esta perspectiva la justicia social tiene un matiz distinto para mi, creo necesaria la comprensión de los principios evangélicos, para la vida apostólica y de servicio, tener la certeza de ser mediador de las culturas, por la aceptación desde el discernimiento interno de su propia conformación cultural, solo desde la valoración de esa riqueza personal, se podrá impulsar la igualdad de oportunidades en nuestro país y en especial en nuestro entorno. Debemos desmitificar la idea que ser exitoso es abandonar nuestra identidad cultural para sumirnos en otra.

Cito una triste frase popular “Para el pobre cualquier cosa es buena” pero donde queda su dignidad, no podemos atender al mas necesitado creyéndonos superiores, pues tal vez estaríamos atendiendo nuestras propias carencias en nombre del servicio, esa ha sido la política del Estado claro desde la visión clientelar y proselitista, abandonar a su suerte a los pobres condenándolo a las mínimas condiciones para la supervivencia, es lo que origina la cultura de la pobreza a la cual no debemos combatir sino atender, escuchar y aprender para su desarrollo para el logro de una vida mas humana. Estos descubrimientos son procesos que en mi vida Dios va iluminando y que en esta oportunidad a través de La Salle voy fundamentando, lo que parece intuición, deducción o convicciones simplemente son designios que el Padre tiene para con cada uno, de allí que la valoración de la cultura del hombre es un acto de amor al mismo Jesús. Se que desde mi labor educativa busco entender y dar respuesta a mi alrededor.

"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón,

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