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EDUCACIÓN PARA LA PAZ. LA REALIDAD DE NUESTROS DÍAS: LA VIOLENCIA


Enviado por   •  29 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  4.854 Palabras (20 Páginas)  •  221 Visitas

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EDUCACIÓN PARA LA PAZ

Alejandra Angarita-Garcia[1], Jorge Zúñiga-Trujillo[2]

RESUMEN

La educación para la paz hunde sus raíces en un ideal humanista – y hasta con tintes religiosos – sino en la más cruda realidad del mundo: la emergencia de todo tipo de violencias. En este panorama desolador emerge la necesidad de educar al hombre de otra forma que no sea para el odio, la intolerancia, la violencia sino también inculcar en él, una educación que promueva la cultura de la paz, convivencia, respeto tanto para él cómo ser social, como para la construcción de una sociedad bañada en solidaridad y tolerancia. Una educación que se maneje en diferentes escenarios, tanto familiares, donde se forme al hombre en valores, como institucionales y sociales. Teniendo como fin un proceso de cultura de paz donde se vean actitudes transformadas y se resalten capacidades para la paz.

PALABRAS CLAVES

Educación, cultura, paz, conflicto, Colombia.

LA REALIDAD DE NUESTROS DÍAS: LA VIOLENCIA

Hoy en día es evidente que el ser humano es formado y ha sido educado para ejercer la violencia, ya que no solo se observa violencia de gran magnitud como las guerras y el conflicto armado, sino que también se manifiesta en la convivencia diaria que se ve reflejada en la violencia desarrollada en el interior de la familia y/o en las calles. Hasta la escuela ha sido permeada por estas categorías y comportamientos del absurdo, convirtiéndose la violencia y la intolerancia en una tendencia para la sociedad, la cual cohíbe el desarrollo de una libertad parcial o total en su entorno social (Galtung, 2004; Aguilar Umaña 2009; Tapia Quintana, 2013)

En la actualidad se sufre todo tipo de violencias, desde las más invisibles como la verbal y psicológica, hasta las más visibles y aterradoras: delincuencia común y terrorismo. La realidad nos presenta una sociedad que cada día se enfrenta a más historias de dolor y enfrentamientos violentos donde hay desaparición forzada, persecución política, desplazamiento; una sociedad llena de odio y ausente de valores (Ibarra Melo, 2009). Una sociedad donde se afectan hasta las regiones más promisorias de Colombia como el Magdalena Medio. Una violencia con un mar de víctimas a su paso y una violencia profundamente relacionada con la tenencia de la tierra y la participación política (CINEP; Programa para la Paz, 2012a; CINEP; Programa por la paz, 2012b; CINEP; Programa por la Paz, 2012c). 

Esto muestra una sociedad sin educación en paz, donde es  evidente que cada uno de los aspectos y dimensiones de la vida humana han sido copados por la intransigencia, la agresividad, el desprecio por la vida y la naturaleza, evidenciándose en la violación de derechos humanos, el conflicto armado y situaciones de pobreza, donde prima el bienestar individual y sobresale la no vinculación de los principios de solidaridad, igualdad, justicia y libertad. Una sociedad donde se hace alusión a los valores gracias a la ausencia de estos.  Es aquí donde se ve la necesidad de desarrollar una educación en paz, donde se rescaten los principios éticos que promuevan a la disminución de la violencia, el odio y la intolerancia en sus múltiples formas y se resalte una formación más humana, que predomine sobre la formación técnica institucional. Es importante tener en cuenta, que todo lo anterior se logrará solo sí cada uno de los entornos que contribuyen al desarrollo de una educación en paz (La familia, escuela y sociedad) empiezan a formar bases solidas en el niño desde sus primeros años de vida, asumiendo el compromiso individual que tienen hacia el infante y evitan transferir responsabilidades de un ambiente a otro. (Calderon Concha, 2009; Mesa Peinado, 2000; Mayor Zaragoza, 2003; Mazzone & Mazzonis, 2009)

CONFLICTO: UN PASO PARA LA PAZ

El conflicto es una contraposición de intereses que se establecen por una interacción entre las partes involucradas y el problema; el cual, se puede desarrollar tanto en entornos interpersonales como intrapersonales, mostrándose entonces como un suceso inevitable y que se presenta en la actualidad, pues nos vemos enfrentados a un mundo conflictivo, violento, con guerras, terrorismo y delincuencia, que nos muestra un escenario cruento de  miseria, dolor y muerte. El conflicto no debe ser algo que se evada, por el contrario, debe reconocerse como un proceso de crecimiento tanto para el individuo como para la sociedad, pues se plantea como una oportunidad de cambio que no se etiqueta como “Buena” o “Mala” (Fernández, Fernández, Unger, Giebel, & Aramayo, 2011; Gómez).

Enfrentar los conflictos sin necesidad de utilizar ningún tipo de violencia es apenas un comienzo para construir la paz (Galtung, 2004). Si se tiene la firme intención de pasar de una cultura de violencia a una cultura de paz se debe dar lugar a cuatro cambios que irán construyendo una educación en paz (Fernández, Fernández, Unger, Giebel, & Aramayo, 2011):

  1. Cambio en la forma de comprender y enfrentar el conflicto.
  2. Cambio en las relaciones y actitudes hacia los demás.
  3. Cambio en la estructura familiar y escolar.
  4. Cambio en la estructura social y cultural

En este punto es importante tener en cuenta que en el afán de dar fin a un conflicto y transformarlo en “paz” se crea un sesgo, debido a que en muchas ocasiones el término “paz” acaba siendo un obstáculo en un posible proceso de ésta. Dicho sesgo se debe a que habitualmente se confunde la ausencia de violencia con la paz (Galtung, 2004). Decidiéndose entonces por “estar en paz” que por construir la paz, pues esto es lo que se vende cotidianamente como la mejor opción por parte de los medios de comunicación, los políticos y la escuela, asumiendo frases como “No se meta en problemas, es mejor quedarse en casa viendo la televisión o escuchando música tranquilo”. Ese modo de “Estar en paz”, es una versión negativa para la paz, pues delimita la paz a la ausencia de guerra y conflicto, generando en el ser humano el desconocimiento del conflicto y una posición pasiva sobre éste (Jiménez, 2006).

Los conflictos no deben ser evadidos como se viene haciendo, sino que por el contrario deben reconocerse que un pilar importante en cuanto a la construcción de la paz si se trabaja correctamente, pues por una parte, se encuentra el conflicto trabajado desde la parte violenta, que es la que se aplica actualmente y por otra lado, la pacífica o consensuada, la cual sería resultado de una sociedad que desarrolle una educación en la paz. En este sentido es una oportunidad para acceder a un escenario de convivencia, en donde no se elimina el conflicto sino que se hace de éste una estrategia que ayude a comprender los elementos como: las necesidades, deseos, sentimientos, circunstancias individuales o grupales que juegan un papel importante, convirtiéndolos en formas constructivas teniendo en cuenta las partes implicadas. (Gómez Fernández, 2008; Gómez)

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