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Educación Y Paz


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  3.143 Palabras (13 Páginas)  •  360 Visitas

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EDUCACION Y PAZ

La verdadera construcción de la Paz requiere un decidido rechazo a la violencia como forma de relación social. Esto no será posible sin un verdadero compromiso de incorporar a nuestras tareas cotidianas acciones decididas por borrar las manifestaciones de guerra y violencia.

Muchos grupos de “poder” consideran que la guerra es inevitable, la “mejor” manera de resolver los problemas, sin detenerse a pensar (o lo peor aún, con todo conocimiento) en las implicaciones de injusticia para los seres humanos, los rezagos que provocan al desarrollo de los sectores más vulnerables (niños/as, mujeres, ancianos/as pueblos indígenas, y personas en extrema pobreza).

Los gobiernos destinan recursos económicos importantes para financiar la cultura de la guerra desviándolos de los presupuestos que deberían ser utilizados para el desarrollo de la población (de acuerdo a los compromisos mundiales). El resultado de esta política da como resultado el fortalecimiento de la violencia estructural.

La Educación para la Paz y los Derechos Humanos se convierte en el mejor aliado de la sociedad para la construcción de una ciudadanía responsable, sus espacios de gestación son la escuela, el hogar, los grupos organizados y las instituciones en ellos se deben fomentar la evolución del pensamiento social y de beneficio colectivo.

Este espacio intenta participar en este esfuerzo por erradicar la injusticia, la impunidad, la discriminación, la pobreza, la violencia en contra de las personas y la negación de los Derechos Humanos (alimentación, salud, educación, vivienda y trabajo entre otros), elementos indispensables para concretar la cultura de Paz.

La educación para la paz contribuye a crear entornos de aprendizaje de calidad, adaptados a las necesidades del niño, basados en el respeto a los derechos, las diferencias de género, la salud y la seguridad de los niños, su protección y la contribución positiva a su educación. Una educación de calidad inspirada en la paz produce alumnos bien alfabetizados, conocedores de la aritmética básica y de una adecuada preparación para la vida activa, como el pensamiento crítico, la capacidad de tomar decisiones, la comunicación, la negociación, la resolución de conflictos, la capacidad para hacerles frente y una actitud personal aplicable a contextos específicos, entre otros la construcción de la paz, la prevención de la violencia, la higiene y el saneamiento , las prácticas saludables y nutricionales, la prevención del VIH/SIDA y la protección medioambiental.

Para que crezca la fruta de la Paz debemos arar el suelo, debemos plantar la semilla y abonarla.

En la UNICEF, la educación para la paz se define como "un proceso de promoción del conocimiento, las capacidades, las actitudes y los valores necesarios para producir cambios de comportamiento que permitan a los niños, los jóvenes y los adultos prevenir los conflictos y la violencia, tanto la violencia evidente como la estructural; resolver conflictos de manera pacífica; y crear condiciones que conduzcan a la paz, tanto a escala interpersonal, como intergrupal, nacional o internacional."

La UNICEF sostiene que la educación para la paz tiene razón de ser en todas las sociedades, y no solo en aquellas que sufren conflictos armados o emergencias. Dado que el cambio duradero en los comportamientos de los niños y los adultos solo tiene lugar a largo plazo, una educación para la paz que sea efectiva es un proceso necesariamente largo, no una intervención puntual. Si bien se basa a menudo en la escuela y otros ambientes de aprendizaje, la educación para la paz debería idealmente implicar a la comunidad entera

El racismo es una violación de los derechos humanos y de la dignidad humana, que aún no hemos conseguido erradicar de nuestro mundo. Por ello, fechas como la de hoy, 21 de marzo, siguen siendo necesarias de subrayar y utilizar para, desde las distintas entidades, organizaciones, asociaciones civiles, así como desde nuestra propia condición de ciudadanos, protestar de forma conjunta y unida para poner fin a esta violación de la dignidad humana.

Al mismo tiempo, los ciudadanos debemos exigir a nuestros gobiernos el fin de toda práctica que incite al racismo, la xenofobia y la discriminación y una de ellas es la detención indiscriminada de personas por su apariencia física. En los principales nudos de comunicación y lugares de concentración de migrantes de las grandes ciudades, contemplamos mudos, impasibles, las continuas redadas policiales que se producen contra personas, que físicamente manifiestan su condición de extranjeros, para exigirles la documentación sin que haya mediado ningún delito que lo ampare o justifique. Ello tiene un efecto sobre la población que en nada favorece la convivencia, puesto que cuando contemplamos como se detiene a alguien, el primer pensamiento que puede surgir es “algo habrá hecho” con lo que estamos dando alas a aquellos que igualan migrante con delincuente.

Asimismo, somos testigos, igualmente mudos, de la existencia de 9 Centros de Internamiento de Extranjeros en los que sistemáticamente se está privando de libertad a personas por un incumplimiento administrativo: han entrado en nuestro país sin la documentación en regla o bien ha expirado su permiso de permanencia en nuestro país. Este “simple” hecho supone la apertura de un expediente sancionador, su detención transitoria durante un máximo de 60 días y el sometimiento a unas condiciones y a un trato que, por falta de una regulación adecuada y clara, les somete a condiciones más duras que las del sistema carcelario.

Por otra parte, herramientas que han demostrado su eficacia desde su creación, año 2000, como el Observatorio del Racismo y la Xenofobia, ha dejado de ser una Subdirección General para pasar a depender de una de ellas: Subdirección General de la Economía Social, del Trabajo Autónomo y de la Responsabilidad Social de las Empresas. Esperemos que sea para relanzar su actividad. (Real Decreto 343/2012, de 10 de febrero, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.)

Por ello, hoy desde el CJE, queremos alzar nuestra voz y unirla a la de todos aquellos que en todo el mundo están luchando por erradicar de nuestro mundo todo tipo de discriminación, el racismo y la xenofobia.

La Educación para la Paz entronca claramente con los valores intrínsecos a la Educación Moral y Cívica, de la que en cierto sentido forma parte, y supone una atención específica a algunos de ellos. Se centra en los valores de solidaridad,

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