Educación Y Paz
Jesiikita10 de Junio de 2013
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EDUCACION Y PAZ
La verdadera construcción de la Paz requiere un decidido rechazo a la violencia como forma de relación social. Esto no será posible sin un verdadero compromiso de incorporar a nuestras tareas cotidianas acciones decididas por borrar las manifestaciones de guerra y violencia.
Muchos grupos de “poder” consideran que la guerra es inevitable, la “mejor” manera de resolver los problemas, sin detenerse a pensar (o lo peor aún, con todo conocimiento) en las implicaciones de injusticia para los seres humanos, los rezagos que provocan al desarrollo de los sectores más vulnerables (niños/as, mujeres, ancianos/as pueblos indígenas, y personas en extrema pobreza).
Los gobiernos destinan recursos económicos importantes para financiar la cultura de la guerra desviándolos de los presupuestos que deberían ser utilizados para el desarrollo de la población (de acuerdo a los compromisos mundiales). El resultado de esta política da como resultado el fortalecimiento de la violencia estructural.
La Educación para la Paz y los Derechos Humanos se convierte en el mejor aliado de la sociedad para la construcción de una ciudadanía responsable, sus espacios de gestación son la escuela, el hogar, los grupos organizados y las instituciones en ellos se deben fomentar la evolución del pensamiento social y de beneficio colectivo.
Este espacio intenta participar en este esfuerzo por erradicar la injusticia, la impunidad, la discriminación, la pobreza, la violencia en contra de las personas y la negación de los Derechos Humanos (alimentación, salud, educación, vivienda y trabajo entre otros), elementos indispensables para concretar la cultura de Paz.
La educación para la paz contribuye a crear entornos de aprendizaje de calidad, adaptados a las necesidades del niño, basados en el respeto a los derechos, las diferencias de género, la salud y la seguridad de los niños, su protección y la contribución positiva a su educación. Una educación de calidad inspirada en la paz produce alumnos bien alfabetizados, conocedores de la aritmética básica y de una adecuada preparación para la vida activa, como el pensamiento crítico, la capacidad de tomar decisiones, la comunicación, la negociación, la resolución de conflictos, la capacidad para hacerles frente y una actitud personal aplicable a contextos específicos, entre otros la construcción de la paz, la prevención de la violencia, la higiene y el saneamiento , las prácticas saludables y nutricionales, la prevención del VIH/SIDA y la protección medioambiental.
Para que crezca la fruta de la Paz debemos arar el suelo, debemos plantar la semilla y abonarla.
En la UNICEF, la educación para la paz se define como "un proceso de promoción del conocimiento, las capacidades, las actitudes y los valores necesarios para producir cambios de comportamiento que permitan a los niños, los jóvenes y los adultos prevenir los conflictos y la violencia, tanto la violencia evidente como la estructural; resolver conflictos de manera pacífica; y crear condiciones que conduzcan a la paz, tanto a escala interpersonal, como intergrupal, nacional o internacional."
La UNICEF sostiene que la educación para la paz tiene razón de ser en todas las sociedades, y no solo en aquellas que sufren conflictos armados o emergencias. Dado que el cambio duradero en los comportamientos de los niños y los adultos solo tiene lugar a largo plazo, una educación para la paz que sea efectiva es un proceso necesariamente largo, no una intervención puntual. Si bien se basa a menudo en la escuela y otros ambientes de aprendizaje, la educación para la paz debería idealmente implicar a la comunidad entera
El racismo es una violación de los derechos humanos y de la dignidad humana, que aún no hemos conseguido erradicar de nuestro mundo. Por ello, fechas como la de hoy, 21 de marzo, siguen siendo necesarias de subrayar y utilizar para, desde las distintas entidades, organizaciones, asociaciones civiles, así como desde nuestra propia condición de ciudadanos, protestar de forma conjunta y unida para poner fin a esta violación de la dignidad humana.
Al mismo tiempo, los ciudadanos debemos exigir a nuestros gobiernos el fin de toda práctica que incite al racismo, la xenofobia y la discriminación y una de ellas es la detención indiscriminada de personas por su apariencia física. En los principales nudos de comunicación y lugares de concentración de migrantes de las grandes ciudades, contemplamos mudos, impasibles, las continuas redadas policiales que se producen contra personas, que físicamente manifiestan su condición de extranjeros, para exigirles la documentación sin que haya mediado ningún delito que lo ampare o justifique. Ello tiene un efecto sobre la población que en nada favorece la convivencia, puesto que cuando contemplamos como se detiene a alguien, el primer pensamiento que puede surgir es “algo habrá hecho” con lo que estamos dando alas a aquellos que igualan migrante con delincuente.
Asimismo, somos testigos, igualmente mudos, de la existencia de 9 Centros de Internamiento de Extranjeros en los que sistemáticamente se está privando de libertad a personas por un incumplimiento administrativo: han entrado en nuestro país sin la documentación en regla o bien ha expirado su permiso de permanencia en nuestro país. Este “simple” hecho supone la apertura de un expediente sancionador, su detención transitoria durante un máximo de 60 días y el sometimiento a unas condiciones y a un trato que, por falta de una regulación adecuada y clara, les somete a condiciones más duras que las del sistema carcelario.
Por otra parte, herramientas que han demostrado su eficacia desde su creación, año 2000, como el Observatorio del Racismo y la Xenofobia, ha dejado de ser una Subdirección General para pasar a depender de una de ellas: Subdirección General de la Economía Social, del Trabajo Autónomo y de la Responsabilidad Social de las Empresas. Esperemos que sea para relanzar su actividad. (Real Decreto 343/2012, de 10 de febrero, por el que se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.)
Por ello, hoy desde el CJE, queremos alzar nuestra voz y unirla a la de todos aquellos que en todo el mundo están luchando por erradicar de nuestro mundo todo tipo de discriminación, el racismo y la xenofobia.
La Educación para la Paz entronca claramente con los valores intrínsecos a la Educación Moral y Cívica, de la que en cierto sentido forma parte, y supone una atención específica a algunos de ellos. Se centra en los valores de solidaridad, tolerancia, respeto a la diversidad, capacidad de diálogo y de participación social. Se basa igualmente en el desarrollo de la autonomía y la autoafirmación individual y colectiva...
El concepto de paz no es meramente la ausencia de guerra, sino que se opone al concepto de violencia, entendida ésta como aquellas situaciones en los que los seres humanos se desenvuelven en unas condiciones que le impiden llegar a realizar todas sus potencialidades.
La Educación para la Paz se fundamenta en dos conceptos básicos: el concepto de paz positiva y la perspectiva creativa del conflicto.
Podemos sintetizar las características de este nuevo concepto de paz o paz positiva:
- La paz es un proceso dinámico y permanente.
- La paz hace referencia a una estructura social de amplia justicia y reducida violencia.
- La paz exige, en consecuencia, la igualdad y reciprocidad en las relaciones e interacciones.
- Afecta a todas las dimensiones de la vida.
- La paz implica y hace referencia a dos conceptos íntimamente ligados entre sí: el desarrollo y los derechos humanos.
El segundo concepto en que se apoya Educación para la Paz es el de conflicto. Habitualmente conflicto se presenta como sinónimo de desgracia y, por consiguiente, como algo no deseable. Incluso en ocasiones se asocia el conflicto a la violencia, confundiendo determinadas respuestas a un conflicto con su propia naturaleza. El conflicto hemos de entenderlo como un proceso natural y consustancial a la existencia humana.
Podemos sintetizar la idea de conflicto en:
- Un fenómeno de incompatibilidad entre personas o entre grupos, o entre aquéllas y éstos, mediante el cual se afirman o perciben intereses, valores y /o aspiraciones contrarias.
- Los elementos que intervienen en un conflicto son básicamente tres: las personas, el proceso y el problema.
- Es necesario diferenciar entre la propia existencia del conflicto, con algunas formas no positivas de resolución. Es decir, la violencia no es más que uno de los medios para afrontar un conflicto.
- Es necesario diferenciar entre la agresión y otras conductas violentas de la agresividad o combatividad. La agresividad forma parte del comportamiento humano, no es negativa en sí misma, sino necesaria para la autoafirmación, física y psíquica del individuo. La agresividad no deriva inevitablemente en violencia.
De todo lo expuesto, hemos de entender Educación para la Paz como un proceso educativo, continuo y permanente, fundamentado en los dos conceptos definidores, el concepto de paz positiva y la perspectiva creativa de conflicto, y que a través de la aplicación de métodos problematizantes pretende desarrollar un nuevo tipo de cultura, la cultura de la paz, que ayude a las personas a desvelar críticamente la realidad, compleja y conflictiva, para poder situarse ante ella y actuar en consecuencia.
De esta definición, así como
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