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EL DISCURSO


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2012  •  1.607 Palabras (7 Páginas)  •  354 Visitas

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III.- EL DISCURSO

El buen orador no sólo dice cosas sino que revela su actitud hacia esas cosas que dice.

Los oradores exitosos son hombres de gran vitalidad, hombres que poseen en grado extraordinario la capacidad de transmitir vivencias y convicciones. Todos los oradores reconocen que no hay que leer nunca un discurso cuando se habla a una multitud. Una cosa es la lectura pública y otra la elocuencia. Cuando se leen los textos, se interpone “algo” entre el orador y el auditorio, impidiendo ese encuentro misterioso y vital que constituye la sustancia de la elocuencia. La lectura de un discurso quita a las palabras mucha de su fuerza vital.

Tampoco convienen pronunciar discursos aprendidos de memoria. Las fugas de memoria, siempre posibles, harían peligroso este método y el conferenciante u orador correrían el riesgo de quedarse mudos en medio de la disertación, además su presentación puede resultar insípida y carente de calor humano.

Cuando ya se tiene más experiencia, el orador se limita a preparar cuidadosamente un esquema, a meditarlo largamente, buscando las fórmulas más felices y originales, e improvisando luego sobre los temas así creados y enlazados. Este método de libertad, seguridad y facilidad detiene todos los arranques que lleva consigo el calor del discurso y al mismo tiempo certeza de no dejar flotar al azar el pensamiento, ni la expresión. El itinerario del pensamiento esta jalado a tal punto que el orador no puede perderse, pero al mismo tiempo hay un gran margen de espontaneidad que es lo que le da vida al discurso.

Como norma práctica se aconseja a los principiantes que aprendan de memoria sus 5 ó 6 primeras conferencias, pero sin pronunciarlas luego enteramente de memoria.

1.- El Estilo:

El estilo escrito se dirige a los ojos,

El estilo oratoriose dirige a los oídos.

El género literario de la elocuencia posee sus leyes propias, como la poesía lírica o el teatro cómico. No cometamos el error de confundir los géneros. La lengua hablada tiene sus propias leyes que no son las mismas de la lengua escrita. El lenguaje oral permite y necesita repeticiones, suspenso, interrogaciones, exclamaciones y toda una serie de procedimientos que son totalmente desaconsejables en la composición escrita.

Acerca del estilo hay que advertir, en relación a las reglas que vamos a sugerir, que cada uno debe de ser él mismo y de hablar conforme a su estilo personal. El estilo no es algo accesorio, en el fondo es uno mismo.

Otra advertencia que se ha de tomar en cuenta, es que en nuestra época, la pirotecnia verbal que antes parecía indispensable, ahora nadie la tolera. Un auditorio moderno de 30 alumnos en un aula o 1000 obreros en un acto sindical, quieren que el orador no haga rodeos inútiles: debe de ser preciso, concreto y de tono natural.

El estilo oratorio debe reunir algunos requisitos a saber:

Claro:

hablamos para comunicarnos con el prójimo y esta comunicación es imposible si no nos expresamos con claridad.

Fuerte y Vital: Es necesario transmitir vida ya que un auditorio tiende a la somnolencia colectiva o a la dispersión en pequeños grupos, hacen falta oradores existenciales, que simplemente transmitan vida. La vivacidad, el calor, la fuerza, el entusiasmo y el buen humor son virtudes fundamentales de la oratoria.

Variado: Hay que evitar la monotonía y esto se logra alternando el ritmo fuerte con el débil.

Ritmado: Toda palabra toma su ritmo a la vez del acento y de la respiración.

Adaptado: El orador debe adaptarse a su tema y a su público. Es obvio que el estilo será diferente ya se trate de una oración fúnebre o de un brindis, se hable de un héroe muerto o de un vencedor deportivo; y además el orador debe preparar su discurso en función del público, pues uno habla para ser comprendido.

Directo: Cuanto más directo sea el estilo más dará la impresión de ser un hombre que habla humana y fraternalmente

2.- La elocuencia del silencio:

Una buena oratoria no sólo es hablar, sino también utilizar silencios oportunos y expresivos como las palabras. No sólo nos referimos a los silencios de la puntuación sino a detener el discurso en ciertos momentos en los que el silencio se hace más expresivo que las palabras. El silencio sirve para llamar la atención del que escucha e invitarle a la reflexión, además de servirle a usted para ordenar sus pensamientos y reemprender la

comunicación. A veces el silencio del comienzo atrae la atención de todos, “el silencio oportuno y prudente en medio del discurso es muy valioso.”

3.- La elocución:

Es la manera de expresarse y está relacionada con la emisión de la voz. Dentro del fenómeno de la emisión de la voz se distinguen tres elementos:

Tono: Es

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