EL DOCENTE COMO FACILITADOR DEL APRENDIZAJE

EL DOCENTE COMO FACILITADOR DEL APRENDIZAJE

“Existe gran número de personas que no tienen durante su vida más que una idea, y por lo mismo no se contradicen nunca. No pertenezco a esa clase; yo aprendo de la vida, aprendo mientras vivo, y, por lo tanto, aprendo hoy todavía. Es posible que lo que hoy es mi opinión, de aquí a un año no lo sea, o lo considere erróneo, y me diga: ¿Cómo he podido tener esa opinión antes?” (BISMARCK)

Este trabajo inicia con una frase reflexiva porque en primer plano el tema a tratar lo requiere así, pues se busca especificar algunas características que debe tener el maestro como facilitador del aprendizaje.

Al docente actual se le conoce como un facilitador del aprendizaje, porque su trabajo ya no es solo transmitir conocimientos sino que debe de tratar que el alumno sea quien genere su aprendizaje proporcionando alternativas para que eso ocurra, debe liberar la curiosidad, el sentido de indagación y motivarlo a que explore el mundo que lo rodea con la confianza y convicción en sí mismo, de que puede lograr lo que se propone.

El docente como mediador del aprendizaje debe: conocer los intereses de sus alumnos, sus diferencias individuales, sus inteligencias múltiples, sus necesidades evolutivas, los estímulos de sus contextos: familiares, comunitario y educativo y mediar el nuevo aprendizaje con esas realidades para lograr un conocimiento significativo.

La concepción del docente como facilitador del aprendizaje es mal entendida y se le relaciona con un profesor poco exigente o con escasa disciplina o bien se le percibe como aquel que sólo proporciona el programa, las actividades y las tareas, para que sea el alumno quien realice lo estipulado en las asignaturas.

Lo anterior se debe a que el padre de familia tiene la convicción de que un buen maestro es el que domina la disciplina al tener al grupo sentado, callado y escribiendo con la cabeza baja; la realidad actual no es así, un buen facilitador es aquel que crea un clima de libertad (aclarando sin confundir dicha libertad con el libertinaje) donde se promueva el aprendizaje autónomo y colaborativo, donde el niño se sienta apreciado y respetado, pero sobre todo que tenga la conciencia de que el alumno puede evolucionar sintiendo que el aprendizaje engrandece generando así la capacidad de desarrollar sus propias potencialidades y competencias para la vida.

LA INTERACCIÓN DIDÁCTICA

Al mencionar el clima propicio para el aprendizaje no se pueden dejar de lado las interacciones didácticas que se dan en el proceso de enseñanza- aprendizaje, para lo cual se requieren determinadas estrategias específicas de intervención didáctica.

Dichas estrategias de que el docente debe hacer uso requieren crear un clima que le permita al facilitador establecer una relación personal más directa con el alumno de manera que en conjunto el nivel de productividad y competitividad sea superior, y que se logre el cumplimiento de las metas y los objetivos planteados en cada proyecto de trabajo.

Por otra parte, se debe tener en cuenta el enriquecimiento que conlleva el trabajo colaborativo entre alumnos no solo maestro – alumno, pues como bien se puede observar y analizar el intercambio de puntos de vista y la cooperación

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