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EL NIÑO DE LA NOCHE


Enviado por   •  26 de Agosto de 2013  •  24.243 Palabras (97 Páginas)  •  343 Visitas

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EL NIÑO DE LA NOCHE CAP.1 PRIMER ENCUENTRO

Por Mitsuki De Tatewaki (Notas) el lunes, 1 de abril de 2013 a la(s) 12:27

Naruto se acomodo en la silla y acaricio el borde de la copa de vino lentamente con el pulgar y los dedos de su mano derecha, muy consciente de que esa era la tercera copa de vino blanco seco que bebía desde la cena. “No exageremos”, se advirtió así mismo, pero tomo otro trago. Suspiro. Mejor alejo su tentación de la bebida de uva nacional y la dirigió a algo menos toxico.

A la luz de las pintorescas lámparas de aceite del café, Naruto volvió a leer el Tokio Inquirir, del que apenas distinguía las letras. No importaba, ya había leído el diario, que tenía una semana de antigüedad, justo después de abordar el avión que lo llevaría a París, y una vez más en el vuelo a Burdeos. Pero era algo que le recordaba su hogar. Aunque los sentimientos de consuelo y dolor se anulan el uno al otro; el periódico no mantuvo su interés. Bebió más vino, tratando de arrasar con la decepción cruzo el océano.

El pequeño café donde se encontraba, estaba rente a Le Grand Theatre , Naruto estudio los detalles de la fachada clásica del edificio. Las inmensas columnas del pórtico, coronado con doce estatuas de musas y gracias, eran impresionantes, incluso mágicas.

“Al menos aun queda algo de belleza y magia en el mundo”, pensó, “aunque no sea mi mundo”. Se tomo el resto del vino.

– Pardon, M.sieur. vous permettez?–

Levanto la mirada. Un hombre bien vestido estaba parado junto a su mesa.

– Je ne parle pas francais– tartamudeo la única oración en francés que se sabia completa.

– Te pregunte si puedo sentarme a la mesa contigo – la pronunciación del hombre era impecable, su tono era tan seguro y su rostro tan altivo, que irritaba.

Naruto se enojo. La única razón por la que había ido a un lugar tan lejano como Burdeos era para evitar encuentros.

– quiero estar solo. Perdón – dijo Naruto.

– Lo entiendo –respondió. Pero se quedo allí parado, observándolo.

Se sentía incomodo y volvió a la lectura.

– El café está lleno. No hay más lugares. –

Naruto reviso el sitio por encima del diario. Todas las sillas estaban ocupadas, excepto la que estaba en su mesa. Volvió a verlo.

Pain hubiera dicho que era bien parecido, adinerado. Su cabello negro con destellos azules combinaba con su moderna ropa de cuero, negra como la noche. Su piel era pálida y de apariencia tersa, pero su rasgo más sobresaliente eran sus ojos negros. Le recordaban la noche, un color inquietante, intenso, incluso en la tenue luz. Un año antes,

Quizás a Naruto estas características le hubieran parecido una combinación interesante.

– Toma asiento – se encogió de hombros.

– Merci. Eres muy amable.

Intento volver a la lectura, pero al tener a otra persona en su espacio se sintió invadido. Ni tampoco quería hablar, así que se volteo, doblo el periódico, se lo coloco en el regazo y admiro la típica escena francesa que estaba ante el. Como en el centro de cualquier ciudad pequeña parecía que todos conocían a todos. Bicimotos y motocicletas viraban bruscamente entre autos pequeños. Las aceras se estremecían llenas de vida – hombres y mujeres arrastraban gruesos portafolio o bolsas con comida y por parejas bien vestidas para la ocasión. Interesante, solo porque era todo nuevo para el. Ya había oído a otros turistas que sustituía la palabra aburrimiento por Burdeos. Se aburría. Sospecho que no se quedaría allí mucho tiempo.

– ¿Eres de Japón?, tu acento te delata. –

Volvió la vista a su inoportuna compañía. El estaba viéndolo con una expresión superficial, pero fija.

– Si, soy japonés. –

– ¿de la región central, de la costa este, o ambas?–

– de Tokio, últimamente. –

– pero no naciste allí –

El mesero deposito una enorme copa de vino tinto frente al hombre con el que compartía mesa, quien recibió una nota de 10 francos. Levanto la copa, olio el contenido y volvió a colocarla en la mesa.

– Es un país interesante. Conozco bien su idioma – dijo guardándose el cambio – no tan antiguo en historia o tradición como Francia, claro, pero lo que le falta en profundidad estoy seguro que lo compensa con innovación. (Esto talvez no sea cierto pero es lo que viene en el libro)–

– Tal vez – Naruto contesto y una vez mas se voltio.

– Me llamo Sasuke ¿y tú?–

Se volteo. El inclino la copa y movió su contenido. El vino cubrió la copa ligeramente antes de resbalarse por los lados. Su rostro mostraba una rara mezcla de hastiado desinterés y curiosidad, además de un dejo de condescendencia.

– mira, no estoy de humor para conversar. En serio quiero estar solo. –

– Como quieras. –

Naruto sabia que se sentía insultado, pero era problema de el.

Naruto se volteo otra vez, pero de inmediato el dijo:

– No son muchos los donceles que viajan solo por Burdeos en esta época del año, en especial donceles hermosos. Siempre me ha gustado la imagen, caderas pequeñas, trasero firme, cabello rubio, ojos zafiro, claros como el cielo en el verano…

Con un suspiro de molestia, Naruto tomo su chaqueta, le dio la espalda al hombre y se apresuro a salir.

Decidió caminar por la orilla del río antes de irse a dormir. No estaba cansado y quería pasear.

Se paseo por el amplio camino de piedra que había en el lado izquierdo del banco. Durante el día, peatones y vehículos llenaban las orillas del rió. Pero en la noche, el muelle pertenecía a la oscuridad. Era un sitio tranquilo, callado, y no había alguien que interrumpiera sus pensamientos.

Parecía que toda la situación había salido de un melodrama. Ahora, volviendo hacia atrás, se daba cuenta que pudo adivinar desde el principio que Pain le era infiel. Las lamentables señales eran tan

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