EL SIGNO (UMBERTO ECO)
Shanik VislaoResumen18 de Julio de 2017
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EL SIGNO
(UMBERTO ECO)
Vivimos en un universo de signos, es decir, cada vez que caminamos o vemos nuestro entorno podemos observar distintos signos, pero ello no aparecen ni se usan por sí solos, siempre forman parte de un sistema. Se designa a un signo como síntoma, gesto, indicio, señales, símbolos o cualquier expresión gráfica convencionales, sirviendo como representación de objetos abstractos, es decir, las palabras.
Umberto Eco, inicialmente, mediante una historia sencilla protagonizada por un personaje llamado Sigma, el uso y significado que una persona puede darle a los signos en determinada situación. A lo largo de la historia narrada por el autor, notamos que los signos se hace presente desde un simple síntoma hasta la decisión que el protagonista tome. Tal vez se llegue a la conclusión que solo se usa los signos en las ciudades y que en los pueblos lejanos no, pero se puede comprobar que eso es falso. Podemos ver signos en todos lados: en las señales de tránsito, en las timbradas de celular, en la manera de hablar de las personas, en la manera de caminar o reaccionar, etc. Estos signos pueden ser decodificados por los propios sistemas de interpretación que nos permiten socializarnos y vivir en sociedad. Los fenómenos sígnicos serían característicos de los seres que viven en sociedad, y harían parte de los códigos que rigen las relaciones sociales, los usos sociales.
El signo posee un concepto polisémico y, pese a su variedad, es técnicamente aceptable, es decir, aceptado desde el punto de vista de la semiología. Todas las definiciones dadas desde distintas disciplinas tienen características en común. El objetivo principal de la semiótica es encargarse, como materia principal, de los signos en relación a su código y mensaje. Muchos filósofos han buscado involucrarse en realizar análisis lingüísticos y ocupar problemas omnicomprensivos que las diversas ciencias pierden de vista. Para realizar una correcta filosofía del signo deben analizarse los funcionamientos concretos del fenómeno de la semiosis.
EL PROCESO SIGNICO:
El signo como elemento del proceso de comunicación. El signo actúa en el proceso de comunicación y forma parte del proceso de significación, dando lugar a la fuente, emisor, canal, mensaje y destinatario; en el cual, el mensaje equivale al signo.
Un mensaje es, casi siempre, la organización compleja de muchos signos con un determinado código entendido por el emisor y destinatario, es decir, deben compartir una serie de reglas que atribuyan un significado a esa cadena de signos. Sin un determinado código no existiría un proceso de comunicación, reduciéndose a un proceso de estímulo - respuesta.
El signo como elemento del proceso de significación. Según los estoicos todo proceso sígnico se debe distinguir en el signo, como entidad física, significante y el referente. La relación entre el significante (lo que es dicho por el signo y no representa a una entidad física) y el referente (el objeto al cual se refiere el signo, es una entidad física, acontecimiento o acción) es muy arbitraria, ya que no hay una razón específica para denominar a un determinado objeto como tal.
Según Saussure el signo es una diada (entidad de dos caras): el significante (imagen acústica) y el significado (concepto mental). Pero la posición de Saussure produce ambigüedades dentro del estudio del signo. El signo no representa la totalidad del objeto si no que lo representa desde un determinado punto de vista (semejanza).
Tres maneras de considerar el signo: semántica, sintáctica y pracmática. Morir propuso que el signo puede tomarse en consideración desde tres dimensiones: Semántica (Se considera al signo en relación a lo que significa, es la ciencia de los significados. Sintáctica (Enseña a coordinar y enlazar los signos y el lugar que ocupan dentro de una oración, siguiendo reglas gramaticales) y Pragmáticas (Ocupa dentro de la práctica y los efectos de determinados signos).
La unidad sígnica mínima. En la antigüedad, se había determinado que la unidad sígnica eran todos los signos, pero al haber dudas en la determinación de esta idea, afirmaron la existencia de dos clases de signos: los simples y los complejos. Los signos complejos son compuestos por varios signos simples pero queda por descubrir si el significado de un signo complejo es sencillamente la suma de los signos simples. Es por ello que Buyssens explica esta distinción. El sema es la unidad que aporta el significado en una explicación o una descripción, denotando algo. Un signo no tiene significación si no está junto a un determinado sema que complete lo que se desea expresa.
CLASIFICACIÓN DE LOS SIGNOS
Signos que se distinguen por la fuente. Las corrientes más recientes de la semiótica intentan incluir en la categoría de signo todos los tipos de señales que comunican de alguna manera, y que el hombre y los demás seres reciben de otros seres, o de la misma materia inorgánica, incluso clasificando como signos las señales atribuidas al código genético y las posibles comunicaciones astrales.
Significación e inferencia. Una distinción muy antigua traza una línea de demarcación entre los signos artificiales y los signos naturales. En los primeros siempre existe un eminente. En cambio, los otros serían signos sin emitente intencional, que nosotros interpretamos como síntomas o indicios. El caso de los signos sobrenaturales auténticos es diferente. Muchos estudiosos los han clasificado y estudiado entre los signos, pero otros no creen que pueda llamárseles signos.
Signos que se distinguen por el grado de especificación sígnica. La distinción revela que existen signos naturales y artificiales, y que los signos naturales pueden considerarse como signos, con tal que alguien los interprete como tales, basándose en un sistema de convenciones suficientemente asentado. ¿Podemos también interpretar como signos todos los objetos artificiales? Nos damos cuenta en seguida de que algunos de ellos son producidos con el único objeto de significar y en cambio otros no parecen tener precisamente intenciones comunicativas.
Signos que se distinguen por la intención y el grado de conciencia de su emitente. Un individuo puede ostentar signos de virilidad guerrera y a pesar de ello le traiciona un exceso de hormonas femeninas. Por esa razón se han distinguido los signos en comunicativos y expresivos. Los primeros estarían codificados (existen reglas que establecen una correspondencia convencional entre significante y significado), los segundos serían comprensibles por intuición, escaparían a la posibilidad de codificación.
Signos que se distinguen por el canal físico y por el aparato receptor humano. Sebeok, elaboró una compleja clasificación, distinguiendo los signos según el canal material a través del cual son transmitidos. Otros autores prefieren distinguir los medios de canalización, limitándose a los canales sensoriales, o sea, al modo como el hombre recibe determinados signos. De esta manera se dispone de una clasificación que tiene en cuenta el aparto orgánico con el que el destinatario humano recibe algunas señales procedentes de los canales enumerados antes, y los transforma en mensajes.
Signos que distinguen en relación con su significado. Los antiguos ya se habían dado cuenta de que el significado de un signo podía ser unívoco o plural. Las discusiones corrientes distinguen entre: signos unívocos, equívocos, plurales y vagos. Pero conviene preguntarse si todos los signos tienen muchos sentidos posibles. En tal caso no existirían signos unívocos. En fin, hay signos que parecen absolutamente unívocos, en realidad, solo son unívocos desde el punto de vista sintáctico y dentro de una determinada convención.
Signos que pueden distinguirse por la capacidad de réplica del significante. Se podrían señalar signos que no tienen como significante al referente, sino que tienen como referente al significante. Esta distinción nos suscita otro problema: existen signos de los que hay un tipo abstracto que nadie ha visto nunca y de los que solamente se utilizan réplicas materiales, signos en los que la réplica tiene un valor de cambio y signos cuyo tipo abstracto original y su réplica coinciden. La obra de arte es un signo que comunica también la manera como está hecha. Hay dos distinciones paralelas de Peirce que nos sacan de dudas en esta clasificación: Cualisigno (o Tone), Sinsigno (O Token) y Legisigno (o Type).
Signos que se distinguen por el tipo de vínculo que se les presume con el referente. Peirce creía que el signo mantenía relaciones precisas con el objeto y se podía dividir en índices, íconos y símbolos. El ícono es un signo que tiene conexión física con el objeto que indica. El símbolo es un signo arbitrario, cuya relación con el objeto se determina por una ley. Todavía es más ambigua la definición de ícono. Ante todo, el ícono no tiene todas las propiedades del denotado, ya que en otro caso se confundiría con él. Dentro de los íconos Peirce distingue las imágenes, los diagramas y las metáforas.
Signos que se distinguen por el comportamiento que estimulan en el destinatario. Morris ha intentado una clasificación basada en criterios behavioristas, definiendo el signo de esta manera: signo, algo que dirige el comportamiento respecto a una cosa que en aquel momento no es un estímulo. La clasificación es la siguiente: identificativos, designativos, apreciativos, prescriptivos, formativos y adscriptivos.
Las funciones del discurso. Buyssens distinguía tres modalidades del discurso: discurso de la acción, asertivo y el interrogativo. El interrogativo y el asertivo quedarían englobados en el discurso de la información, en oposición al discurso de la acción. Según otros autores, el discurso interrogativo podría quedar reducido al asertivo. Desde un punto de vista lingüístico, Jakobson distinguió seis funciones del lenguaje: referencial, emotiva, imperativa, metalingüística y estética.
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