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ELECCIONES Y SISTEMA ELECTOR


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2012  •  2.237 Palabras (9 Páginas)  •  494 Visitas

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Elecciones y Sistemas Electorales

En los Estados modernos, ningún fenómeno es tan común como el de las elecciones, es decir, la designación de representantes a través del voto del electorado. La idea general de la importancia de las elecciones se refleja, en la definición siguiente: las elecciones representan el método democrático para designar a los representantes del pueblo. Las elecciones ‘tal vez sean lo más aproximado al control del gobierno por el pueblo que se pueda alcanzar en la moderna sociedad industrializada de masas móviles’ (Millbrath, 1972, p. 154). Si esto es cierto, ¿entonces por qué se celebran elecciones en todos los países, incluso en aquellos no democráticos? He aquí la respuesta: las elecciones representan una técnica de designación de representantes.

Según esta definición, las elecciones pueden ser utilizadas en lugar de otras técnicas (designación de representantes mediante sucesión, por oficio o por nombramiento), sin tener contenido democrático alguno. Son bien conocidos los sistemas políticos en los que se celebran elecciones y cuyas estructuras no son democráticas.

En los países de socialismo real, cuyas constituciones consagraban al partido único.

En los países con gobierno autoritario, en lugar que no se cuestiona la exclusividad del poder en manos de los grupos dominantes.

De la realización de elecciones en sistemas políticos democráticos, autoritarios y totalitarios, cabe concluir que:

El concepto de elecciones varía según los sistemas políticos.

La importancia de las elecciones, difiere de un sistema político a otro.

Las funciones de las elecciones cambian de sistema a sistema.

Para ejercer realmente el sufragio, el elector debe tener oportunidad de elegir y gozar de la libertad de elección. La oportunidad y libertad de elegir deben estar amparadas por la ley; cuando estas condiciones están dadas, se habla de elecciones competitivas; cuando se niegan se habla de elecciones no competitivas; y cuando se limitan, se habla de elecciones semicompetitivas. Entre estos principios que procuran la capacidad legitimadora de las elecciones y gozan de una importancia normativa para las democracias liberales-pluralistas, cabe citar:

Propuesta electoral: que está sometida a los mismos requisitos de la elección (debe ser libre, competitiva) y por otro no puede sustituir a la decisión selectiva del electorado.

Competencia entre candidatos: se vinculan en una competencia entre posiciones y programas políticos.

Igualdad de oportunidades en el ámbito de la candidatura (candidatura y campaña electoral).

Libertad de elección que se asegura por la emisión secreta del voto.

Sistema electoral (reglas para convertir los votos en escaños) no debe provocar resultados electorales peligrosos para la democracia o que obstaculicen la dinámica política (por ejemplo: producir una sobrerepresentación de la mayoría).

Decisión electoral limitada en el tiempo sólo para un periodo electoral.

Este catálogo de principios contiene los rasgos normativos de una concepción liberal pluralista de la democracia. Sin embargo, ante tal problemática, tampoco se debería perder de vista la diferencia de categorías entre elecciones competitivas en las democracias occidentales y las no competitivas en sistemas dictatoriales.

Las elecciones constituyen la base del concepto democrático liberal. Según la teoría democrática liberal, los líderes políticos de un país deben ser designados mediante elecciones. Las elecciones competitivas constituyen ‘el rasgo distintivo de la democracia y el que nos permite distinguirla de otros métodos políticos’ (Verba, Nie y Kim, 1978, p. 4).

Son la fuente de legitimación del sistema político, un gobierno surgido de elecciones libres y universales se reconoce como legítimo y democrático; sin embargo, la fuerza legitimatoria de las elecciones es más extensa. La democracia no acaba con la dominación política, pero intenta controlarla mediante la división de poderes, vigencia de los derechos humanos, derecho a la oposición y oportunidad de la oposición de llegar al poder.

Representan el elemento central de participación democrática en las democracias occidentales. Aunque son una forma de participación política entre otras, como la afiliación partidaria o sindical o la participación en manifestaciones, su importancia es muy especial, pues para la mayoría de la población representa el único instrumento de participación en el proceso político.

Vale recordar, la situación política y electoral en los llamados países del socialismo real, la cual se derrumbó a finales de los 80´s en las naciones de Europa oriental. En el marxismo-leninismo, el concepto de democracia tiene raíces totalmente distintas. Tanto la legitimidad del sistema político como el ejercicio del poder por un partido único derivan, según la ideología marxista-leninista, de la misión histórica que tiene la clase obrera y su partido, de acuerdo con las leyes objetivas del desarrollo social.

En los sistemas autoritarios, las elecciones sirven también para reafirmar las relaciones de poder existente. Hasta entrados los 80´s era inimaginable que el hegemónico partido mexicano, “Partido Revolucionario Institucional (PRI)”, pudiera perder las elecciones presidenciales o parlamentarias. A diferencia de las democracias, en los sistemas autoritarios el poder político no está en juego; aunque los resultados electorales no ponen en duda la dominación del partido oficial (o de los partidarios oficiales), pueden surtir efecto en la cúpula del poder político que, en muchos casos, se muestra muy sensible a la variación en el apoyo o rechazo popular. Las elecciones cumplen una gran diversidad de funciones. En 1er lugar, éstas se distinguen según 3 tipos fundamentales de sistemas políticos que son:

Funciones de las elecciones competitivas: interpretadas como instrumento para: expresar la confianza del electorado en los candidatos electos, constituir cuerpos representativos funcionales, controlar el gobierno o como un acto de funciones para simular una competencia entre personas y disimular antagonismos sociales (Agnoli, 1968). Las funciones específicas de las elecciones dependen de las circunstancias sociales, institucionales y políticas. En principio, hay 3 factores estructurales que determinan las funciones concretas de las elecciones, a saber:

La estructura del sistema social

La estructura del sistema político

La estructura del sistema de partidos

Funciones de las elecciones no competitivas: sirven en la interpretación marxista-leninista para perfeccionar al socialismo mediante: La movilización de todas las fuerzas sociales, La aclaración de los criterios de la política comunista, La consolidación de la unidad político-moral del pueblo, La manifestación de la unidad entre trabajadores y partido, mediante participación y aprobación de las listas únicas.

Funciones de las elecciones semicompetitivas: abarcan diferentes situaciones históricas de elecciones que no son completamente liberal-occidentales ni represivas del disenso político. Sirven para estabilizar los regímenes autoritarios. Esta función principal se apoya en las funciones específicas mencionadas, a saber: El intento de legitimar las relaciones de poder existentes; La distensión política hacia adentro; El mejoramiento de la imagen hacia fuera; La manifestación (e interpretación parcial) de fuerzas opositoras; El reajuste estructural del poder a fin de afianzar el sistema.

La DEMOCRACIA liberal y pluralista en los Estados occidentales industrializados se basa en el reconocimiento del sufragio universal, igual, directo y secreto. Los derechos de participación política del ciudadano son irrefutables, pero tuvieron que imponerse a lo largo de un extenso proceso histórico. El proceso de extensión del derecho de sufragio universal e igual, ha aumentado continuamente el nivel de participación política de la población.

A partir de las importantes investigaciones realizadas por Stein Rokkan, se considera indispensable estudiar a fondo los diferentes procesos de interrelación compleja para explicar la estructura de los actuales partidos competitivos en los países occidentales industrializados. La difusión del derecho de sufragio (como variable independiente) influye en la estructura de los sistemas de partidos, concebidos bajo las condiciones históricas específicas de cada país.

Los principios del derecho electoral han sufrido un cambio conceptual e histórico-jurídico; se debe considerar, si el sufragio era universal. En el siglo XIX, el concepto de sufragio universal comprendía solo el derecho de sufragio masculino; los principios fundamentales del derecho de sufragio universal, igual, directo y secreto tienen por lo común un rango constitucional.

Sufragio universal significa que, todo ciudadano tiene el derecho de elegir y ser elegido independientemente de sexo, raza, lengua, ingresos, etc.; desde una perspectiva histórica se pueden distinguir, 3 modos de restricción del derecho de sufragio:

Por medio de la exclusión directa de determinados grupos de la población

Por limitación o imposición de un censo (sufragio censitario) teniendo que probar cierta propiedad

La exigencia de cierta educación (censo de educación) como una educación primaria formal o de ejercicio de una profesión (sufragio capacitario).

Sufragio igual, implica que la influencia del voto de todos los electores es igual, y no debe ser diferenciada en razón de propiedad, ingresos, capacidad impositiva, etc.; es incompatible con todas las formas de:

Voto plural: diferencia la cantidad de votos de que dispone cada elector mediante el otorgamiento de votos adicionales a determinados grupos de personas (terratenientes, jefes de familia, etcétera)

Clase o casta: se subdivide el electorado en grupos de marcada diferenciación numérica, que eligen un número fijo de diputados

Sufragio secreto, la libertad de elección es una exigencia fundamental de la elección misma; sin ella no existiría en absoluto una elección. Es discutible si el principio implica más de lo que los otros principios implican. El sufragio democrático se estableció inmediatamente después de la segunda Guerra Mundial en todos los países, con pocas excepciones (en Suiza, las mujeres permanecieron excluidas del derecho electoral hasta 1971; en la España franquista dominó hasta 1975 la idea del sufragio orgánico, y en Portugal no se elegía democráticamente).

Algunos países (Australia, Finlandia y Austria) no introdujeron el sufragio universal masculino sino hasta inicios de la primera Guerra Mundial, y los otros aun durante o inmediatamente después de ella; tan es así que en 1920 el sufragio universal masculino ya existía en todos los países industrializados occidentales.

El número de variables que se deben considerar para un análisis causal sistemático de la ampliación del derecho de sufragio es muy alto, como no se puede comprobar ninguna vinculación directa entre el grado de industrialización y fuerza del movimiento obrero o del Partido socialista, no es factible desarrollar ningún modelo general para ese ámbito limitado de factores causales relevantes en la extensión del sufragio.

En la historia política de América Latina, las elecciones no han tenido el mismo significado que en Europa. Con el comienzo de la independencia, en el primer tercio del siglo XIX, se discutieron y aprobaron constituciones que estipulaban la designación de los órganos superiores por medio de elecciones. En otra parte hemos tratado más de cerca la política electoral: la adjudicación de funciones determinadas a elecciones que no son de naturaleza liberal-pluralista y que ocurren en el contexto de sistemas semi-autoritarios y autoritarios (véase ‘elecciones en sistemas autoritarios’, p. 15). El menor significado de las elecciones en la historia política global de América Latina, y su diferenciada ejecución con fines de creación de seguridad y legitimidad para los regímenes autoritarios, han conducido a que los problemas de la organización de las elecciones para asegurar los principios constitucionales y jurídicos del derecho a voto universal, igual y secreto, no se hayan solucionado.

América Latina es gobernada presidencialmente, y a las elecciones presidenciales se les asigna un mayor significado. Las elecciones parlamentarias son secundarias y en algunos países se organizan de manera tal que a veces ni siquiera se informa sobre ellas o, por lo menos, se informa sólo de manera incompleta. En algunos países de América Latina, el derecho a sufragio universal masculino se introdujo en el último tercio del siglo XIX; no obstante, cabe considerar que, este derecho sólo figuró en la letra de las constituciones, sin que las elecciones desempeñaran ningún papel importante en el proceso de la conquista del poder.

Los Sistemas electorales contienen, desde el punto de vista técnico, el modo según el cual el elector manifiesta por medio del voto el partido o candidato de su preferencia, y según el cual esos votos se convierten en escaños; regulan ese proceso mediante el establecimiento de la distribución de las circunscripciones, candidatura, procesos de votación y métodos de conversión devotos en escaños.

Pueden clasificarse según 2 principios: el de la elección mayoritaria y elección proporcional; pero esa distinción no está sujeta a las reglas técnicas, sino a funciones e intenciones políticas de los sistemas electorales mediante los cuales se transforma, la cantidad de votos (data of votes) en escaños parlamentarios (parliamentary seats).

Los aspectos más importantes y controvertidos son: la importancia de los sistemas electorales, sus efectos políticos y su valoración. Estos aspectos representan las tres dimensiones del debate, siempre actual a nivel internacional, en torno a los sistemas electorales y a los sistemas de partidos políticos. Para algunos estudiosos de la materia, el destino de la democracia depende del sistema electoral aplicado. Así, atribuyeron el hundimiento de la República de Weimar en Alemania al sistema de representación proporcional (Hermens, 1941).

La distinción resulta útil para comprender mejor las diferencias tanto entre investigadores individuales como entre diversos resultados de investigación: asimismo, es de gran importancia para el análisis, la comparación y la valoración de los sistemas electorales, así como especialmente para la asesoría política. Dicha diferenciación se basa en dos criterios: normativo vs. Empírico y estadístico vs. Histórico. Desde una perspectiva teórico-científica, la primera distinción podría describirse en términos de procedimientos deductivos e inductivos; la segunda, en términos de métodos estadísticos y comparativos.

Los sistemas electorales se estudian a partir de convicciones teóricas o casi axiomáticas, vinculadas a teorías de la democracia o del buen gobierno; el enfoque normativo implica a generalmente pronunciarse a favor de uno de los principios de representación, así como de un sistema electoral correspondiente. En este enfoque se sostienen certezas en cuanto a los efectos y ventajas de ciertos sistemas electorales, a menudo sin tomar en cuenta en lugar y tiempo.

El estudio teórico de los sistemas electorales, de las ventajas y desventajas de los principios de representación, su nexo con la institucionalidad política en general y la dinámica de los procesos políticos sigue basándose en los escritos del enfoque normativo.

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