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Edgar Morin


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2014  •  2.145 Palabras (9 Páginas)  •  216 Visitas

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LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

Edgar Morin, sociólogo, antropólogo, filósofo y ensayista francés, es un intelectual ampliamente solicitado y reconocido en foros educativos, sociopolíticos, culturales y artísticos. Sus aportaciones han influenciado en nuestros aprendizajes y en nuestra comunidad educativa. Uno de los puntos que más nos interesa destacar de él se centra en sus aportaciones al pensamiento pedagógico, abriendo camino hacia el pensamiento complejo, potenciando la reflexión universitaria y, en general, aportando nuevas miradas y nuevas formas de comprender la educación. Su trayectoria tiene un papel importante en el proceso de cambio en la nueva concepción de la educación, así como su potente mensaje como construcción social, ética y cultural. Su visión del mundo, de la sociedad y del ser humano como fenómenos complejos, nos está conduciendo hacia una nueva forma de entender la educación del siglo XXI.

Estos siete saberes están concretados de la siguiente forma:

1. Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

Edgar Morin manifiesta que el error y la ilusión parasitan la mente humana desde la aparición del homo sapiens. La educación tiene que mostrar que no existe ningún conocimiento que no esté amenazado por el error y a la vez por la ilusión. Estos dos aspectos tienen que estar presentes en nuestra vida profesional, puesto que nos ayudarán a ver de una manera más abierta lo que necesita nuestro alumnado. En el prólogo del libro de Morin “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, nos introduce en los siete saberes que aquí queremos recordar, y dice: “Es significativo que la educación, que se propone comunicar los conocimientos, sea ciega respecto a aquello que es el conocimiento humano, sus dispositivos, sus males, sus dificultades, sus propensiones al error y a la ilusión, y no se preocupe en absoluto de hacer conocer qué es conocer.

Efectivamente, el conocimiento no se puede considerar como una herramienta ready made que se puede utilizar sin analizar la naturaleza. El conocimiento del conocimiento tiene que aparecer como una primera necesidad que serviría como preparación para enfrentarse a los permanentes riesgos de error y de ilusión que no cesan de parasitar la mente humana. Se trata de armar cada mente para el combate vital por la lucidez.

Es necesario introducir y desarrollar en la enseñanza el estudio de las características cerebrales, mentales, culturales, de los conocimientos humanos, de sus procesos y de sus modalidades, de las disposiciones tanto psíquicas como culturales que le pueden hacer caer en el riesgo del error o la ilusión”.

2. Los principios de un conocimiento pertinente

Se tiene que promover un conocimiento capaz de abordar los problemas globales. La supremacía de unos conocimientos fragmentados según las disciplinas, a menudo, impiden realizar el vínculo entre las partes y las totalidades. “Hay un problema capital que nunca se ha considerado: la necesidad de promover un conocimiento capaz de captar los problemas globales y fundamentales para inscribir los conocimientos parciales y locales. La supremacía de un conocimiento fragmentado según las disciplinas a menudo hace imposible que opere el vínculo entre las partes y las totalidades; por eso hay que dejar espacio a una forma de conocimiento capaz de coger sus objetos en sus propios contextos, sus complejos, sus conjuntos.

Es necesario desarrollar la aptitud natural de la mente humana para situar todas sus informaciones dentro de un contexto y de un conjunto. Es necesario enseñar los métodos que permiten coger las relaciones mutuas y las influencias recíprocas entre las partes y el todo en un mundo complejo”.

3. Enseñar la condición humana

El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico; pero esta unidad compleja de la naturaleza humana ha sido desintegrada por la educación. Es urgente la necesidad de restaurarla, de forma que cada cual donde esté, tenga conciencia al mismo tiempo de su identidad compleja y de su identidad común a todos los otros seres humanos. “El ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social, histórico. Esta unidad compleja de la naturaleza humana, en la enseñanza se encuentra completamente desintegrada por las disciplinas, y haciendo imposible aprender qué significa ser humano”.

Esta unidad hace falta que sea restaurada de forma que cada uno de nosotros, esté donde esté, muestre el conocimiento y la conciencia de su identidad personal, compleja y, a la vez, de su identidad común con todos los otros seres humanos. La condición humana tendría que ser objeto esencial de toda enseñanza y a la vez tendría que presidir todas nuestras actuaciones.

Este capítulo indica cómo es posible, a partir de las disciplinas actuales, reconocer la unidad y la complejidad humanas reuniendo y organizando los conocimientos dispersos en las Ciencias Naturales, las Ciencias Humanas, la Literatura y la Filosofía, y mostrar el vínculo indisoluble entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano. Esta manera de ver la realidad se enmarca dentro del paradigma de la complejidad y la transdisciplinariedad.

4. Enseñar la identidad terrenal.

Por primera vez, el hombre ha comprendido que es un habitante del planeta, afirmación que refleja la necesidad de actuar no sólo como individuo, familia o género, sino bajo un aspecto planetario. “El destino, en adelante planetario, del género humano es otra realidad clave ignorada por la enseñanza. El conocimiento de los desarrollos de la era planetaria que se agrandarán en el siglo XXI, y el reconocimiento de la identidad terrestre que será cada vez más indispensable para cada cual y para todos, se tienen que convertir en uno de los objetos principales de la enseñanza”.

Conviene enseñar el trayecto que ha tenido que recorrer el concepto de la era planetaria. Este concepto se inicia con la comunicación de todos los continentes en el siglo XVI, y mostrar cómo todas las partes del mundo se han convertido en intersolidarias, sin esconder las opresiones y dominaciones que han flagelado la humanidad y que no han desaparecido.

La perspectiva planetaria es imprescindible dentro de un marco o un concepto educativo. Pero, no solamente para percibir mejor los problemas, las situaciones o las evidencias, entre otros, sino para elaborar y crear una conciencia y un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra Tierra, considerada ésta como la patria verdadera. El término patria incluye referencias etimológicas y afectivas tanto

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