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Educacion Ambiental


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  842 Palabras (4 Páginas)  •  177 Visitas

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HACE MUCHO TIEMPO UNA ARAÑA HIZO SU TEJIO SU TELARAÑA EN UN ARBOL MUY GRANDE ASI QUE BAJO DE LA RAMA MAS FUERTE A UN DE ABAJO CON UN HILO MUY FUERTE Y EMPEZO A TEJER. PASADO EL TIEMPO DICHA ARTIFISE HABIA LOGRADO CONSTRUIR UNA VERDADERA OBRA MAESTRA, POR LO CUAL ACOSTUMBRABA ACOSTARSE A CONTEMPLAR EL PAISAJE Y DEGUSTAR DE LA ENORME CANTIDAD DE BICHOS QUE CAIAN EN LA TRAMPA MORTAL. UN MAL DIA SE DESPERTO UN TANTO MOLESTA Y SE PREGUNTO QUE RAYOS HACIA ESE MOLESTO HILO JUSTO EN MEDIO DE SU GRAN TELARAÑA Y QUE SUBIA A QUIEN SABE DONDE ASI QUE SIN MAS DE REPENTE LO CORTO CON TODA SU FUERZA, PARA SU SORPRESA CAYO AL INSTANTE CON SU CASA AL SUELO POR HABER TROSADO EL SOPORTE PRINCIPAL(EL JOVEN OBSERVADOR: PAG. 2) …

Partiendo de esta breve historia quiero rescatar lo importante de dicha historia, el día de hoy cuando se me cuestiono de por qué soy maestro, empecé a recordar mi soporte principal, todo empezó ya hace muchos años cuando veía a mi papá llegar de trabajar de su escuela primaria en la comunidad de porvenir, llegaba sudado, acalorado con dos o tres botones de la camisa desabrochados de su camisa blanca de manga corta, con una gran sonrisa en su rostro acomodanse su cabello y puedo recordar el silbido que emitía poniendo fin a mi espera (brinca la tablita yo ya la brinque), je je je en ese momento yo sabia que había llegado mi gran héroe y salía corriendo a su encuentro a la puerta de madera de la casa, lo abrazaba con todas mis fuerzas colgándome de su cuello y nos fundíamos en un tierno abrazo fraternal, justo en ese preciso momento el tiempo parecía detenerse (ummm casi puedo percibir su olor a campo y flores del camino en la sierra del gallego) y tornarse perfecto.

Ese fue el día que yo decidí ser maestro, motivado principalmente por la profunda admiración que siento por mi padre, y el tiempo paso, conforme fui creciendo se forjaba en mi corazón infantil un creciente deseo de algún lejano día llegar a ser un maestro tan feliz como lo era en esos momentos mi padre…

Así que fui entrenándome, jugaba a ser maestro, cuando ya iba a la secundaria a veces iba de visita a la escuela de mi papá, era entonces cuando empezaba a hacer mis primeros pininos como maestro cuidando a los alumnos del grupo cuando él salía a la dirección y nunca me puse nervioso ni me pregunte qué hago aquí era mi deseo natural, así que lo hacía de una forma sorprendentemente segura y con el paso del tiempo fui adquiriendo confianza, durante esos ensayos.

Aún recuerdo el día que llegue a hacer mis prácticas profesionales a la escuela Francisca Arévalo de Sánchez, en la ciudad de Córdoba, ubicada frente al campo del palomar, inició la repartición de grupos y me tocó quinto año, aún no recuerdo muy bien pero la cuestión fue que la maestra tutora no quizó que siguiera ahí en su grupo, por ello me reubicaron al primer grado, con la maestra Cristi, je je

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