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Educacion Y Politica


Enviado por   •  11 de Julio de 2013  •  2.175 Palabras (9 Páginas)  •  202 Visitas

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PRIMER EJE: La educación como estrategia de reproducción

Cuando hablamos de Reproducción de la sociedad nos estamos refiriendo tanto a la reproducción biológica de sus integrantes como a la reproducción simbólica de los principios de estratificación que permiten clasificarlos. Desde el punto de vista de los miembros de una sociedad, la reproducción equivale al mantenimiento de la posición que ocupan en el espacio social. Para mantener su posición, los actores sociales deben desarrollar estrategias que les permitan, al menos, conservar y, en lo posible, acrecentar el valor de los capitales que poseen. Los vehículos fundamentales de estas estrategias son la transmisión familiar o herencia y la institución escolar.

A través de las prácticas educativas intencionales y de los resultados educativos de otras prácticas hogareñas, el capital cultural familiar se transmite de padres a hijos. Las presentaciones en sociedad, los ritos de iniciación, las fiestas y ceremonias familiares, entre otras estrategias intencionales y no intencionales sirven para conservar, a través de la transmisión, el capital social de las familias. Finalmente, el capital económico se transmite a través de la herencia y otras instituciones legalmente sancionadas.

La institución escolar colabora con la reproducción de las posiciones en el espacio social y, así, con la reproducción de la estructura de ese espacio social, reduciendo la pérdida de valor y legitimando la transmisión familiar.

El capital cultural tiene tres formas de existencia. El capital cultural existe como disposición o habilidad incorporada, en la forma de saberes y aptitudes; el capital cultural existe como propiedad objetivada, en la forma de textos, herramientas, máquinas, y objetos de arte; finalmente, el capital cultural existe como insignia institucionalizada, en la forma de títulos, credenciales, licencias y habilitaciones. Así como debemos invertir trabajo para apropiarnos de capital económico, la incorporación del capital cultural requiere de una significativa inversión de tiempo y esfuerzo personal. Esta privación resulta menos onerosa en la medida en que pueda ser solventada por colaboraciones familiares. Las familias que disponen de mayor capital económico son quienes están en mejores condiciones para “comprar” el tiempo necesario para prolongar la educación de sus hijos.

Al consagrar el capital cultural en la forma de títulos, diplomas y distinciones, la institución escolar valida y legitima esta transmisión.

SEGUNDO EJE:

A partir de la finalización de la Segunda Guerra, la economía mundial experimentó un período de explosivo y sostenido crecimiento. Se han ensayado diversas explicaciones para este fenómeno. Muchas de ellas proponen el incremento de las capacidades productivas gracias a la expansión de los sistemas educativos como uno de los factores causales más importantes. Más que verificar la validez empírica de estas teorías, tarea que nos requeriría revisar una extensa y compleja literatura, nos interesa aquí analizar las razones teóricas que permiten afirmar de modo verosímil que la productividad de las economías nacionales depende dela calidad de las experiencias educativas de sus recursos humanos. La noción de capital humano es un giro de uso reciente en la literatura económica y de ciencias sociales. La relativamente tardía aparición de este concepto obedece a razones morales y teóricas. En primer lugar, el concebir a los seres humanos como una forma de capital, esto es, como un recurso productivo y una forma de propiedad, es contradictorio con algunos principios fundamentales de nuestra conciencia moral. Más bien estamos acostumbrados a pensar en los hombres y las mujeres como fines y no como medios de la producción económica. Más aún, si la producción tiene algún sentido, éste es, precisamente, el servir a los hombres y mujeres. Las razones teóricas para la acuñación tardía de la noción de capital humano tienen que ver con el desarrollo de la economía como ciencia. Es cierto que los modelos más influyentes de la economía política consideraron al trabajo como uno de los componentes fundamentales de la función de producción, junto al capital y al nivel de desarrollo tecnológico, esta consideración del trabajo era fundamentalmente cuantitativa ,y tenía impacto sobre las capacidades productivas de una economía nacional solamente en la medida en que su relativa escasez o abundancia permitiera u obstaculizara la eficiente explotación de los recursos productivos disponibles. El relativo desinterés respecto de las diferencias cualitativas entre distintos tipos de trabajo radicaba en que, según se asumía, con razón, el grueso de la producción requería básicamente de esfuerzos físicos o habilidades manuales elementales para las que todos los trabajadores estaban, en principio, igualmente calificados. La complejidad de los sistemas de producción que fueron desarrollándose durante este siglo, especialmente durante su segunda mitad, hace que contar trabajadores como toda medida de las capacidades productivas resultantes del trabajo sea tan inútil como contar máquinas para medir las capacidades productivas derivadas de la disponibilidad de capital físico. Esto llevó a los economistas a diseñar modelos que dieran lugar a diferencias cualitativas entre las capacidades productivas de los trabajadores, distinguiendo, de este modo, entre componentes físicos y componentes humanos del stock de capital. Por lo demás, la consideración del capital humano como determinante del desarrollo económico permitió superar algunas dificultades empíricas de los modelos vigentes en la disciplina. En efecto, la función de producción que consideraba la fuerza de trabajo solamente en su dimensión cuantitativa tenía el defecto de predecir que los países más pobres deberían crecer a ritmo más rápido que los países más ricos y que, por tanto, los niveles de desarrollo de las distintas economías nacionales tenderían a converger en el largo plazo. Si bien a partir de finales de la década de los ´50, algunas economías subdesarrolladas crecieron, efectivamente, a tasas muy altas (México, Brasil, los países del Sudes-te Asiático y los de la Península Ibérica); en rigor, las diferencias de desarrollo entre el conjunto de las economías más ricas y el conjunto de las economías más pobres, antes que reducirse, se ampliaron. Una de las principales razones para explicar esa ampliación reside en las diferencias de salud, educación y capacitación entre uno y otro conjunto de países. De acuerdo con estos argumentos, con los mismos recursos, mejores trabajadores, producen más. Mejores trabajadores son trabajadores con más años de escolarización, con más experiencia específica de

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