Educación Con Valores

Educar no es enseñarle a alguien algo que no sabía, sino hacer de ese alguien un ser que no existía.

Para la convivencia humana armónica, es fundamental el respeto de los valores humanos. Entendemos que valor “es todo aquello a lo que se aspira por considerarlo deseable en la conducta individual y social”, como la libertad, la independencia, la igualdad ante la ley, el respeto, la justicia, la tolerancia, la amistad, la cooperación y la solidaridad.

En la actualidad, cuando la dinámica de las relaciones humanas se caracteriza por la inseguridad social, por el atropello de los derechos elementales de los individuos y de los pueblos, por el relajamiento de los principios morales y por el deterioro de la familia, núcleo integrador de la sociedad, es común escuchar que se han perdido los valores y que urge inculcarlos a las nuevas generaciones para recuperar la estabilidad social.

Con nostalgia se habla de la modificación o pérdida de las sanas costumbres y de las tradiciones de los pueblos, que algún día les dieron identidad y fueron motivo de orgullo.

Antes se respetaba a los padres, abuelos y personas mayores, maestros, sacerdotes y gobernantes; se tenía en alto sitial a la mujer, a los niños, ancianos y discapacitados; no se fumaba ni tomaba delante de los papás, ni se proferían groserías; los compromisos se cumplían, aunque sólo fueran de palabra y las pertenencias de los demás eran, simplemente, ajenas.

Existía amistad sincera entre las personas y las familias, el afecto y apoyo se ofrecían sin esperar recompensa alguna; la solidaridad estaba unida a la desgracia; se gozaba de orden y tranquilidad y la comunicación plena era el marco de las buenas relaciones.

Paulatinamente ese ambiente de libertad se fue transformando en libertinaje y vino la contaminación social, proliferaron los vicios y las adicciones, los secuestros, los asesinatos, las injusticias, la falta de respeto, la deshonestidad, la intolerancia, la violencia, la corrupción y tantos males sociales entre los que zozobra la convivencia actual.

Hoy las injusticias están en todas partes, en muchas situaciones la ley sólo se aplica a quienes no pueden comprarla, las grandes desigualdades económicas y la marginación del desarrollo de grandes núcleos de población, son patentes de injusticia social; los casos de corrupción, drogadicción, secuestros, discriminación, violencia y tensión generalizada de la existencia humana, son noticias ordinarias en los medios masivos de comunicación.

Ante esta situación, es necesario replantear los fines de la educación, ya que éstos no sólo deben orientarse al desarrollo de la inteligencia en el alumno, también deben privilegiar el desarrollo de la parte afectiva del ser humano, sus sentimientos sobre sí mismo y hacia los demás. Es impostergable incorporar a la práctica docente la educación moral o educación en valores, donde es más importante formar que informar. Se impone la necesidad de llevar a la práctica la axiología contenida en el Artículo Tercero Constitucional y en la Ley General de Educación, donde se establece que la educación debe buscar el desarrollo integral de las facultades del ser humano, inculcándole el amor a la Patria y los valores supremos de la Justicia, la Libertad, la Igualdad, la Independencia, la Soberanía y la Solidaridad, a través de la preservación de los valores de acceso en nuestras relaciones formales e informales: amistad, respeto, tolerancia, responsabilidad, democracia, igualdad, disciplina, lealtad y honestidad, los cuales permitirán avanzar en una educación

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