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El Proyecto Del Nuevo Servicio Civil : Modernización De La Administración Pública O Amenaza En Ciernes Del Despido


Enviado por   •  18 de Abril de 2014  •  4.681 Palabras (19 Páginas)  •  376 Visitas

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El Proyecto del Nuevo Servicio Civil :

Modernización de la Administración Pública o

Amenaza en Ciernes del Despido

En una reciente conversación relacionada con un reclamo administrativo planteado ante el Director de una importante área municipal –Gobierno Local- respecto del pésimo y desganado accionar de un trabajador a su cargo, escuchámosle decir como respuesta y justificación –quien escribe, en calidad de abogado y mi clienta, como usuaria- “Que no podía hacer nada para obligarle a hacer su trabajo, ni siquiera llamarle la atención, porque se trataba de un trabajador nombrado y él, como jefe, sólo era un trabajador de confianza”. En otra oportunidad, habiéndome apersonado ante el despacho de un asistente judicial para efectos de revisar un expediente, ante mi solicitud que me prestase el mismo, éste contestó que regresase en otra oportunidad porque no se encontraba su asistente. Cuando le pregunté de porque no procuraba hacerlo él mismo pues nada estaba haciendo en esos momentos, me respondió que, si bien era el asistente legal, no era sin embargo el asistente llamado a hacer lo que yo estaba pidiendo, que había otro cuyo puesto era buscar expedientes. Finalmente, en una última conferencia que dicté a un sindicato de trabajadores, recibí una pregunta : ¿Todos los trabajadores del Estado tienen similares obligaciones y derechos respecto a ley? Muy resuelto respondí que sí; repreguntó entonces el mismo participante : Si es así, ¿Porque , en el hospital donde trabajo (quien preguntaba trabajaba en un hospital) a los trabajadores administrativos y de servicios nos obligan a marcar tarjeta de asistencia diaria y al menor resquicio de tardanza, nos descuentan, mientras los médicos, no sólo no consignan su hora de ingreso a labores (lo hacen en un cuaderno) sino que incluso apenas ingresados al hospital abandonan el mismo para irse a trabajar a sus consultorios, y no les dicen nada?.

Cuando la clienta del primer caso, a modo de reflexión, me preguntó de cómo hubiese actuado en esa situación, mi respuesta, sin dilación alguna, fue que sancionaría a los dos; a uno por no trabajar y al otro por tampoco trabajar. Empero, similar respuesta daría por los otros dos casos, llamémosle anécdotas, que a no dudar, constituyen pan de cada día en el grueso del accionar administrativo del sector público, aquel constituido por trabajadores de entidades e instituciones públicas a través de las cuales actúa el Estado. Pero, ¿Sólo bastaría sancionar para, como lección, hacer entender a quien trabaja para el Estado, que lo único que tiene que hacer es prestar el servicio eficiente y oportuno que el ciudadano requiere y por el que éste paga desembolsando sus impuestos? La respuesta resulta, creo, obvio; el problema de fondo proviene de la mentalidad del trabajador, no de la forma como trabaja. A la luz de los ejemplos dado, el servidor público actual parece ser uno carente de aptitud pero también de actitud. Nos aproximan pues, estos ejemplos, extraídos de la vida real, al concepto poco fraterno que tenemos la mayoría de los peruanos respecto de la idea que tenemos del Estado, graficado a través de la administración pública : Un Estado deficiente que, de un lado no ha sido un buen Empleador, laboralmente hablando (sino veamos el desorden y distorsión que implica la confluencia de distintos regímenes laborales, Decreto Legislativo 276, Decreto Legislativo 728, incluyendo el CAS, consecuencia tanto de la complejidad de los mismos como de la falta de planificación, dirección y supervisión coherentes) y, de otro, que tampoco ha sido un correcto prestador de servicios, en el entendido, claro está, que le corresponde el logro del bienestar y la prosperidad de la población cautelando los intereses y objetivos de la sociedad del país.

Pues bien, en este contexto de considerar a la administración pública tradicional de nuestro Estado, además de desactualizada, poco o nada confiable para el ciudadano que en muchos casos la estima corrupta, ha salido a la luz el proyecto de ley sobre el Servicio Civil enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso para su debate. ¿Qué conlleva este proyecto? ¿Nada menos que la modernización de la administración pública como dicen unos, o la amenaza en ciernes del despido de trabajadores en el sector público?, según otros agoreros. Estando a la esencia literal de dos términos que, estimo, configuran la pretensión estatal, EFICACIA y EFICIENCIA, palabras que reflejan cambio, un símil de aptitud y actitud, en apariencia el proyecto de ley, entraña ambos extremos, si tenemos en cuenta que para modernizar la administración pública es menester, “reingenierizar” si cabe el término, la mentalidad del servidor, o lo que es mejor, generar un nuevo servidor público con una nueva aptitud y actitud de trabajo, con renovada moral, lo que desde ya deja entrever que a futuro, cada vez más deben haber menos pésimos trabajadores de la administración pública, como los personajes antes citados. Y ello debe producirse, de llegar a buen puerto el proyecto de ley, en un plazo máximo de 05 o 07 años, plazo que se prevé debe durar la implementación del nuevo servicio civil que se propugna, que además de progresiva, apunta a ser flexible, en atención a varias consideraciones, primero, buscando adaptarse a las necesidades de las entidades y del entorno; segundo, en función a la disponibilidad fiscal y tercero, considerando la heterogeneidad de las entidades en los distintos niveles de gobierno.

En principio, el término modernización del Estado (la administración publica es una manifestación de éste) alude al conjunto de procesos y acciones para asegurar la adaptación constante y sostenida de su funcionamiento para así responder a las exigencias de la sociedad, para cuyo efecto se requiere que quienes operen su armazón, es decir, entidades, instituciones y sus trabajadores a todo nivel, no sólo sean dignas, respetadas y honestas, donde el factor moral constituye uno de los elementos primordiales de los programas y políticas, sino fundamentalmente eficaces pero también eficientes. Entonces siguiendo esta línea, requerimos y hacia eso se direcciona el proyecto de ley que analizamos, un aparato estatal y servidores eficaces y eficientes. Si esto es así, cae de maduro que, como consecuencia de ello, incurrirán en un autodespido (no despido) todos aquellos servidores públicos que no se ajusten a la finalidad a la que está destinada la futura ley, esto es, que el Estado alcance mayores niveles de eficacia y eficiencia y preste efectivamente servicios de calidad a través de un mejor Servicio Civil, así como promover el desarrollo de las

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