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El Sentido Del Pensar


Enviado por   •  4 de Junio de 2014  •  3.288 Palabras (14 Páginas)  •  150 Visitas

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EL SENTIDO DEL PENSAR EN NUESTRO TIEMPO

1.- Predominio del problema del ser hasta el renacimiento.

2.- La filosofía moderna y el problema del conocer.

3.-La correlación sujeto-objeto y el problema del ser

DESARROLLO

1.- PREDOMINIO DEL PROBLEMA DEL SER HASTA EL RENACIMIENTO.- La Filosofía trata, entre otras cuestiones, de la Teoría del Conocimiento y de la Teoría de la Conducta, intentando alcanzar una explicación general del universo y de la vida, que a nuestro entender debe ser considerada como Metafísica, aunque hay autores que lo presentan como estudio de la naturaleza empírica o “meta-empírica” eufemismo curioso con el que se pretende encubrir el carácter ineludible de la especulación metafísica.

No pretendemos hacer una clasificación de los sistemas de Filosofía. Cualquier intento en este sentido implica que previamente se haya determinado la situación de cada pensador. Así, quién, por ejemplo, se adscriba al criticismo kantiano tendrá una maneras de ver los demás sistemas que deferirá de aquella que tenga un seguidor del utilitarismo de Benthan o del que acepte las perspectivas neopositivistas, pongamos por caso.

Habiendo situado ya de una manera general los problemas de la Filosofía, pasemos al estudio de la Gnoseología, no sin establecer previamente algunos datos históricos.

En todo caso, una introducción a la Gnoseología puede resultar sumamente útil, no sólo para lograr una mayor seguridad terminológica, sino también porque nos ayudará a refrescar nociones ya aprendidas en cursos anteriores o a través de lecturas de Filosofía.

La Gnoseología es, como dijimos, la parte de la Ontología que trata de la validez del conocimiento en función del sujeto cognoscente. Hay quienes vivamente interesados por esta materia, sostienen que la teoría del conocimiento aparece propiamente con Kant. Tal afirmación no puede aceptarse sin ponerle reparos. A nuestro juicio, no es exacto decir que la Gnoseología se haya constituido como parte autónoma de la Filosofía gracias al criticismo kantiano. Kant constituye ciertamente un punto culminante de un proceso de pensamiento, que echa sus raíces profundas en la Antigüedad clásica y en el mundo medieval.

Cabe distinguir tres fases del pensamiento filosófico, según el predominio mayor o menor que en ellas presente el problema del conocimiento, en relación con la especulación propiamente metafísica. Tampoco está demás considerar, de una vez por todas, que muchos problemas de la Gnoseología son replanteados por la Metafísica, si bien lo son por otras razones y finalidades, trascendiendo la funcionalidad sujeto-objeto que delimita cualquier indagación de naturaleza ontognoseológica.

Si examinamos tanto la Filosofía clásica como la medieval, comprobamos que, de Sócrates a Santo Tomas de Aquino, el problema que preferentemente se plantea es el que hace referencia al ser como ser.

La Filosofía griega, al igual que la Filosofía medieval, fue, por encima de todo, una ontología, empleando ese término en el sentido lato o tradicional, o sea, en su acepción de teoría del ser en general, o parte del la Metafísica, y no en la acepción estricta al que hicimos referencia en el capitulo anterior.

Entendámonos bien. No decimos que Filosofía clásica o medieval haya sido solo Metafísica, sino que lo que afirmamos es que fue, sobre todo, de orden Metafísico. También los griegos tuvieron conciencia de que había un problema relativo a las posibilidades y al conocimiento humano. Basta recordar a los escépticos, y, antes que ellos, a los sofistas y a los presocráticos; sin pasar por alto toda la producción platónico-aristotélica. Estas referencias nos muestran suficientemente como los griegos sintieron, pronto y profundamente, la necesidad de resolver estas preguntas: ¿Hasta que punto el hombre puede conocer con certeza? ¿Por qué l hombre puede conocer? Con todo, estos problemas no eran considerados como los fundamentales, o por mejor decir, como lógicamente anteriores a los demás, sino mas bien como subordinados a otros a los que la Filosofía prestaba mayor atención y que eran los problemas ligados a la explicación del “ser”, del “ser en cuanto ser”. De todos modos, el problema del conocimiento se plantea como el problema de la metafísica. La Filosofía clásica y la medieval no desarrollaron una teoria autónoma del conocimiento, sino que trataron sus cuestiones de forma secundaria, complementaria o implícita, como consecuencia del planteamiento de previos problemas ontológicos.

2.- LA FILOSOFÍA MODERNA Y EL PROBLEMA DEL CONOCER.- En el tema que ahora tenemos entre manos, la Filosofía moderna ofrece un cambio sustancial. El pensamiento moderno, que comienza con el Humanismo, presenta, ya desde el principio, una acentuada preocupación por e problema de los límites y de las posibilidades del conocimiento y, de forma particular, del conocimiento científico.

Desde los humanistas italianos, tales como Pico Della Mirandola y Coluccio Salutati y todos aquellos que, en contraste con el aristotelismo medieval, recibieron influencias de la filosofía platónica, lo que caracteriza a las nuevas tendencias es la preocupación por explicar la naturaleza según sus leyes inmanentes y por situar el problema del hombre en el universo, esforzándose por comprender el universo a la luz del destino humano. Poco después, se fue formando y afirmando la tendencias de considerar el problema del conocimiento como una cuestión principal en el ámbito de la filosofía, con independencia de previas posiciones metafísicas, refiriéndose al problema del hombre considerado como ente que conoce. Esta tendencia fue robustecida por las exigencias de la nueva ciencia, como se refleja en el pensamiento de Leonardo da Vinci y de Galileo Galilei ( 1564-1642). Este aparece como uno de los pioneros de la metodología moderna: es él quien apura sutilmente los procesos de análisis y de síntesis, en la unidad de los métodos “compositivo y resolutivo” que se complementan y recíprocamente se justifican. Para el fundador de la física moderna el pensamiento ordena, según la razón matemática, los elementos sensibles. La “Filosofía”, dice, está escrita en el gran libro del universo y lo está en lenguaje matemático; sus letras son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, de modo que sin ellas no se puede entender una sola palabra.

Esta preocupación por los fundamentos de las verdades científicas, junto con una cautelosa actitud de reserva frenete al mero argumento de autoridad, se acentúa aún más al formarse dos grandes corrientes, cuyo

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