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El Siglo XVIII


Enviado por   •  15 de Enero de 2015  •  Ensayos  •  2.080 Palabras (9 Páginas)  •  127 Visitas

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El siglo XVIII

Este siglo supone un periodo de profundas transformaciones que afectaron a la sociedad, la ciencia, la política y el arte.

Ideológicamente, se inicia un cambio en el pensamiento y los principios de la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad) se convierten en imprescindibles para todos. Por este motivo, la razón y la ciencia se encuentran en auge, el experimentalismo es uno de los principios fundamentales, y por ello se plantea la extensión de la educación a todas las clases sociales. Por eso se conoce esta centuria como el Siglo de las Luces.

Políticamente, esta época supone la creación de las primeras democracias constitucionales, frente al absolutismo anterior. Y en relación al campo artístico, el hecho de que se pretenda hacer llegar la educación a todo el mundo, impone que el modelo literario que impere sea el didáctico.

ILUSTRACIÓN

El auge de la burguesía, que era la clase social que se encontraba en pleno esplendor debido a que cada vez alcanzaba mayor poder adquisitivo, determina todas estas transformaciones que vive la sociedad, y centrará su ideología en el triunfo de la razón y el progreso de la sociedad.

Este nuevo movimiento nace en Francia, (donde destacan autores como Montesquieu, Voltaire y Rousseau), es ahí donde se crea la Enciclopedia de Diderot y D´Alembert, que propagó las ideas ilustradas y a partir de ahí fue heredado por el resto de los países europeos.

Las características de la Ilustración son las siguientes:

Racionalismo: la razón es la única base del saber, y favorece el desarrollo del pensamiento científico.

Utopismo: si se aplica la razón existirá una sociedad mejor y un progreso económico y cultural ilimitado.

Reformismo: hay que reformar poco a poco la sociedad que se pretende modernizar, pero en aquellos casos en los que domina el absolutismo se pretende seguir la máxima de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”

EL SIGLO XVIII EN ESPAÑA.

Debido a nuestro retraso y aislamiento del resto de Europa, las ideas ilustradas tardaron en desarrollarse en nuestro país, a diferencia de otros. Hasta casi la década de los 60 (1758), a excepción de Feijoo, prácticamente no existe literatura ilustrada. Y entre 1789 (inicio de la Revolución Francesa) y 1808 existe un nuevo retroceso, pues se teme que la revolución del país vecino se repita en España.

Los escritos de los ilustrados van encaminados a modernizar la sociedad española, cambiar sus costumbres y mejorar el modo de vida y la alfabetización de sus ciudadanos.

Por este motivo, tuvieron gran importancia las academias y tertulias. Las primeras son instituciones de carácter cultural y científico. A partir de aquí se funda la Real Academia Española, que elaboró un Diccionario de Autoridades, una Ortografía y una Gramática de la Lengua Castellana. Las segundas, a diferencia de las academias, no estaban sujetas a estatutos y se basaban en reuniones informales y periódicas en las que los participantes debatían sobre temas de diversa naturaleza (culturales, científicos, sociales,…) con el fin de contrastar ideas u opiniones.

EL NEOCLASICISMO

El arte de esta época recibe el nombre de neoclásico porque supone una vuelta al mundo clásico grecolatino. Las características de este son:

Tendencia a expresar modelos genéricos, universales, por este motivo este arte presenta unos rasgos uniformes en toda Europa.

El arte y la literatura se ven sometidos a unas normas fijas, controladas por las instituciones del Estado (Reales Academias), por eso el artista no puede crear obras originales.

Propósito educativo: la literatura tiene una finalidad educativa, para que pueda reformar la sociedad de acuerdo a los ideales ilustrados.

Por todas estas razones, el género más cultivado es el ensayo, aunque el teatro también tuvo cierta repercusión social.

Las obras literarias de la época se difundieron a través de la Poética de Luzán, obra donde se defendían los principios neoclásicos, y se atacaban los del siglo precedente.

LA PROSA DEL SIGLO XVIII: NOVELA Y ENSAYO.

El género en prosa más importante del siglo XVIII es el ensayo. Sí existió producción de novelas, pero las destacadas del siglo combinan la ficción pura con otros intereses como por ejemplo, Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, del padre Isla, que utiliza la ficción como pretexto para llevar a cabo una sátira literaria contra la educación básicamente. O Vida, ascendencia, nacimiento, … de Diego de Torres Villarroel (relacionado con la novela picaresca)

Pero es el ensayo la manifestación literaria protagonista en la época, pues su extensión y estructura son variadas y permite afrontar temas científicos o de pensamiento desde la perspectiva personal del autor. Relacionado con lo anterior encontramos la prensa, que se toma como vehículo de las nuevas ideas y abrió camino al auge periodístico del siglo XIX.

Entre los autores más destacados de este apartado señalaremos a:

Benito Jerónimo Feijoo.

Hijo de hidalgos gallegos, fue profesor en la universidad de Oviedo. Tiene muy clara su tarea educadora. A través de un estilo sencillo, en sus obras intenta demostrar la falsedad de las supersticiones y de ciertas creencias populares por medio de argumentos que obligaran a pensar. La observación y la experimentación son los principios sobre los que se sustenta la obra y las intenciones de este autor. De hecho, en bastantes ocasiones recurre al sentido común como criterio fiable.

Sus obras, Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas, abarcan temas variados: historia, matemáticas, agricultura, física, costumbres,… defendiendo en ellas el adelantamiento científico del país, el experimentalismo, el ejercicio de la razón, que no eran incompatibles con la religión. Tuvo una gran influencia en toda España.

Gaspar Melchor de Jovellanos.

Durante el reinado de Carlos III participó en diversas iniciativas reformistas, pero con la subida al trono de Carlos IV, todo esto fue en retroceso. Estuvo encarcelado y fue liberado al producirse la invasión napoleónica, rechazó los cargos que le ofrecía José Bonaparte y se integró en la Junta Central que dirigía la lucha contra los franceses.

En sus obras manifestó

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