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El aburrimiento en el matrimonio

andy5482 de Marzo de 2014

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Después de la luna de miel, la vida de recién casados está llena de emoción y del gozo de tener experiencias nuevas. Las primeras cenas juntos en su casa recién estrenada, la decoración, la creación de esas pequeñas costumbres que forjan, día a día, la tradición familiar de la nueva pareja. Esto tiene mucho de entrañable y emocionante. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas costumbres, que en un inicio fueron encantadoras, pueden transformarse en un acto tedioso y hasta molesto. Igualmente, en el área romántica, esa pasión inicial, que hacía que visitaran la alcoba muchas veces para algo más que dormir, poco a poco va desapareciendo.

La vida sexual entonces puede tornarse algo reglamentado, planeado. Hacer el amor se convierte entonces en un pendiente más en la agenda de la pareja. Se tacha de la lista y ya está. A otra cosa. ¿Y la vida del corazón? Compartir sentimientos y emociones, la seducción mutua, en una palabra, el romance, puede pasar a formar un aspecto secundario ?demasiado quizá? de la vida cotidiana de la pareja. Estas transformaciones, esta apatía que quita frescura a la relación matrimonial, pueden convertirse, si lo permitimos, en el declive y hasta en el fin de nuestro matrimonio. Es importante que aprendamos cómo, con ciertos gestos y una postura mental diferente, podemos renovar nuestra relación constantemente y hacer que el amor y hasta la pasión sexual se renueven y adquieran la emoción y frescura del primer día.

El "cultivo" del amor

Las relaciones, cualquiera que sea su índole, tienen que alimentarse constantemente, estimularse, cultivarse. Una amistad que no se cultiva, se muere. También una relación amorosa. El matrimonio no es fácil, nadie en su sano juicio dirá que lo es. La vida en pareja está llena de retos que se superarán con base en el amor verdadero. Algunos expertos aseguran que el tedio matrimonial da inicio una vez que ya se ven como normales las cosas. La emoción de una casa conjunta, de una vida en pareja se diluye cuando todo esto que es nuevo pasa al terreno de la normalidad. Lo obvio entonces es buscar elementos ?dentro y fuera de uno mismo? que hagan que la vida cotidiana tenga chispazos constantes de novedad. Hay ciertos elementos o gestos que contribuyen a cultivar y renovar nuestra vida matrimonial. Son gestos pequeños, simples y hasta nimios, pero que resultan de gran ayuda a la larga.

Interés mutuo

Cuando un hombre piensa que sólo sus problemas en el trabajo son importantes, está mal. O cuando una mujer piensa lo mismo de sus actividades domésticas. Los problemas y las vicisitudes de ambos son igualmente importantes. Pretender que los problemas del otro son tonterías puede ser el inicio del fin de una buena convivencia matrimonial. Aprendamos a escuchar. Si nuestra pareja tuvo un mal día, démosle nuestra atención y no lo recibamos con un ataque de mal humor o echándole nuestros problemas a la cara. Escuchemos y hagámosle sentir que nos importa. Que valoramos lo que hace por sacar adelante el matrimonio. Si ambos son profesionistas, siempre hay que manifestar que las metas de uno lo son de los dos. Si triunfa uno, ambos lo harán. Obviamente, apoyar a nuestra pareja en sus planes profesionales es un estimulante para el amor que no tiene precio.

Amenaza para los cónyuges

El aburrimiento en el matrimonio es la raíz de otros males que lo aquejan. “Ocurre muchas veces que, sin palabras, se establece una especie de acuerdo para vivir aburridamente juntos el resto de sus vidas, que más que promesa de un alentador proyecto de vida, parece más una condena; alguno de los dos, o los dos, buscan fuera la novedad, los estímulos que les devuelven las ilusiones y las ganas de vivir. No tiene que ser un amante. A veces es el trabajo, otras serán nuevas amistades no compartidas con la pareja; nuevos o viejos pasatiempos individuales, aficiones o adicciones.

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