El impacto de la globalización en la ética mundial
BrendaFunez2017Tarea11 de Febrero de 2017
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Introducción
En el presente informe daremos a conocer la investigación sobre el impacto de la globalización en la ética mundial, asimismo se darán a conocer las cuatro características con que cuenta una economía global. La globalización es un proceso imparable el cual está impulsado por la tecnología y el afán humano y económico por romper las barreras, Lo que quiere decir que debemos considerar aspectos sociales antes de tomar decisiones económicas.
Objetivos
- Dar a conocer el significado de lo que es la globalización en la ética mundial.
- Explicar los avances que ha tenido la ética empresarial en la globalización.
- Mostrar la historia de cómo empezó la globalización de la ética.
- Identificar los posibles problemas en que puede decaer la etica.
El impacto de la globalización en la ética mundial
A lo largo de la historia, la ética no fue muy bien vista en aspectos económicos, dado que los negocios se hacen por dinero. Ese fue siempre el único objetivo obtener ganancias monetarias. Cuando hablamos de ética, nos referimos a la práctica de las buenas costumbres, de los Buenos hábitos, de los valores morales, de hacer bien las cosas tomando en consideración el bien común de personas y naturaleza. Sin lugar a dudas, el mundo sigue siendo mundo, porque también hay personas mal intencionadas, egoístas y de muy poco valor por la vida. Pero si la mayoría actuamos éticamente, entonces ellos no serán un problema. La sociedad está viviendo la globalización en su máxima expresión, provocando la urgente aplicación de valores y principios fundamentales para evitar mayores efectos en la economía de los países. La ética ayuda a reflexionar acerca de los valores y las conductas que permiten asumir responsabilidades de manera efectiva con respecto al entorno social y empresarial entrando en el renglón la responsabilidad social y su evolución en el emprendedor social.
Definitivamente representa grandes retos para los líderes del siglo XXI y la misma promueve un mundo más abierto, competitivo y desafiante. Por motivo del fenómeno de la globalización la economía tradicional sufre grandes cambios que demandan nuevas opciones y estrategias que permitan potenciar ideas, proyéctese inversiones siempre y cuando estas comprendan las condiciones de una economía globalizada.
Las cuatro características con que cuenta una economía global:
- No tiene fronteras gracias al desarrollo de las telecomunicaciones las cuales no establecen fronteras ni límites.
- Por ende es invisible.
- Esta tecnológicamente conectada
- Se mide en múltiplos que son los que siempre ven al futuro y materializan sus ideas y deseos.
La globalización es un proceso imparable el cual está impulsado por la tecnología y el afán humano y económico por romper las barreras, donde el que dirige es el dinero quien es carente de toda sensibilidad ética y tiene como característica de excelencia las injusticias sociales. En este entorno de competitividad y consumismo los directivos de empresas necesitan afianzar sus valores, creencias y hasta su propia personalidad para no perder la correcta orientación. Es ahí donde se pensó en Globalizar la ética.
Lo que quiere decir que debemos considerar aspectos sociales antes de tomar decisiones económicas. Por ejemplo, si se quiere abrir una maderera, debe tenerse en cuenta que por talar un árbol hay que sembrar 2 más. O si se quiere montar una fábrica de cualquier tipo, esta debe tener una buena disposición de sus desechos, de tal modo que no perjudique la naturaleza ni los habitantes. Personalmente, interpreto el impacto de la ética mundial en el ser humano como algo positivo y que de seguir preocupándonos por nuestra especie, nuestros recursos, y nuestra naturaleza viviremos en paz por mucho tiempo, y ojala que se tome muy en serio el asunto de las decisiones éticas en todo lo que hagamos y podamos de una vez vivir en un mundo menos lleno de problema.
Por muy limitadas localmente que sean nuestras intenciones, erraríamos si no tuviéramos en cuenta los factores globales, pues pueden decidir el éxito o el fracaso de nuestras acciones. Lo que hacemos (o nos abstenemos de hacer)puede influir en las condiciones de vida (o de muerte) de gente que vive en lugares que nunca visitaremos y de generaciones que no conoceremos jamás. Seamos conscientes o no, éstas son las condiciones bajo las que hacemos hoy nuestra historia común. Aunque buena parte (y muy posiblemente toda o casi toda) la historia que se va tejiendo dependa de decisiones humanas, las condiciones bajo las que se toman estas decisiones escapan a nuestro control.
Una vez derribados la mayoría de los límites que antes confinaban nuestra potencial acción a un territorio que podíamos inspeccionar, supervisar y controlar, hemos dejado de poder protegernos, tanto a nosotros como a los que sufren las consecuencias de nuestras acciones, de esta red mundial de interdependencias. No se puede hacer nada para dar marcha atrás a la globalización. Uno puede estar a favor o en contra de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización. Hace sólo medio siglo, Karl Jaspers podía aún separar limpiamente la culpa moral (el remordimiento que sentimos cuando hacemos daño a otros seres humanos, bien por lo que hemos hecho o por lo que hemos dejado de hacer) de la culpa metafísica (la culpa que sentimos cuando se hace daño a un ser humano, aunque dicho daño no esté en absoluto relacionado con nuestra acción). Esta distinción ha perdido su sentido con la globalización. La frase de John Donne no preguntes nunca por quién doblan las campanas; están doblando por ti representa como nunca la solidaridad de nuestro destino, aunque todavía esté lejos de ser equilibrada por la solidaridad de nuestros sentimientos y acciones.
La Ética Empresarial en la globalización.
Durante mucho tiempo, ética y empresa han sido conceptos que se han movido en planos de la realidad distintos. La ética se ha vinculado con lo que cada uno cree que está bien o mal. Otros la definían como un modo de ser, de estar y de actuar ante la realidad circundante. O incluso, como el arte de hacer las cosas bien desde todos los puntos de vista posibles. La empresa, por el contrario, se ha concebido como un ente objetivo, siendo una institución ligada al beneficio, y por tanto, que requiere de criterios económicos y no morales. Hoy en día la situación ha evolucionado. Congresos, conferencias o medios de comunicación se ocupan de nuevo de unir las palabras ética y empresa, en concreto al hablar de la ética empresarial .Alrededor de los años 50 del siglo XX, debido a la aparición de los modelos teóricos que desembocaron en las primeras escuelas de dirección de empresas, se produjo el primer encuentro entre la ciencia ética y las teorías de la dirección. Es entonces cuando se comienza a concebir a la empresa como una comunidad de personas. Se desarrollan las teorías de la responsabilidad social; se introducen los criterios de justicia en el reparto del valor económico añadido. En los años siguientes en los que la oferta de formación empresarial creció, con el influjo de los modelos anglosajones de dirección que pasaron a dominar el mundo occidental y en consecuencia, España también, pareció que la ética estaba ausente, y el positivismo y el pragmatismo dejaban poco espacio a las teorías humanistas. Se puede afirmar que hay un paréntesis en el desarrollo de la ética empresarial en España y en el mundo occidental hasta los años setenta y ochenta del siglo XX.
Es a partir de este momento cuando se comienza a experimentar un proceso profundo y acelerado de cambios, sin precedentes en la historia de la humanidad. Este cambio es voraz, complejo, turbulento e imprevisible, que llega de forma avasalladora y alcanza todos los segmentos de la sociedad. Tales mutaciones imprimen un dinamismo tecnológico y científico, y las consecuentes revisiones de valores, de forma jamás vista que alcanzan en pleno nuestra vida cotidiana y el delas organizaciones empresariales.
La concepción de las empresas ha cambiado mucho en los últimos años, lo que ha llevado a considerar que tienen una seria responsabilidad moral para con la sociedad, independientemente de las responsabilidades individuales de sus miembros:
El papel de las organizaciones como núcleo básico de las sociedades pos-capitalistas, que hace indispensable una ética de las organizaciones para devolverla moral de la sociedad. La toma de conciencia de que la ética constituye una exigencia impuesta por la propia viabilidad del sistema económico en su conjunto. Si el comportamiento inmoral se convierte en norma acaba con la confianza y la lealtad, provocando importantes disfunciones en el mercado. La existencia de una conciencia de la solidaridad (el mal que se hace siempre perjudica a alguien) y una conciencia de la alteridad, que no lleva a no hacer a los demás lo que no deseamos para nosotros. El miedo a la mala imagen y a las sanciones legales, que pueden derivar para la organización el descubrimiento de su falta de ética, etc. No puede por tanto concebirse la actividad de las organizaciones al margen de la ética o regida por unas reglas del juego diferentes que justifican actuaciones inaceptables desde la perspectiva de la moral individual.
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