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El Impacto De La Globalización En La ética Mundial


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  4.568 Palabras (19 Páginas)  •  227 Visitas

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El Impacto de la globalización en la ética mundial

La globalización en general reduce la autonomía de los Estados nacionales. Los ciudadanos y muchos de sus representantes se mantienen ajenos al funcionamiento de los organismos económicos, manejado por élites políticas transnacionalizadas. En Latinoamérica, se ha vivido un clima de inestabilidad económica, evidenciado por las recientes crisis. Esto crea baja confiabilidad para las inversiones. Los acuerdos de integración intergubernamentales se revelan como apoyos a la convergencia monopólica de los sectores empresariales y financieros más concentrados. Según recientes estudios, se observa un desencuentro entre lo que las élites económicas o políticas predican y lo que opina la mayoría de los ciudadanos. Esto se muestra en la opinión desfavorable ante el ALCA (1998) según una encuesta a ciudadanos. El "lobbysmo" o cabildeo prevalece sobre las instancias de gobierno regional o continental. Aún en Europa la participación ciudadana en todas las decisiones políticas difícilmente halla camino. Muchos intelectuales y científicos sociales cuestionan actualmente la capacidad de crear lazos sociales a partir de una teoría globalizadora que no toma en cuenta en los cálculos económicos los costos sociales. La construcción de esferas públicas supranacionales hacen chocar intereses económicos, étnicos, políticos y culturales no contemplados.

El imaginario de un futuro económico próspero que pueden suscitar los procesos de globalización es demasiado frágil si no toma en cuenta la diversidad de los bienes culturales que dan significado a la continuidad de las relaciones sociales. En el ámbito laboral, los trabajos se hacen cada vez más para otros, ni siquiera para patrones identificables, sino para empresas trasnacionales que dictan desde lugares poco conocidos reglas indiscutibles e inapelables. Hoy el Goliat está diseminado en treinta escenarios, entre las redes de un mercado polimorfo. La globalización ha complejizado la distinción entre relaciones primarias, donde se establecen vínculos directos entre personas, y relaciones secundarias que ocurren entre funciones o papeles desempeñados en la vida social. El carácter indirecto de muchos intercambios actuales lleva a identificar relaciones terciarias, mediadas por tecnologías y grandes organizaciones. Además hay las relaciones cuaternarias, en las que una de las partes no es consciente de la existencia de la relación: acciones de vigilancia, espionaje telefónico y otros tipos de información.

¿Qué podemos hacer en este mundo en que pocos nos observan a muchos? No pienso que la opción central sea hoy defender la identidad o globalizarnos. Al desplazar el debate sobre la globalización de la cuestión de la identidad a los desencuentros entre políticas de integración supranacional y comportamientos ciudadanos, nos negamos a reducirlo a la oposición global/local. Para no fetichizar lo global y, por tanto, polarizar excesivamente sus relaciones con lo local, un principio fecundo es considerar entre todos los polos la proliferación de redes dedicadas a la "negociación de la diversidad". Además del carácter negativo de la globalización, ello es también el horizonte imaginado por sujetos de todos los rubros con el fin de reinsertar sus productos en mercados más amplios. Sin embargo, las nuevas fronteras de la desigualdad separan cada vez más a quienes son capaces de conectarse a redes supranacionales de quienes quedan arrinconados en sus reductos locales. Pensar en la globalización significa explicarnos por qué tenemos un porcentaje tan bajo en la facturación y, al mismo tiempo, imaginar cómo podríamos aprovechar el ser uno de los conjuntos lingüísticos con mayor nivel de alfabetización y de consumo cultural. Con la expansión global de los imaginarios se han incorporado a nuestro horizonte culturas que sentíamos hasta hace pocas décadas ajenas a nuestra existencia. En la medida en que llegar a la globalización significa para la mayoría aumentar el intercambio con los otros más o menos cercanos, sirve para renovar la comprensión que teníamos de sus vidas. Al ocuparnos de la globalización hemos de hacerlo al mismo tiempo de la interculturalidad. Las cifras de los consensos migratorios, de la circulación planetaria de inversiones y las estadísticas del consumo, adquieren más sentido cuando se cargan con las narrativas de la heterogeneidad. En toda investigación se llega a un momento en que tiene que hacerse preguntas sobre cómo están cambiando las estructuras globalizantes y los procesos de integración supranacional.

¿Qué utilidad puede tener una reflexión ética que va más allá de los análisis científico – sociales del fenómeno denominado globalización? Al respecto dice Friedhelm Hengsbach, la reflexión ética sobre la "globalización" se le ponen a menudo cuatro objeciones: En primer lugar, las sociedades modernas, que se subdividen en sistemas parciales, asignan a la reflexión ética la tarea de "prevenir contra la moral." Pues tales sociedades no se pueden mantener unidas en virtud de una moral reconocida por todos. Derecho y economía están guiados por códigos funcionales moralmente indiferentes. Una comunicación de contenido moral simplemente indiferente. Una comunicación de contenido moral simplemente alarmaría a los sistemas parciales, pero no produciría una integración social. En segundo lugar, una reflexión ética parece además quedar reducida a la nada con el contraste ente una argumentación ética basada en la convicciones y otra basada en la responsabilidad, por cuanto que las demandas críticas a la economía se admiten, si como bienintencionadas, pero se califican de contraproducentes con la referencia a repercusiones imprevisibles e involuntarias. No obstante, en el caso de que una reflexión ética incluya tales consecuencias de los hechos, se vuelve superflua; pues el principio económico de la comparación coste – beneficio para la utilización alternativa de un medio más limitado es un "hecho de razón" y se puede aplicar a toda decisión. Lo económicamente razonable coincide con lo moralmente mandado cuando se considera el mayor número posible de consecuencias y efectos secundarios. Finalmente, las estructuras y procesos de la "globalización" las fuerzas de una ética que pretenda examinar cómo sea posible guiar la actuación de los agentes económicos a la senda de la virtud.

Una reflexión ética que intenta escapar a tales objeciones se cerciora primero de su postura práctica: ¿desde la perspectiva de qué afectados se consideran los procesos y estructuras de la globalización? Luego se esfuerza por conseguir una coherencia entre análisis científico – social y reflexión ético

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