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El presente trabajo tiene como eje central, la diversidad y la inclusión, temas que atraviesan a la educación


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2016  •  Monografías  •  2.721 Palabras (11 Páginas)  •  300 Visitas

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Introducción

El presente trabajo tiene como eje central, la diversidad y la inclusión, temas que atraviesan a la educación y concretamente a la escuela en tanto ámbito social en el que se interrelacionan muchas personas, y que tienen como principales actores a los alumnos y docentes dentro de todas las aulas

La diversidad es una realidad, en la escuela, en nuestro entorno, en la vida. Todos somos diferentes de un modo u otro.

Atender la diversidad escolar supone valorar y aceptar a cada alumno por ser quien es, sin ningún tipo de discriminación por razón de sexo, nivel social, religión, ideología, discapacidad, procedencia o etnia, en el marco de respeto a los derechos humanos fundamentales.

Una escuela, una educación inclusiva y de calidad, es aquella que ayuda al progreso de cada individuo teniendo en cuenta sus particularidades, fortalezas y debilidades.

Para ello se requiere la adaptación del currículum, distintas metodologías didácticas, materiales y recursos a las necesidades y capacidades diversas de los alumnos. Este es el camino hacia una escuela y una educación realmente equitativa y de calidad.

Nosotras consideramos que la diversidad y la inclusión son temas muy importantes e interesantes a abordar, ya que creemos que lograr una verdadera inclusión y respeto ante la diversidad es uno de los grandes desafíos que deben enfrentar todos los docentes y el que más problemáticas presenta dentro de las escuelas.

Si bien en el ámbito educativo se aborda este tema desde no hace mucho tiempo, la realidad es que la diversidad estuvo siempre presente en las aulas, pero sin tenerse en cuenta, al contrario se trató de igualar a todos y de invisibilizar las diferencias.

En el presente trabajo analizaremos algunos factores que hacen a la diversidad, indagaremos acerca de cómo es tratada la diversidad en el aula, que problemas se le presentan al docente frente a esta diversidad y si es posible el logro de una inclusión real.


¿De qué hablamos cuando hablamos de diversidad?

El termino diversidad, puede llevar a diversas interpretaciones. Por un lado podríamos decir, siguiendo a Skliar, que la diversidad se cree reina de un majestuoso e imperial cambio pedagógico (dejando atrás a la escuela clásica tan homogeneizadora) y por el otro, potencia la mirada del otro como un ser diferente, extraño. Según el autor:

Se encarna en una afirmación simple de la existencia del otro: “hay diversidad”, confesando entonces su propia naturaleza descriptora, vuelta hacia afuera y emparentada. Por lo tanto, con una referencia explícita a que la diversidad son los demás, son ellos y ellas. Así el “yo” y el “nosotros” vuelven a guardar para si el privilegio de la palabra y de la mirada. (Skliar)

Desde una visión compleja, se entiende que la diversidad forma parte del contexto social, como una característica inherente a la propia naturaleza de los actores, no es una cualidad o característica especial, es estructural a todo grupo humano. Por ello, reconoce al ser humano como alguien singular, reconoce las identidades y las considera un valor agregado en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Esta visión compleja del concepto de diversidad resalta elementos muy importantes de las prácticas docentes en el aula.

Significa un absoluto cuidado del punto de partida como base para poder alcanzar un punto de llegada para cada uno de los actores.

Significa pensar que en el aula conviven diversidades, mas allá de las creencias de lo “homogéneo del aula”.

Todo proceso de enseñanza debe preservar la identidad de los actores, de las culturas, de las instituciones, para que en sus múltiples articulaciones logren una mejor calidad de vida basada en el respeto del tejido social sin fragmentarlo.

Adherimos a Silvia Duschatsky cuando hace referencia la diversidad como movimiento, como multiplicidad. La diversidad se reconoce en las “mezclas”, en el contexto de las intersecciones; se define por las relaciones que se generan entre lo particular y lo universal, entre la unidad y la pluralidad.

Celebrar la diversidad no implica negar las diferencias, sino enfrentar el desafío de lograr un modelo de convivencia entre las fuerzas uniformadoras, las identidades y las minorías.

La diversidad es una búsqueda permanente del equilibrio entre dos instancias: lo particular y lo universal, la unidad y la pluralidad.

¿Qué sucede en la sociedad?

Si bien la sociedad ha avanzado a grandes escalas desde la modernidad, no se han manifestado cambios significativos en lo que a  inclusión respecta. Al contrario, la modernidad se encargó de remarcar de forma negativa, aún más las diferencias. En palabras de Duschatzky:

La modernidad estableció una lógica binaria a partir de la cual denominó e inventó de distintos modos el componente negativo: marginal, indigente, loco, deficiente, drogadicto, homosexual, extranjero, etc.
Esas oposiciones binarias sugieren siempre el privilegio del primer término y el otro, secundario en esa dependencia jerárquica, no existe fuera del primero sino dentro de él como imagen velada, como su inversión negativa.

Basta con observar a nuestro alrededor, para darnos cuenta de la gran cantidad de personas que por su condición, son marginadas de la sociedad. Familias en situación de pobreza, jóvenes drogándose o delinquiendo, niños trabajando en lugar de disfrutar de los derechos que por su condición de “niños” les pertenecen, etc.

Se atribuye un status especial a una determinada clase de individuos en desmedro de otros, que conviven con los incluidos en una condición de inferioridad sin el respeto de sus derechos. Esta modalidad es la forma “aceptada” de excluir de una manera invisible, y se realiza con total aceptación de los incluidos.

La sociedad los excluye como si hubiesen elegido su destino, como si el niño trabajara por vocación, como si “ser pobre” fuese algo que se elige. La lista es extensa, y podríamos nombrar muchos casos más de exclusión social. La sociedad se encarga de separar entre el “buen” y el “mal” ciudadano.

Parafraseando a Duschatzky:

El otro diferente funciona como el depositario de todos los males, como el portador de las fallas sociales. Este tipo de pensamiento supone que la pobreza es del pobre, la violencia del violento, el fracaso escolar del alumno, la deficiencia del deficiente.

Debemos comprender que vivimos en una sociedad formada por grupos de personas diversas, ya sea por aspectos netamente individuales (biológicos, de comportamiento, de origen, etc.) e individuales como ser social (elaboraciones que se constituyen con el entorno, experiencias, vivencias e intercambios con los demás, donde se consolida las costumbres, religión, cultura, etc.)
Todos somos diferentes. Es por ello, que la sociedad en general, y las instituciones educativas en particular, deben garantizar la inclusión y protección de todos los ciudadanos independientemente de su condición social, cultural, étnica o religiosa.

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