Enfoques Sobre La Formacion Docente
zorrito330528 de Marzo de 2014
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LECTURA: FORMACION DOCENTE: REFLEXIONES, DEBATES, DESAFIOS E INNOVACIONES.
SEMINARIO: ENFOQUES SOBRE LA FORMACION DOCENTE.
PRESENTA: MANUEL DE JESUS MARTINEZ GOMEZ 2° GRUPO E MAESTRIA EN DOCENCIA.
MARZO DE 2014.
La formación docente es uno de los temas mas debatidos en el nivel de formulación de políticas y se cuestiona su eficacia en la preparación de los maestros para llevar a cabo las funciones previstas en relación con el aprendizaje de los alumnos.
Mary Diez destaca los efectos para la formación docente observados en Alverno College, de los Estados Unidos deAmérica, centrada en la preparación de las docentes en un conjunto de habilidades queabarcan conocimientos, competencias, actitudes, valores y disposiciones que atraviesan todoel plan de estudios.
Según la autora, tal enfoque limita la noción de docencia competente a unas cuantas competencias cuantificables y, en la medida en que se convierte en un instrumento para evaluar los programas de enseñanza, da lugar a la creación de categorías y de una competitividad contrarias al tradicional espíritu de colaboración de la profesión docente.
Ruth Kane plantea una inquietud similar al examinar el programa de formación de docentes en la Universidad de Otago (Nueva Zelandia) y formula observaciones críticas sobre dos situaciones. La primera de ellas se refiere al hecho de que las instituciones de formación docente siguen, en general, funcionando con arreglo a un “modelo de enseñanza basado en la transmisión” y, por consiguiente, no preparan profesores que reflexionen sobre su función pedagógica y sean capaces de lograr una participación significativa de los alumnos en el aprendizaje. En segundo lugar, las políticas nacionales parecen indicar que la competencia docente se adquiere sobre el terreno, más que en contextos académicos en los que son frecuentes los desfases entre la teoría y la realidad.
John Elliott centra el análisis de su artículo en la cuestión del control de la calidad de la enseñanza y de la formación de docentes en el contexto de lo que él llama el “Estado evaluador”. Teniendo presente la realidad del Reino Unido, el autor analiza con sentido crítico la evolución del Estado que, de ser proveedor de servicios públicos, como la formación docente, ha pasado a ser comprador de esos servicios. Si el Estado ya no es proveedor, su función se limita a cerciorarse de que lo que otros ofrecen responde a sus expectativas o exigencias en materia de educación. Por consiguiente, el Estado establece el marco para la formación docente a través de normas y criterios de evaluación e institucionaliza un procedimiento para controlar la calidad de los programas que ofrecen diversas instituciones públicas y privadas.
Los programas de formación de docentes deben demostrar su capacidad de alcanzar objetivos prácticos cuantificables. Un mejor enfoque según Elliott, consistiría en depositar una mayor confianza en los profesionales del sector público para que autorregulen y evalúen su trabajo a la luz de ideales de servicio compatibles con los valores de una democracia pluralista.
Robinson aborda otro importante problema que afecta la asimilación de las reformas por parte de los docentes: el grado de racionalidad con que éstas llegan al aula y a los maestros. La autora utiliza el concepto de “fatiga sistémica” para describir el estado de unos maestros ya sobrecargados de trabajo en salas de clase generalmente atestadas, que no están realmente en condiciones de prestar atención a las numerosas iniciativas que se exigen de ellos y aplicarlas según lo previsto. Por consiguiente, quienes formulan las políticas deben tratar de coordinar y articular las obligaciones resultantes de la reforma a fin de no imponer exigencias imposibles de cumplir a la diaria labor del profesorado.
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