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SEMINARIO: ENFOQUES SOBRE LA FORMACIÓN DOCENTE


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2018  •  Trabajos  •  2.790 Palabras (12 Páginas)  •  233 Visitas

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INSTITUTO DE ESTUDIOS DE POSGRADO

MAESTRÍA EN DOCENCIA

SEMINARIO: ENFOQUES SOBRE LA FORMACIÓN DOCENTE

Trabajo final

Escrito

DRA. ADRIANA ALICIA ARGUELLO MARTIL 

ALUMNA: VICTORIA GÓMEZ JIMÉNEZ

Este trabajo presenta la reflexión sobre mi propia experiencia como alumna, durante mis estudios, y su influencia en mi actividad docente.

Siendo muy pequeña, mi padre me leía muchos cuentos y libros de poesía y me cantaba canciones; mi papa es profesor de nivel indígena (ahora jubilado) por eso le gustaba leerme libros después me dejaba los libros, y yo, sin saber leer todavía y teniendo ganas de reconocer el cuento, debía deducir el contenido, ayudada por las imágenes.

Mis padres también crearon en mi la idea de que el conocimiento es siempre positivo, que nunca sobra, que es lo único que siempre queda contigo y nadie te puede quitar; me enseñaron a preguntar porque preguntar es siempre mejor que quedarse sin saber; que nada debía detenerme; no dejar que otras personas me hicieran menos por venir de una familia humilde. Todas estas cosas básicas, de sentido común, se convirtieron después en una fuente de motivación, que a veces ni siquiera es objetivamente explicable, pero que me ha ayudado a seguir estudiando y aprendiendo hasta el día de hoy.

Por un lado, podría decir que me supone una dificultad cuando enseño porque a veces me siento cómoda con un tipo de actividad o un método de explicación, sin percibir la necesidad de tener en cuenta los distintos estilos de aprendizaje de mis alumnos.

Durante mi época escolar y después universitaria, mis impresiones de muchos profesores, mis experiencias como alumna, han ido cambiando mi percepción del proceso de aprendizaje y mi estilo de aprendizaje.

Tan solo una de mis maestras fue de las que se puede decir que tienen “amor”, de las que nunca dudan y están en su sitio. Hasta ahora no me resulta del todo comprensible su capacidad para inspirar amor y respeto en todos nosotros, tan distintos, tan rebeldes, es bastante difícil para mi recordar sus clases porque casi no me quedan detalles, solo emociones que son positivas, lo que si recuerdo es que nunca daba a ninguno de sus alumnos por perdido, cada alumno tenía solución, aunque para unos esta solución pudiera ser más fácil de encontrar que para otros; si alguien no quería aprender, siempre existía un por qué. La respetaban incluso los padres, ya que, a veces, para solucionar el problema de un niño había que solucionar antes sus problemas familiares, esta seguridad de que cada uno puede aprender si quiere y si se le enseña correctamente, se agudizo y se quedó grabada en mi mente porque tuve también el ejemplo contrario, ejemplo que me brindó la oportunidad de ser consciente del impacto que puede tener en tu vida la actitud o la opinión de un profesor. La profesora de danza (eran clases obligatorias) le dijo a mi madre delante de mí y delante de otros compañeros que su hija tenía algún talento pero que este talento no tenía nada que ver con la danza ya que era absolutamente incapaz de bailar. Crecí totalmente segura de que aquella afirmación era verdad, hasta que un día, casi 15 años después, tuve el valor de intentar aprender a bailar a pesar del prejuicio, y son ya cuatro años que llevo realizando esta actividad, los desafíos más difíciles de nuestra vida están muchas veces relacionados con los complejos formados durante la infancia.

Durante los siguientes años de escuela tuve toda clase de profesores: buenos, malos, expertos, novatos, interesados, indiferentes, parciales e imparciales. Utilizo todos estos adjetivos en este momento porque estoy describiendo mis impresiones de entonces, no tengo intención alguna de juzgar a nadie porque la conducta, la metodología, de un profesor depende de una gran variedad de factores, muchos de los cuales son externos e imposible de cambiar en un momento dado.

Las clases consistían en leer textos y hacer los ejercicios del libro, no avanzamos

mas allá de memorizar reglas, poesías y palabras.

Otra de las personas que se quedó en mi memoria como profesora ideal fue mi profesora de química. Sus clases eran divertidas e interesantes, sabia explicar y hacer fáciles las cosas difíciles, lo que aprendí de ella: lo difícil ya es lo suficientemente difícil para complicarlo todavía más.

Ahora, en mis clases, muchas veces me doy cuenta que tiendo a explicar en términos rebuscados, cuando siempre existe una manera de esquematizar, de simplificar, si es necesario, para adaptar el lenguaje.

En otras palabras, vuelvo a la cuestión de los estilos de aprendizaje que está en estrecha relación con el lenguaje del profesor, si el profesor conoce que tipo de alumnado compone su clase puede variar su lenguaje de tal manera que sea más comprensible para todos los alumnos, en el caso de mi profesora de química, creo que ella intuía como éramos, llegaba a conclusiones a través de la mera observación de sus alumnos en clase, o quizás simplemente trataba de usar todos los recursos como “llaves para la cerradura”, sabiendo que en cualquier caso alguno funcionaria. Cuando explicaba, utilizaba gestos, dibujaba en el pizarrón, nos pedía dibujar los elementos y las sustancias en forma de personajes, creaba cuentos de los procesos químicos, fueron mis clases favoritas hasta el último día de escuela.

Durante los 10 años de escuela, mi perfil de alumna cambio notablemente, pero empezaba a sentir que me inclinaba hacia uno u otro extremo, influida por los diez años de aprendizaje dentro de un sistema de enseñanza que se caracterizaba por ser un enfoque tradicional: regla - ejercicio – examen.

En ningún caso me gustaría que estas últimas palabras se interpretaran como actitud negativa o critica, porque a pesar de la preferencia que se da unánimemente a las metodologías modernas, innovadoras y, desde luego, valiosas, le tengo mucho aprecio y respeto al sistema que me educo y me proporciono gran parte de los conocimientos que poseo ahora.

Mi carrera universitaria “Licenciatura en pedagogía” en la universidad autónoma de Chiapas en Tuxtla Gutiérrez; Esto significa que los 5 años los pase fuera de Ocosingo estudiando la licenciatura fuera de casa y de mi familia, eso también fue muy difícil adaptarte a un contexto muy diferente en mi caso de Ocosingo a irme a Tuxtla Gutiérrez.

El 70% de mis profesores durante este periodo eran especialistas en la enseñanza de la pedagogía, o más teóricos. Esto quiere decir que he tenido un cuadro bastante amplio de estilos de enseñanza, metodologías y estrategias, además de bastante material para poder comparar, analizar y llegar a conclusiones, aunque de manera inconsciente en la mayoría de los casos. Me encontré con maestros de la licenciatura que se basaban en una teoría que se basaba en la burguesía la forma y los contenidos no estaban adaptados a nuestra realidad.

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