Ensayo De La Educación En México

ENSAYO SOBRE “LA EDUCACIÓN EN MÉXICO”

MAESTRO: LIC. CAROLINA PÉREZ LÓPEZ

ALUMNA: MARÍA GUADALUPE RODRÍGUEZ FLORES

TERCER SEMESTRE

INTRODUCCIÓN:

El siguiente ensayo es una crítica al sistema educativo en México, asimismo trato de hacer un retroceso histórico para comprender dónde fue que se perdió el hilo del éxito de la educación y analizar cómo este proceso educativo, poco a poco se fue centralizando hasta quedar como hoy lo vemos. En el cual son más importantes los intereses políticos, que mejorar la calidad en el aprendizaje educativo, de esta manera es como ha ido perdiéndose el interés y como consecuencia el rumbo del país.

Además dentro de este breve ensayo abordo el tema de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto, que desde mi personal punto de vista, no es más que una imposición y movimiento de piezas en el juego para redefinir su poder, quedando los maestros en el banquillo de los acusados.

¿Es la Reforma Educativa el instrumento ideal para elevar la calidad de la educación en México, o es sólo una falacia más?

Como bien sabemos, vivimos en un país sumergido cada día más en la pobreza y en la ignorancia. Es triste ver la realidad de un México segregado, dividido; por un lado, una pequeña elite dominante que sustenta su empoderamiento en un alto nivel socio-económico, aunque no necesariamente lo validen con un alto nivel cultural y por otro lado, millones de mexicanos inundados en la pobreza, con un nivel cultural subdesarrollado, tal como lo observamos en nuestro país; finalmente una clase media muy disminuida en cantidad y en poder adquisitivo, pero competitiva a nivel mundial gracias a su nivel cultural. El resultado es: México en último lugar de la OCDE (Organización para la cooperación y el desarrollo económico) en conocimientos y en aprendizaje; el panorama es claro, somos un país de reprobados y lo que es peor, con un importante rezago educativo. Aún en pleno siglo XXI 5.5 millones de analfabetas. INEGI

Como mexicanos no podemos ni debemos negar lo trascendental e importante que es una reforma educativa, ya que si observamos las condiciones pasadas, presentes y futuras de la educación, concluiríamos que nos urge y la debemos exigir a gritos. Una pregunta que puede guiarnos a encontrar el hilo o quizá más propio sería decir ¿Dónde se perdió la punta de esa “madeja enredada” que representa el fracaso de la educación en México?

Según Andere (2013, pág. 10) la escuela es el constructo que la humanidad ha inventado para transmitir saberes, actitudes, valores de conocimientos y aprendizaje para los adultos, jóvenes y mayores. A través de la educación podríamos aspirar a una movilidad social y a una mejor calidad de vida. Pero cuando el constructo de la escuela carece de calidad, de infraestructura, de maestros capacitados, de especialistas, de recursos financieros y áreas de apoyo para la actualización de sus planes y programas de estudio, en consecuencia no podremos aspirar a un cambio, ni económico, ni político, ni social, ni cultural y dudo mucho que haya uno educativo.

En 1921 cuando se crea la SEP, que es la máxima autoridad educativa, con la finalidad de establecer, organizar y sostener en toda la República Mexicana, escuelas rurales y urbanas de nivel primario, secundario, superior y profesional; además de legislar en todo lo que se refiere a dichas instituciones. Si hacemos un recuento desde su inicio, podemos decir que contadas son las personas que han dirigido dignamente a esta institución (José Vasconcelos, Justo Sierra, Torres Boddet) con verdadero espíritu de servicio a la nación y a su gente; sin embargo, poco a poco ganaron los intereses políticos al designar personas con perfiles y preocupaciones muy ajenas a la misión educativa de la SEP. Y es ahí donde radica quizá la parte principal del problema.

Lo único que se logró fue el avance federalista y centralista. Que no es más que el mismo proceso concentrador que se viste con adornos pero que en el fondo sólo es un viejo-nuevo centralismo burocrático que se basa en cuatro mecanismos de control: normativo, técnico, político y financiero, que no aspira a la devolución de soberanía a las entidades federativas y mucho menos a una redistribución del poder. Se trata de hacer predominar cada vez más el enfoque administrativo de la delegación de funciones donde el centro mantiene todos los controles y conserva para sí la decisión sobre las tareas importantes, en tanto deja a los estados los asuntos de superficie.

¿Dónde quedó el propósito fundamental de la SEP? ya que solo se ha convertido en una Institución que se visualiza más en los asuntos políticos, que en los procesos para administrar y otorgar verdaderos servicios educativos de calidad, donde resulta más importante lo cuantitativo dejando a un lado lo cualitativo.

De ahí en adelante el avance del proyecto federalista sería hacia una mayor centralización de la educación por parte del gobierno federal a través de la Secretaria de Educación Pública hasta llegar al siglo XXI con un modelo en el que la esencia de la política educativa se concentra en la autoridad nacional. (Andere 2013, pág. 75.)

El resultado de esa centralización del sistema educativo, no es más que la concentración, monopolización y solapación de poder de dos de los actores principales de la educación: La SEP y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Ahora bien, con el lanzamiento de la Reforma Educativa de este nuevo gobierno, comienza el paradigma de cimentación de la actual política educativa. Una nueva propuesta que cada 6 años se nos muestra, es mas se nos vende, como el mejor de los proyectos, para resolver los problemas en cuanto a rezago educativo.

Pero, ¿será esta Reforma Educativa, la que eleve la calidad de la educación de los mexicanos, para poder competir y enfrentarnos a este mundo moderno tan complejo y globalizado, donde el conocimiento, competencias, aprendizaje, innovación, calidad, son algunas de las palabras claves?

La práctica educativa en el mundo ha generado para el siglo XXI un nuevo lenguaje en política educativa con temas de medición, comparación, evaluación, gerencialismo, rendición de cuentas, competencias y aprendizaje que constituyen el vocabulario del siglo XXI de la educación mundial. México no es foráneo a esta ola y al menos en la retorica su nuevo lenguaje y nueva política

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