Ensayo El Principito
gracielams25 de Marzo de 2013
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El libro del Principito inicia su relato con un piloto que en su infancia le gustaba mucho dibujar y con la creatividad propia de los niños, representaba sus dibujos de acuerdo a su imaginación; Él comenta que cuando tenía seis años vio en un libro sobre la selva virgen una magnífica estampa de una serpiente boa comiéndose a una fiera.
La lectura de ese libro le hizo reflexionar sobre las aventuras de la jungla y se animó a realizar su primer dibujo de una serpiente boa que digería a un elefante, ensenándolo a las personas mayores, nadie le dio esa interpretación, sino que se les figuraba que era un sombrero.
Como no le dieron la interpretación que él pretendía, se animó a dibujar dentro de la boa a un elefante, para que así comprendieran su dibujo; pero no logró su objetivo, sino por el contrario las personas mayores le aconsejaron abandonar el dibujo y poner más interés en la Geografía, Historia, el cálculo y la gramática.
Fue así como se truncaron sus aspiraciones de pintor y ya siendo adulto, aprendió a pilotear aviones; reflexionando, que para los niños es muy aburrido tener que explicar a los adultos las cosas para que puedan comprender lo que ellos tratan de plasmar en dichos dibujos.
Toda esta situación vivida en la infancia le dejó una pobre opinión acerca de la gente mayor, a los cuales consideraba carentes de creatividad e imaginación.
Un día, por accidente cayó en el desierto del Sahara mientras piloteaba su avioneta, era una cuestión de vida o muerte ya que tenia agua para beber solo para ocho días. La primera noche durmió sobre las arenas del desierto, hasta que fue despertado por una graciosa vocecilla, era un jovencito que le pedía que dibujara un cordero. Se levantó sorprendido de ver al joven, ya que se encontraba lejos del poblado más próximo; y el joven no se veía cansado, con sed o hambre.
El joven siguió pidiendo que pintara un cordero, el hombre sacó una hoja y un lápiz, pero al recordar lo que había estudiado, le dijo que no sabía dibujar, ante la insistencia del joven decidió dibujar lo único que sabía, la boa, siendo rechazado su dibujo.
El hombre decidió hacer el primer dibujo del cordero, pero al joven no le pareció, volvió a hacer otro, pero igual dijo que no le gustó, hasta que ya impaciente dibujó una caja y le dijo que dentro estaba el cordero que él quería, siendo éste el dibujo que aceptó. Y fue así como conoció al Principito.
Al hombre le tomó mucho tiempo entender de dónde venía el Principito. El Principito no sabía lo que era un avión, así que él le contó que el avión vuela, el principito le preguntó si él también venia del cielo. Así se quedaron platicando y el hombre supo cosas del Principito; como que el planeta de donde venía, era apenas más grande que él.
El hombre no se asombró. Él sabía que aparte de los grandes planetas existen otros pequeños, que a veces es difícil distinguirlos hasta con la ayuda del telescopio.
El piloto pensó que el lugar de donde venia el Principito, era un asteroide, solo visto una vez con un telescopio hace muchos años y menciona que el hombre que descubrió este asteroide dio a conocer su descubrimiento en un Congreso Internacional de Astronomía; pero nadie le creyó por su manera de vestir. Resalta diciendo que las personas mayores son así. Tiempo después el astrónomo volvió a dar a conocer su descubrimiento luciendo un traje elegante, por lo que todo el mundo aceptó su demostración.
Cada día que pasaba aprendía algo nuevo del Principito y de su planeta. De esa manera al tercer día supo sobre los boababs. Y entendió la preocupación del Principito sobre el cordero cuando le preguntó si estos comían arbustos. Le hizo comprender al Principito que los baobabs no son arbustos, sino arboles grandes.
En el planeta del Principito había, como en todos los planetas, hierbas malas y buenas, pero si se trataba de una hierba mala había que arrancarla una vez que uno se daba cuenta de ello. En el planeta del principito había semillas terribles como la del baobab. Si un baobab no se arrancaba en cuanto aparecía, mas tarde no había forma de deshacerse de el; cubría todo el planeta y lo perforaba con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño y los baobabs son numerosos lo hacían estallar.
El Principito le aconsejó que se dedicara a realizar un dibujo, que hiciera comprender a los niños sobre su tierra estos conceptos porque si alguna vez viajaban, esto podía servirles mucho.
En las múltiples pláticas que tenían el piloto y el Principito, éste le decía al hombre que le gustaban mucho las puestas del sol, el hombre le comentó al Principito que cuando uno está triste le gusta ver la puesta del sol, le preguntó que si el día que vio la puesta del sol estaba triste, pero el Principito no le contestó.
Al quinto día el hombre descubrió otro secreto sobre la vida del Principito cuando éste le preguntó, que si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores.
El hombre respondió que un cordero come todo lo que encuentra y el Principito hacia más preguntas, pero el hombre estaba muy ocupado tratando de componer su avión. El principito le preguntaba que para que servían las espinas de las rosas y no permitía que se le dejara sin contestar una pregunta ya formulada, el hombre ya irritado le respondió lo primero que se le vino a la mente que las espinas no servían para nada, que las tenían por pura maldad. El principito seguía haciendo más preguntas y el hombre las respondía muy irritado hasta que el Principito le dijo que hablaba como las personas mayores, el hombre sintió vergüenza. El Principito le platicó que conoció una tierra en donde vive un señor que nunca ha olido una flor, ni ha visto una estrella y jamás ha querido a nadie. En toda su vida no había hecho nada más que sumas y se la pasaba repitiendo que él era un hombre serio y le hace la observación que el hombre como el piloto no le daban importancia a las cosas que suceden y le cuestiona si ¿acaso no es importante averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no le sirven para nada?, o ¿qué no es importante la guerra de los corderos y las flores? Y le cuestiona ¿No es esto más serio e importante que las sumas de un señor gordo y de color carmesí?
El Principito reflexiona y continua diciendo: Si alguien ama a una flor de la que sólo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que la mire para ser dichoso; y si el cordero se la come, es como si millones de estrellas se apagaran, -preguntándole- ¿Es que esto no es importante?
El Piloto aprendió pronto a conocer mejor la flor de la que hablaba el Principito. En el planeta del Principito habían flores simples adornadas con una sola fila de pétalos. Por la mañana aparecían entre la hierba y por la tarde desaparecían. Pero un día había germinado una semilla que no se sabía de dónde venía y el Principito la había cuidado desde el primer día que llegó.
Hasta que una mañana, al salir el sol, apareció esplendida la flor que había trabajado con tanta precisión, se dedicó a cuidarla diariamente, a alimentarla; pero la flor cada vez le exigía más y más y el Principito decidió abandonar su planeta, despidiéndose de la flor, la cual le sugiere que se marche de una vez sin prolongar la despedida; la flor no quería que le viera llorar.
La flor que tenía el Principito era para él la más hermosa que había visto en el planeta, el piloto comprendió la preocupación del Principito por su flor y se apresuró a consolarlo, diciéndole que le dibujaría un bozal para su cordero y una armadura para la flor.
A medida que pasan los días en el desierto el Principito le cuenta al hombre lo que le sucedió con diversos personajes en su visita a varios planetas antes de llegar al planeta tierra.
El primer planeta por el que pasó lo habitaba un rey, estaba sentado sobre un trono muy sencillo y sin embargo, majestuoso. El Principito ignoraba que para los reyes, el mundo está muy simplificado y que todos los hombres son súbditos.
El Principito descubre asombrado que para el Rey lo único importante es que se le obedezca y él le cuestiona ¿sobre quién ejerce su poder?, contestando el rey, sobretodo, el Principito añorando su planeta le solicita al rey que ordene al sol que se ponga, y el rey le contesta que si el diera una orden que no se pudiera ejecutar, la culpa sería de él, pues solo hay que pedirle a cada uno lo que puede dar, comentando también que la autoridad reside principalmente en la razón; que si le ordenas a tu pueblo que se tire al mar, el pueblo se rebelará, haciendo hincapié en que él solo tiene derecho a exigir obediencia porque sus órdenes son razonables. El Principito que no olvidaba algo que preguntaba o solicitaba, le pregunta nuevamente por su puesta de sol y el rey le contesta que si la tendrá pero que esperará a que las condiciones sean favorables.
Como ya se estaba aburriendo con el rey, el Principito decide marcharse, pero el rey le ofrece que se quede y lo nombraría Ministro de Justicia; el Principito se sorprende porque en ese planeta el no ha visto a nadie más y le cuestiona a quién juzgaría, contestándole el rey que podría juzgarse a él mismo; es lo más difícil, comentando, es más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si consigues juzgarte rectamente, es que eres un sabio de verdad.
El rey con afán de retener al Principito le dice que en alguna parte del planeta vive una rata vieja, que podría juzgarla y condenarla a muerte de vez en cuando, diciéndole que su vida dependería de su justicia y la perdonaría en alguna ocasión para tener siempre a quien juzgar.
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