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Ensayo La Muerte De IVANN


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2012  •  1.443 Palabras (6 Páginas)  •  510 Visitas

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En 1886, se publica este libro de León Tolstoi, una joya de la literatura clásica, en la que el autor plantea con extraordinaria agudeza psicológica el tema de la muerte y el sentido de la vida a través de Ivan Ilich, un juez ruso que al presentir la muerte, reflexiona sobre sí mismo y repasa todas las etapas de su vida centrada en las apariencias y una falsa seguridad en sí mismo.

Iván Ilich es un burgués de buena familia. Un hombre inteligente, encantador y respetable, que gracias a sus dotes sociales y su destreza en el trato con personas influyentes consiguió lo que es el sueño de todo burgués y lo que todo burgués idolatra: el ascenso social. Inicialmente trabajó en calidad de agregado al gobernador de una provincia, donde resolvía problemas con los disidentes religiosos. Cinco años después fue nombrado juez de instrucción en otra provincia; si en el puesto anterior había sido gentil con las personas que dependían de él, ahora sentía que todas las personas estaban en sus manos; la conciencia del poder era el máximo atractivo de su nuevo cargo.

Su matrimonio con Praskovia Fiódorovna Míjel, al igual que todo en su vida, es el resultado de la conveniencia. Praskovia, una mujer de la nobleza, atractiva, inteligente y dueña de un pequeño patrimonio, le resulta agradable; pero lo más importante es que la sociedad aprueba la relación. Y, aunque la vida encantadora que

llevaba fue alterada por las censuras de su esposa, comprendió que debía crear un mundo al margen de la familia, pues ante todo, debía conservar una vida decorosa porque la sociedad así lo exigía.

A los siete años fue trasladado a otra provincia con el cargo de fiscal, y la importancia de los deberes le incorporó más íntimamente al cargo. Así que los periodos de amor para su esposa y sus dos hijos eran muy breves. Y cuando se veía obligado a estar en casa, concentraba toda su atención en el trabajo y en el juego.

Era tal su ambición, que al considerar que su situación económica no era la mejor, viajó a Petersburgo donde logró que lo nombraran en el ministerio de Justicia; su capacidad de separar el aspecto oficial, sin mezclarlo con su vida propia, hacían de él, un hombre virtuoso y talentoso. Su nueva posición laboral y social sirvió para sosegar los tropiezos con su esposa y entonces volvió a sentir que su vida era interesante y decorosa: las alegrías dentro de la vida oficial eran alegrías del amor propio; las alegrías sociales eran alegrías de la vanidad. Pero las auténticas alegrías eran las que le producían jugar al vint (cartas).

Esta es la situación de Iván Ilich y de su entorno previo al gran acontecimiento que causará en él un cambio interior radical. Este cambio se produce a raíz de un golpe aparentemente insignificante: preocupado por la decoración

de la nueva casa, intervino en la instalación de los muebles y cortinas. En una ocasión se subió a una escalera para indicarle al empapelador cómo quería que quedara una habitación y se cayó. No obstante, el golpe causa un daño en la parte izquierda del vientre. Al presentir que la molestia es grave, siente lástima hacia su propia persona y gran cólera hacia el doctor.

Aunque cumple exactamente las prescripciones médicas, su estado de salud va empeorando paulatinamente a pesar de los esfuerzos de los médicos por aliviar el dolor; pero en el lecho de muerte, Iván Ilich comprende que la vida se va y no puede detenerla, que su vida estuvo marcada por la soledad, la falsedad, las mentiras, la indiferencia al sufrimiento de los demás y siempre pendiente de lo que podía pensar u opinar la sociedad. Inclusive en su momento crítico estuvo presente el autoengaño ante el sufrimiento. Acaso, ¿no había vivido como debiera? Su vida había sido una equivocación completa.

Cuando los miembros de la Cámara Judicial se enteran por medio del periódico Védomosti que Iván Ilich Golovín, de cuarenta y cinco años, ha fallecido, se alegran porque no son ellos los muertos, y de inmediato piensan en los traslados y posibles cambios que habrá en el servicio de la Cámara y con los cuales saldrán favorecidos. Sin embargo, las reglas de urbanidad los obliga a visitar a la viuda para darle las

condolencias.

Ya en la sala donde yacía el ataúd, los

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