Ensayo Trabajo Social
romynabkan30 de Noviembre de 2011
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CAMINO A SER UNA CIENCIA SOCIAL
Dentro de las ciencias sociales, que surgieron a finales del siglo XVIII, se sitúa el nacimiento del trabajo social, el que logra definirse como profesión con el surgimiento de las Escuelas de Servicio Social en Europa y Estados Unidos. Aunque su trayectoria ha estado marcada por diversos hitos históricos que describen su importancia en el trascurso del tiempo, la profesión se ha visto enfrentada a múltiples interrogantes y cuestionamientos, entre los cuales se encuentran: la no unificada definición del trabajo social y de su objeto de estudio y la poca exclusividad de su campo de aplicación. Por lo cual a partir del análisis y la reflexión de la profesión, será posible demostrar que el trabajo social es una disciplina que se sostiene en las aportaciones elaboradas desde otras ciencias, pero que podría llegar a convertirse en una ciencia social, si logra fomentar la investigación social y el desarrollo de una propia teoría. Posteriormente tras realizar una revisión de las múltiples definiciones de los objetos de estudio, será posible determinar que el objeto específico de la profesión son las situaciones problemáticas considerables generadas por carencias de recursos o necesidades sociales insatisfechas que afectan al nivel micro y meso social. En cuento a los ámbitos de aplicación, la profesión ha logrado conseguir un campo de intervención definido y bastante amplio en materia de sectores sociales, organismos e instituciones, que se interesan en la protección y el bien estar social de las personas.
A finales del siglo XVIII, ocurrieron dos procesos fundamentales que transformaron considerablemente las relaciones económicas, políticas y sociales en Europa Occidental, estos fueron: la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. La primera marcó el fin definitivo de la monarquía absolutista, y dio paso a la creación de un nuevo Estado Moderno. Por su parte la Revolución Industrial, desencadenó que la economía agraria y artesana, se convirtiera en una economía dominada por la industria y la mecanización. De esta manera ambas revoluciones produjeron cambios significativos en las sociedades, aunque algunos de ellos contribuyeron positivamente en las personas, gran parte de estas transformaciones provocaron el surgimiento de nuevos problemas que afectaron considerablemente a la población europea. Frente a estas situaciones emergieron las ciencias sociales o también denominas ciencias blandas, como la economía, la sociología y la ciencia política, entre otras, con la finalidad de estudiar y explicar a través de métodos científicos la intrin¬cada y compleja red de relaciones humanas y a las formas de organiza¬ción diseñadas para permitir a la gente vivir juntas en sociedades.
Dentro de las ciencias sociales que se originaron a fines del siglo XVIII, se encuentra el nacimiento del trabajo social. A pesar que a lo largo de la historia siempre a estado presente la necesidad de ayudar y de socorrer al prójimo, sobretodo por parte del cristianismo, la profesión se comienza a visualizar de manera concreta en la segunda mitad del siglo XIX, con la consolidación de la industrialización, ya que entre los cambios sociales que se desarrollaron en aquel entonces, la aparición de una nueva y masiva clase trabajadora, sometida a extremas condiciones laborales, con salarios mínimos, acosados por el hambre y las epidemias, se convirtió en una situación preocupante para muchas mujeres que comenzaron a dedicarse exclusivamente a ir en la ayuda de estas personas, que no lograban satisfacer sus necesidades básicas, y que muchas veces no resistían las condiciones en las cuales se encontraban.
En un momento las organizaciones caritativas que se dedicaban a prestar servicios asistencialistas, no fueron suficientes para responder a todas las demandas de las personas. Por otra parte, los recursos destinados a la caridad comenzaron a ser mal gastados y tanto las buenas intenciones, como el sentido común no aportaban a solucionar verdaderamente los problemas sociales de fondo. A partir de estos acontecimientos, diferentes precursoras femeninas influyeron en la creación de Escuelas dedicadas a entregar estudios teóricos acompañados de un entrenamiento práctico supervisado, ya que comprendieron la importancia de formar a las mujeres voluntarias con la finalidad de que adquirieran conocimientos profundos sobre los problemas sociales. Con la multiplicación de estas Escuelas en los países europeos y Estados Unidos, el trabajo social comenzó a definirse oficialmente como una profesión.
En Chile, a principios del siglo XX, como consecuencia del nacimiento del salitre sintético, se produjo una gran masa de cesantes en el norte del país. La presión social de todos los trabajadores influyó en la creación de políticas sociales, las que para poder ser aplicadas, fue necesario de profesionales especializados encargados de informar y entregar los beneficios correspondientes a las personas necesitadas, situación que promovió el surgimiento del trabajo social en Chile. Junto con esto en 1925 emerge la primera Escuela de Servicio Social en 1925 en el país y de América Latina, que entregaba una orientación paramédica y parajurídica, de carácter asistencial, paternalista e individual. En 1929 surge la segunda Escuela de Servicio Social, la cual entregaba una formación de carácter asistencial y apostólica, brindando más énfasis en la ayuda caritativa hacia los más necesitados.
Ya en 1940, bajo el mando del Presidente Pedro Aguirre Cerda, se dicta un Decreto Supremo, que da paso a la creación de Escuelas de Servicio Sociales en Santiago y en regiones, dependientes del Ministerio de Educación Pública. Esto permite la expansión de la profesión en Chile y el reconocimiento de la misma para intervenir en la sociedad.
Es así como el trabajo social a construido una larga trayectoria marcada por diversos hitos históricos a nivel nacional e internacional que han hecho posible describir cual ha sido su importancia y sus modificaciones en el transcurso del tiempo. Pero la profesión también esta se ha visto enfrentada múltiples debates, interrogantes y cuestionamientos que aún no han sido resueltos. Podemos encontrar que entre los autores no existe una clara y unificada definición acerca de lo que es el trabajo social. Por otra parte su objeto de estudio se ve confundido respecto al de otras ciencias sociales, y al parecer el campo de aplicación no es exclusivo y es compartido con otras áreas. Todos estos antecedentes han provocado que el trabajo social no sea considerado como fundamental en el mercado, siendo muchas veces visualizado como un trabajo que puede ser ejecutado por un psicólogo o un sociólogo. Incluso es posible recocer el completo desconocimiento de la función que cumple un trabajador social, y en el caso de que esta se reconozca, en general, es muy poco valorada. Además en el común de la gente, un profesional de esta categoría, solo se tiende a relacionar con aquella persona encargada de realizar fichas o que hace entrega de algún beneficio en una Institución Pública.
Por lo cual a partir del análisis y reflexión de la evolución de la profesión, primero será posible demostrar a que categoría pertenece, (ciencia, disciplina, tecnología, arte), para comenzar a esclarecer su definición, su verdadero objeto de estudio, la metodología y los ámbitos de aplicación en los cuales interviene.
En 1925 dentro del trabajo social, se inició un proceso de reconceptualización a nivel latinoamericano, el que se relaciona fuertemente con las transformaciones que acontecían en la región, y con la reformulación de las ciencias sociales influenciadas por las corrientes marxistas. La profesión no quedo ajena a este proceso y toda la influencia proveniente desde Europa y Estados Unidos, el servicio social tradicional, las metodologías asistencialistas y la estabilidad alcanzada en años anteriores, fueron duramente cuestionadas por el movimiento, el que finalmente llevó a la búsqueda de un nuevo modelo de acción que contribuyera una verdadera respuesta a los problemas sociales presentes en América Latina. Esto generó que el trabajo social se interesara en recuperar su propia historia en redefinir y adecuar nuevas prácticas y metodologías de intervención.
A partir de este proceso de reconceptualización surgieron diferentes corrientes que intentaron definir a la profesión. Algunos denominaron o aun la denominan como un arte, llevándola al mismo nivel que la música o la pintura. Por lo cual, es posible deducir, que los trabajadores sociales podrían identificarse como artistas, y que incluso tendrían el “don” de desenvolverse con las personas. Si fuera por esto, sería mucho mejor volver al voluntariado, y dejar de lado todos los años de estudio, que no serían necesarios para enfrenar el problema de la pobreza o la cesantía, puesto que el único requisito para ser trabajador social recaería en nacer con un “don” especial o mágico para solucionar las problemáticas sociales. Todo lo anterior realmente no tendría sentido primero porque no se puede negar la importancia de recibir conocimientos teóricos para intervenir en la sociedad, aunque la práctica también es fundamental, pero ambos elementos deben obligadamente complementarse. Por otra parte, las ganas de ayudar a las personas, o la vocación que se puede llegar a sentir por lo social, solo otorga una solución asistencial, de aquí nuevamente la importancia de la teoría, que es necesaria para analizar, explicar y buscar soluciones verdaderas, pero no de forma paliativa, sino que de una manera mucho más concreta, para erradicar las deficiencias de raíz, evitando que el problema que en algún momento existió, no vuelva a ocurrir,
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