Ensayo Turismo
juan923 de Abril de 2012
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EL OCIO
SUE, ROGER
INTRODUCCIÓN
¿El ocio o las distracciones?. Es más común que se piense en estas, y no en el ocio como tal. Aquí se advierte una un indicio de la dificultad para llegar a un acuerdo en la definición de este concepto un tanto mágico del que se habla mucho y tiene la resonancia de un momento privilegiado de la existencia.
A falta de una definición exhaustiva, se pueden enumerar algunos de los principales aspectos del concepto de ocio. Así las distracciones son aquellas actividades elegidas libremente, según los gustos y las aspiraciones de cada cual. Incluso si predominan ciertas actividades(los deportes, los viajes, la televisión) el ocio ofrece una gama de ellas prácticamente ilimitada debido a que dependen de lo que se proponga cada individuo.
Pero el ocio puede entenderse también de dos maneras distintas: en primer lugar se le identifica con el tiempo que se necesita. El ocio seria ante todo el tiempo libre, independientemente de las actividades en las que se emplee ese tiempo disponible. Después de todo se puede vivir la pereza, el “no hacer nada” como ocio. Pero el tiempo de ocio no es el mismo como suele pensarse, que el tiempo fuera del trabajo. Hay muchas obligaciones que se insertan en el tiempo de trabajo y que se reducen notablemente el tiempo disponible para el ocio; algunas de ellas son:
-el tiempo empleado en trasladarse del lugar de la residencia al de trabajo, y a la inversa cada día mas prolongado;
-Las obligaciones familiares y sociales (los tramites administrativos, por ejemplo) sin contar el tiempo necesario para satisfacer las necesidades fisiológicas (sueño, comidas, etc).
Este tiempo “obligado” se suma al de trabajo, de manera que se reduce la fracción de tiempo realmente disponible para las diversiones.
Estudios realizados para la utilización del tiempo por los franceses ha permitido calcular el tiempo medio disponible en un día normal; el resultado es el siguiente:
-3.8 horas para los hombres activos
-3.8 horas para las mujeres activas
-4.4 horas para las mujeres inactivas
Esto es solo un calculo aproximado pues ¿Cómo puede medirse con precisión el tiempo disponible?.
Las actividades familiares ¿se realizan por obligación o por elección libre?. Ambos factores suelen estar estrechamente unidos; por ello algunos autores, como J. Dumazedier, han propuesto que se de a estas actividades de carácter mixto el nombre de semidistracciones, señalando así la ambigüedad y la dificultad para determinar el tiempo de ocio y las actividades rigurosamente ligadas a el.
Para salvar esta dificultad, otros autores, entre los que se encuentra M. Kaplan han elegido un tercer enfoque que no constituye una definición basada en el contenido de las actividades de esparcimiento o en el tiempo requerido para llevarlas a cabo: toda actividad que resulte de una elección libre y que proporcione a la persona que la realiza un sentimiento de libertad podría considerarse como ocio. Por lo tanto al ocio seria ante todo una actitud psicológica del individuo.
Partiendo de esta definición cualquier actividad puede inhibirse como una diversión ya que todo depende del estado de animo con que se practica esa actividad. Incluso el trabajo puede adoptar desde esta perspectiva la forma de una diversión.
Es el conjunto de estos tres aspectos que se complementan entre sí, lo que hay que tomar en cuenta al hablar del ocio.
UN PROBLEMA SOCIAL
A primera vista el ocio atañe específicamente al individuo, puesto que depende de su libre elección del ejercicio de su libertad. Pero aparte del hacho de que los diversos determinismos sociales condicionan en mayor o menor grado la elección del individuo, el ocio ha cobrado tal amplitud que se ha convertido en un fenómeno social.
La disminución progresiva de las horas de trabajo y el incremento del tiempo libre que se deriva de ello afectan a todas las categorías de la sociedad activa.
Ese tiempo libre que antes era marginal tiende a adquirir cada vez mayor importancia. Esto se debe no solamente a que su duración va en aumento, sino también a que el momento privilegiado que representa para satisfacer un mayor numero de necesidades que las de la vida de trabajo se vuelve uniforme, se mecaniza, y da cada vez menos lugar a la expresión propia del asalariado. Desde este punto de vista, el ocio se opone al trabajo, es su antídoto.
A la vez que aumenta el tiempo libre las prácticas del ocio se vuelven más intensas. El ocio ya no es tiempo “huero” y vació y sigue el tiempo de trabajo; ya no es solo el tiempo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo; como lo definían los marxistas. Se traduce en actividades individuales o colectivas que por su extensión y por las infraestructuras que suponen, hacen de el un fenómeno social de primera importancia. Pongamos como ejemplo el desarrollo del turismo en Francia: cada año son más los franceses que salen de vacaciones, habiéndose llegado a rebasar el 50% puesto que en 1979 el 54% de los franceses salía de vacaciones. El aumento de las salidas de fin de semana o en periodos cortos de vacaciones todavía más significativos. Los deportes han tenido un desarrollo igualmente asombroso y resulta imposible calcular él numero de franceses que se dedican espontáneamente a las actividades físicas (a este respecto e ejemplo de Jogginges sumamente interesante porque sí bien surgió de un fenómeno de moda parece tener una duración y un desarrollo mucho mayores de lo que podía haberse previsto).
Esta claro que no todas las actividades de esparcimiento se desarrollan de manera similar ni se reparten de igual manera dentro de las diversas categorías de la población, como veremos después.
Sin embargo el derecho al ocio se ha convertido en una reivindicación social fundamental. Los sindicatos y en especial la CFDT tuvieron razón en apoyar enérgicamente las reivindicaciones “llamadas cualitativas” (reducción de las horas de trabajo, reducción de la edad de jubilación, mejoramiento de la calidad de la vida y de las diversiones).
Con todo si bien las distracciones han seguido un desarrollo rápido no han llegado a ocupar el lugar que se pensaba a principios de los años sesentas.
En esta época se hablaba de una futura “civilización del ocio”, porque parecía seguro que una nueva sociedad fundada en el ocio vendría a reemplazar a la sociedad industrial en decadencia, fundad en el trabajo. Este mito ha sufrido un duro golpe, y nos encontramos lejos de la sociedad de la abundancia o de la sociedad pos industrial que liberaría al hombre definitivamente para que se dedicara por entero al ocio. Ahora se conocen bien los errores de este pronostico: un incremento económico lento, una distribución de las riquezas en dirección a los países del tercer mundo y en especial a los países petroleros, la multiplicación de los despilfarros, la ineptitud de un sistema económico como consecuencia de una lógica de la producción por la producción, lo cual es tan destructiva como constructiva. Todos estos factores han impedido la llegada de una sociedad pos industrial que habría liberado al hombre de su trabajo. ¿Debe inferirse por ello que el ocio no puede provocar hoy en día la liberación y el desarrollo pleno del individuo que se esperaban de el?.
Parece ser que las actividades de esparcimiento tiene cada vez un papel de agentes de transformación social, y son susceptibles de generar un nuevo modelo de sociedad opuesto al modelo tradicional de crecimiento industrial. En otras palabras, cada vez son mas quienes consideran ilusorio esperar que el desarrollo de las fuerzas productivas den lugar a una nueva sociedad como piensa aun los economistas liberales o marxistas. Al contrario de lo que estas suponen es posible que un movimiento social favor de la liberación del tiempo y de la extensión del ocio desencadene un cambio progresivo en la sociedad. Hay varios indicios en éste sentido que permiten plantear la cuestión del ocio en toda su magnitud.
En primer lugar, una progresión lenta del tiempo libre favorece el restablecimiento de cierto equilibrio entre el trabajo y el ocio, y este movimiento es irreversible. Por otra parte, la utilización “dinámica” del tiempo de ocio provoca una mayor demanda de ocio. Las distracciones llaman a las distracciones. Además, se ha comprobado que no solo aumenta el presupuesto para las distracciones mas rápidamente que los otros presupuestos para el gasto familiar, sino también que en una fase de estancamiento o de disminución de poder adquisitivo los gastos por concepto de diversiones permanecen estables, estos gastos se han vuelto irreducibles en el presupuesto familiar. Al mismo tiempo, la industria< de las diversiones en Francia es una de las que se encuentran en mejor situación.
El arbitraje entre el aumento de salarios y el aumento del tiempo libre nos proporciona un segundo indicio. Mientras que los franceses tradicionalmente preferían un aumento de salario al aumento del tiempo libre, ahora se han invertido los términos. De acuerdo con un sondeo realizado por la SOFRES en noviembre de 1978, el 55% de los franceses activos preferían trabajar la mitad del tiempo a recibir el doble de su salario. El 46% de los obreros se pronuncia a favor de esta solución, y el 42% opta por lo contrario. Hay razones para pensar que se seguirá esta tendencia
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