Estrategias Metodologica

Definición de la Estrategia y fundamentación teórica y/o evidencia práctica

Beck, McKeown & Kucan (2002) nos propone una instrucción rica en vocabulario, que entrega al niño un explicación explícita de la palabra, es decir, que el niño debe saber qué palabra es la que va a aprender, tener múltiples exposiciones al significado de ella y sus usos (integrando muchos ejemplos) y oportunidades de utilizar la palabra en diversos contextos y discutir con otros acerca de ello. Tomaremos entonces su propuesta para trabajar esta primera estrategia.

Necesitamos entonces preguntarnos, qué significa conocer una palabra. De acuerdo a Beck, McKeown & Kucan (2002) ello no es fácil, pues: a) el conocimiento que se tiene de una palabra puede variar de muy poco a mucho, y, b) hay cualitativamente distintos tipos de conocimiento acerca de una palabra. El desarrollo del aprendizaje de palabras no puede depender únicamente en que el estudiante desarrolle este interés por sí mismo, pues simplemente no ocurrirá espontáneamente en muchos casos. Más bien, estas facetas deben ser explícitamente enseñadas. De acuerdo a la experiencia de la autora, los alumnos demuestran interés y entusiasmo acerca de las palabras cuando la instrucción es rica e interactiva, y estas condiciones pueden darse para motivarles a descubrir palabras más allá del su ambiente escolar.

Conocer de manera completa y con flexibilidad una palabra implica el comprender el significado básico de ella y cómo éste cambia en distintos contextos. Por ello no solo necesitamos conocer la definición de ésta sino conocer también la lógica en la que ella se inscribe. Es importante tomar la palabra desde el cuento o poema del cual se extrae, considerando el contexto en el que ella aparece, pero luego dar oportunidades para que el niño piense acerca de la palabra y su uso, aumentando así la comprensión y producción de lenguaje. Es importante llevarla a otros contextos, de manera que el niño no relacione el significado con el que aparece en el cuento, sino que vaya más allá. Ello le permitirá más adelante, poder usar la palabra en otros escenarios o interpretarla en variados contextos.

Un aspecto importante en relación al conocimiento de una palabra, tiene que ver con la dimensión cualitativa, es decir, la clase de conocimiento que se tiene de la palabra y los usos que se le pueden dar. Al respecto la autora describe las siguientes dimensiones en relación a ello:

a) Generalización: la capacidad para definir una palabra.

b) Aplicación: la capacidad de seleccionar y reconocer situaciones apropiadas para la palabra.

c) Amplitud: el conocimiento de múltiples significados de una palabra.

d) Precisión: la capacidad de aplicar el término correctamente a todas las situaciones y reconocer su uso inapropiado.

e) Disponibilidad: uso actual de la palabra en su pensamiento y discurso.

Lo que se busca, es que el niño pueda aplicar todas estas dimensiones, a las palabras aprendidas, y para ello el rol educativo juega un papel fundamental.

El niño debe escuchar muchas palabras lo suficientemente difíciles que le permitan ampliar su vocabulario, pero lo suficientemente fáciles para inferir el significado desde el contexto en el cual aparecen. Es por ello que Beck, McKeown & Kucan (2002), entregan ciertas pistas de cómo escoger las palabras para ayudar a extender el vocabulario de los niños. En la Lección2 de esta misma unidad aprendimos a escoger palabras interesantes para enseñar a los niños. A través de la estrategia que ahora veremos, le ayudaremos a enseñar la palabra escogida en profundidad. Recuerde que estas palabras deben estar en con-textos, es decir, deben provenir del cuento y/o poema que usted esté leyendo (a través de las formas que ya aprendió). Las palabras sirven para comunicarse (en forma oral o escrita), pero siempre se encuentran en contextos (no en forma aislada), por ello se recalca la importancia al ampliar el vocabulario de sus alumnos, qué esto ocurra en base a textos que usted utilice con ellos.

Los cuentos y poemas son una excelente fuente de palabras para poder enseñar.

También es importante saber si el niño ha aprendido realmente esa palabra, y para poder medir ese aprendizaje, evaluaciones simples basadas en la asociación de sinónimos o definiciones simples de las palabras aprendidas no podrán indicarnos si hemos logrado el objetivo. Estos tipos de mediciones no son capaces de diferenciar el conocimiento de palabras profundo o superficial.

Por ello, Beck, McKeown & Kucan (2002) propone evaluar si el niño define con sus propias palabras la palabra aprendida, si es capaz de reconocerla en diversos contextos y si puede ejemplificarla en contextos que van más allá del que aparece en el cuento o poema del cual fue extraída.

El rol que como educadoras debemos ejercer la enseñanza de vocabulario es reforzar el que el niño entienda el significado de la palabra, tanto referido al significado en el que aparece en el cuento, como llevarlo a otros, suponiendo otras situaciones en que se pueda aplicar la palabra. Favorecer el uso de ella en la rutina diaria y, por supuesto, ser buenos modelos, es decir, incluir dentro de nuestro propio vocabulario, el uso de las apalabras aprendidas. Lo importante

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