Estructura Del Cerebro Y técnicas De Relajacion
nelybeth1910 de Diciembre de 2014
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Estructura del cerebro
El sistema nervioso central (SNC) está compuesto de dos partes principales: la médula espinal y el cerebro, situado en la cabeza. El cerebro está rodeado por el cráneo, y en su interior hay tres membranas llamadas meninges. Entre estas está el líquido cefalorraquídeo, que permite que el cerebro esté flotando y, por lo tanto, bien protegido de las lesiones o golpes.
La masa del cerebro, que se compone de células nerviosas, células gliales y vasos sanguíneos, tiene numerosos pliegues o circunvoluciones, por lo que la superficie cerebral se multiplica muchas veces. Dentro del cerebro hay también cavidades con líquido cefalorraquídeo llamadas ventrículos cerebrales, que se comunican con espacios externos de líquido cefalorraquídeo. La médula espinal también está rodeada por líquido cefalorraquídeo. Dado que todos los espacios con líquido cefalorraquídeo están conectados, al punzar la médula espinal a la altura lumbar se puede obtener líquido cefalorraquídeo del cerebro para su análisis.
El cerebro se puede dividir en las partes siguientes:
• Cerebro (telencéfalo) y corteza cerebral (córtex).
• Cerebelo (mesencéfalo).
• Diencéfalo, que incluye, entre otras cosas, la glándula
el cerebro contiene los centros nerviosos para el pensamiento, la personalidad, los sentidos y el movimiento voluntario.
Este órgano, que pesa alrededor de 1.200 gramos en un adulto, está compuesto por dos hemisferios ubicados en la parte superior del cráneo y que comprenden casi el 90 por ciento del encéfalo. Cada hemisferio mide de 15 a 17 cm desde la parte anterior a la posterior, y juntos miden entre 11 y 14 cm de ancho.
Debajo de la corteza cerebral, que es una capa de materia gris llena de pliegues, de unos 2 a 6 mm de espesor, se encuentra la sustancia blanca, integrada por millones de fibras nerviosas. Al centro del cráneo, la sustancia blanca de ambos hemisferios se une formando una estructura similar a una cuerda: el cuerpo calloso, que es el más grande de varios haces de fibras nerviosas, llamados comisuras, que conectan zonas específicas de los dos hemisferios.
Ambas porciones cerebrales están separadas por la cisura de Rolando, surco profundo que debe su nombre al anatomista italiano Luigi Rolando, que lo describió por primera vez a principios del siglo XIX. En la parte anterior de esta hendidura, que separa longitudinalmente ambos hemisferios, se encuentra la zona que controla la actividad motora, mientras que en su parte posterior se ubica el control sensitivo.
El hemisferio derecho rige las funciones de la mitad izquierda del cuerpo, y el hemisferio izquierdo controla las de la parte derecha. Esto se debe a que los nervios se entrecruzan en la médula espinal.
El surco longitudinal (cisura de Rolando) y otro lateral, llamado cisura de Silvio, separan a los hemisferios en cuatro cuadrantes -que reciben los nombres de los huesos craneanos que los protegen-: son los lóbulos frontal, parietal, temporal y occipital.
La detección e interpretación de imágenes visuales está localizada en el lóbulo occipital; la percepción auditiva se encuentra en el temporal, lóbulo donde también se ubica el olfato, el equilibrio y la memoria; en el lóbulo parietal se sitúan el gusto y la percepción del tacto (temperatura, presión y dolor); y en el lóbulo frontal se centra el habla, la elaboración del pensamiento, las emociones y los movimientos.
En el interior del cerebro hay cuatro cavidades intercomunicadas, llamadas ventrículos, conectadas con otra cavidad larga y delgada que se dirige hacia abajo por el centro de la médula espinal. Dentro de estos huecos fluye el líquido incoloro denominado cefalorraquídeo o cerebroespinal producido en los ventrículos, y que se renueva cuatro a cinco veces durante el día.
Este medio acuoso, rico en proteínas y glucosa, aporta energía para el funcionamiento de las neuronas y los linfocitos. Estos últimos nos protegen de las infecciones. En otras palabras, al circular a su alrededor, este fluido protege y alimenta a todas las estructuras que conforman el sistema nervioso.
El cerebelo
El cerebelo es la segunda parte más grande del encéfalo. Pesa alrededor de 140 grs, y mide unos 10 cm de ancho, 5 de alto y 6 de largo. Está ubicado debajo de la parte posterior de los hemisferios cerebrales, y encima del bulbo raquídeo y el puente de Varolio. Tiene forma ovoide y está dividido en dos hemisferios y una porción media, por lo que en algunos casos recibe el nombre de "segundo cerebro".
Sus neuronas, que se enlazan con las del cerebro y la médula espinal, tienen por función coordinar los movimientos, haciéndolos suaves y precisos, y controlar el equilibrio, la postura y la orientación del cuerpo.
Alimentación cerebral
Aunque el cerebro tiene el dos por ciento del peso total del cuerpo, necesita del 20 por ciento de la sangre para que transporte oxígeno y glucosa, elementos esenciales sin los que se deterioraría rápidamente, y cuya falta produce mareo, confusión y la pérdida de la conciencia. Después de cuatro a ocho minutos de privación de oxígeno -como, por ejemplo, a causa de asfixia- se produce daño cerebral o muerte.
La estructura cerebral y sus funciones
El sistema nervioso es el sistema por excelencia que, dentro de nuestro organismo, tiene como función esencial recibir información, procesarla y emitirla. Gracias a él mantenemos relación con el ambiente exterior, es decir, percibimos la vida que nos circunda; gracias a él recibimos constantes señales de nuestro propio mundo interno; y gracias a él respondemos a esas señales, las externas y las internas, para entrar en contacto con nuestro ambiente. Pero además, como seres dotados de unas cualidades de las que carece cualquier otro organismo vivo, gracias a nuestro peculiar sistema nervioso somos capaces de "manipular" la información que recibimos, hacerla consciente, elaborarla y reelaborarla, codificarla, y crear pensamiento: adquirimos conciencia de nosotros mismos, dudamos o decidimos, tenemos capacidad de innovar, de seguir la corriente o de ir contra corriente, de cerrarnos en nuestra propia concha o de abrirnos a los demás... ¡Realmente, nuestro sistema nervioso sirve para algo!
Si hemos enumerado todas estas funciones tan intrínsecamente humanas es para que se comprenda hasta qué punto el sistema nervioso, y dentro de él de modo muy especial el cerebro, es el elemento esencial de nuestra naturaleza. Y cómo, cuando ese sistema resulta alterado, empiezan a deteriorarse algunas de las funciones a las que debe servir. Pues bien, la neurona es la célula clave que, gracias a su estructura y función, está especialmente capacitada para recibir simultáneamente una gran cantidad de información, codificarla, interpretarla, elaborarla y, a su vez, transmitirla en fracciones de segundo.
Figura 1. Estructura de una neurona
Tenemos que recordar que una neurona consta, esencialmente, de (fig. 1):
a) un cuerpo o soma, dentro del cual se encuentra el núcleo que es el elemento que guarda los cromosomas y, por tanto, los genes;
b) una arborización que se extiende y expande en abundantes ramificaciones, y se llaman dendritas, las cuales a su vez, contienen unas pequeñas expansiones denominadas espinas;
c) una prolongación, larga o corta según el tipo de neurona, que al final también se ramifica y bifurca, llamada axón o cilindroeje. El soma y las dendritas son las zonas de la neurona preparadas para recibir información proveniente de otras neuronas, mientras que el axón es el elemento encargado de transmitir la información a otras neuronas. El soma y las dendritas de una sola neurona reciben cientos o miles de terminaciones axónicas provenientes de otras neuronas (principio de convergencia); a su vez, esa neurona puede conectar con cientos o miles de otras neuronas a través de sus ramificaciones axónicas (principio de divergencia).
Una neurona no se funde con las otras cuando contacta con ellas sino que mantienen su identidad. De la misma manera que nuestro dedo no se funde con los objetos que toca sino que uno y otros conservan su identidad. El sitio de contacto entre la terminación axónica de una neurona y el soma o dendritas de otra con la que contacta para emitir la información se llama sinapsis. La sinapsis, pues, es el órgano por excelencia de la comunicación entre las neuronas. ¿Cómo se lleva a cabo esta comunicación? Se ejecuta mediante la emisión de unas moléculas químicas por parte de la neurona emisora, que llamamos neurotransmisores, y tienen la virtud de activar otras moléculas situadas en el aparato dendrítico de la neurona receptora, por lo que se llaman moléculas receptoras. Es decir, el neurotransmisor se convierte en una especie de mensajero.
Puesto que una neurona recibe numerosos terminales axónicos que forman sinapsis, y cada uno de ellos puede actuar con un neurotransmisor distinto, eso significa que una neurona está recibiendo constantemente información de naturaleza variada, a veces de carácter excitador y oras de carácter inhibidor; una podrá servir para que origine una determinada respuesta, otra para reforzar esa respuesta, otra para influir en un sentido o en otro. De este modo, la neurona recibe la información y la integra, dando origen a una respuesta que puede ser inmediata o diferida, instantánea o repetida, etc. Y de esta manera se forman redes de neuronas, o vías, o circuitos de tamaño y de actividad variables, que constituyen la base de la actividad cerebral.
Figura
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