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Etica Latinoamericana

morenoherrera18 de Noviembre de 2011

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Ética latinoamericana y liberación:

La Ética de la Liberación latinoamericana tiene como peculiaridad asumir los grandes temas tratados por las éticas filosóficas desde la perspectiva de las víctimas de la historia, considerando el proceso de globalización a finales del siglo XX. Nacida en la década de los 60 en América Latina, intenta integrar en el presente los diversos procesos de dominación, situándolos dentro de una perspectiva mundial. Para ello debe:

1 reconstruir los fundamentos filosóficos de la ética.

2 definir claramente su especificidad crítica.

3 argumentar en referencia a sus oponentes estructurales, y 4 precisar las orientaciones básicas en los variados frentes de liberación.

Los Fundamentos de la Ética:

Los llamados fundamentos de la ética deben situarse al menos en tres niveles.

a) En primer lugar, el momento material de la ética. Los defensores más relevantes de una ética material son, entre otros la filosofía griega eudemonista, el pensamiento medieval con el concepto de beatitudo, que se continuó con variantes en el racionalismo moderno, y más recientemente, los utilitaristas, las éticas de los valores y actualmente los comunitaritas.

La ética anterior a la Modernidad se fundamentaba exclusivamente en los contenidos teleológico y eudemonistas desde una comprensión del contenido de la felicidad propio de cada cultura, sea la griega, cristiana o musulmana. La objeción de las morales formales contra estas éticas consiste en indicar que todo contenido material es siempre definido de manera particular, por tratarse de impulsos egoístas, regidos por motivaciones corporales particulares, y los valores con pretensión de universalidad no pueden sobrepasar el horizonte de una cultura.

La Ética de la Liberación, sin embargo, necesita una ética material, porque como su punto de partida crítico son las víctimas, que sufren en su corporalidad el dolor y la infelicidad, necesitan partir del contenido de la ética. Para ello propone un principio material universal: la obligación ética de reproducir y desarrollar la vida del /sujeto humano, dentro de una comunidad de vida presupuesta, con pretensión de abarcar a toda la humanidad. Su criterio de /verdad es la vida y la muerte.

Este principio mide la eticidad de toda norma, acción, institución o sistema de eticidad posible, y es internamente en cada cultura un principio universal que puede juzgar a la misma cultura, y permitir, además, un diálogo intercultural de contenidos.

b) En segundo lugar, el momento formal de la moral. Los que propugnan una moral procedimental, tales como desde el liberalismo a partir del pragmatismo de Pierce, K. O. Apel, J. Habermas o A. Cortina, y muchos otros, escépticos de las éticas materiales, propugnan la universalidad de una razón discursiva como obligación moral en argumentar hasta alcanzar validez intersubjetiva por el acuerdo de todos los participantes afectados acerca de lo que debe obrarse la norma de la acción. Su criterio de validez es la intersubjetividad simétrica.

La Ética de la Liberación subsume este principio formal de con sensualidad, pero lo adopta como el procedimiento moral para aplicar los contenidos del momento ya indicado de la ética material. La norma, acción, institución o sistema que permite reproducir y/o desarrollar la /vida de los sujetos debe acordarse con validez intersubjetiva por simétrica participación de todos los afectados.

c) En tercer lugar, el momento de factibilidad de la ética. Ante la no-factibilidad de los fines imposibles del /anarquismo, deben tomarse

Pero la Ética de la Liberación es una ética crítica que parte de las víctimas de la historia. Por ello, nuevamente, deberá situar su especificidad ante otras éticas críticas.

a) En primer lugar, se trata del nivel crítico material de la ética. Hay diversas éticas críticas, tales como la del pensamiento económico de Marx en El capital

1; la de la Teoría crítica, desde la materialidad negativa de la primera Escuela de Frankfurt incluyendo a Horkheimer, Adorno, Marcuse o Benjamín; la de las críticas desde las pulsiones contra el orden ético represor establecido

2; o la crítica ética de la Totalidad por parte de E. Lévinas.

La Ética de la Liberación, como en los casos anteriores, las subsume en muchos aspectos, pero situándolas de manera definida dentro de una arquitectónica diferente. La razón ético-crítica inicia su ejercicio desde las víctimas, desde el dolor de su corporalidad materialidad del contenido y de la negación de su dignidad del no reconocimiento formal de ser sujetos iguales, con libertad como potenciales participantes en la comunidad de la argumentación consensual, y descubre la negatividad de la imposibilidad de vivir, de cumplir las necesidades y los instintos de vida correspondientes pulsiones, y de participar en dicha comunidad por estar excluidos asimétricamente, en la no-factibilidad de la realización de dichas mediaciones necesarias ético-morales. Se trata del momento crítico por excelencia, en el que, desde las negatividades indicadas, y por la afirmación de la vida y de la subjetividad del Otro, distinto del sistema dominante, se critica negativamente la norma, acto, institución o sistema que es responsable de tal intimación.

b) En segundo lugar, se trata del nivel crítico formal de la moral.

La misma víctima que ha tomado la conciencia ética crítico-negativa, interpela a expertos, científicos, filósofos, etc., a la co-solidaridad co-responsable. Surge así una comunidad crítica de comunicación de las mismas víctimas (tema tratado por P. Freire en la Pedagogía del oprimido) y de intelectuales orgánicos diría Gramsci.

Fundamentación de la ética de la liberación:

Fundamentar racionalmente esta Ética indica el procedimiento por el que se dan razones para poder afirmar sus principios. Contra el mono-principismo de casi todas las éticas (cada una de ellas propone un principio, que al fin siempre es necesario, pero no suficiente para justificar toda acción posible como buena),

La Ética de la Liberación propone al menos los seis principios indicados, y deja abierta la lista para muchos otros. Cada principio se fundamenta (se argumenta) contra opositores diversos. Así, por ejemplo, el principio moral de la Ética del Discurso se fundamenta ante el escéptico. Veamos, como ejemplo, los seis principios, con sus tipos de racionalidad y sus oponentes.

a) En primer lugar, en el nivel de la ética material se ejerce una razón ético-material, que Hinkelammert denomina razón reproductiva, Lévinas razón ética preoriginal, Zubiri inteligencia de realidad, etc.

Esta razón ético-material expresa enunciados de hecho

Los alimentos son necesarios para la vida de los que, mediante un argumento conveniente, permite deducir una obligación ética (contra la llamada falacia naturalista, que aquí estamos fallando), y por lo tanto un enunciado normativo: El ser humano, por ser viviente, debe ingerir alimentos. No es sólo un hecho, es un deber ético.

b) De la misma manera, en segundo lugar, en el nivel de la moral formal se ejerce una razón moral discursiva, que se levanta contra el paradigma de la conciencia, de la razón instrumental o meramente solipsista lingüística. El oponente es el escéptico, al que se le demuestra que cae en contradicción per formativa, ya que no puede argumentar radicalmente contra toda argumentación, o que al argumentar ya ha presupuesto pretensiones de validez universales.

c) Así también, en tercer lugar, en el nivel de la factibilidad se ejerce una razón instrumental-estratégica, que si se pretende única y fundamental lleva a caer en la crítica que levantaron contra ella Horkheimer y Adorno; pero que si se atiene a los principios ético y moral es perfectamente subsumida en un acto racional mucho más complejo. El oponente al principio de factibilidad ética u operabilidad es el anarquista, que cree factible lo imposible, y que, por lo tanto, niega el principio de factibilidad ética, porque niega la posibilidad ética de toda institución.

d) Por su parte, en cuarto lugar, en el nivel de la crítica-ética se ejerce una razón ético-crítica, cuyo principio la obligación de criticar el orden que produzca víctimas y en tanto las produce es negado por un nuevo oponente: el conservador, que cree que el sistema vigente es el mejor posible. Un sistema de plausibilidad perfecta, que no necesitara crítica ni acción alguna tendiente a su legitimación es imposible. Todo sistema histórico y finito produce necesariamente víctimas (o sería el sistema perfecto, lo que supondría, usando el argumento de Pop per, una inteligencia infinita a velocidad infinita y, además. La liberación de las clases asalariadas, por la transformación del sistema económico que se ha impuesto mundialmente después de cinco siglos, exige extrema creatividad, también para poder imaginar un sistema donde las masas de desempleados excluidos vuelvan a ser sujetos productivos. En el frente político la con sensualidad democrática es puesta en cuestión continuamente por el ejercicio despótico y cada vez más corrompido de unos pocos oligarquías y la exclusión de las mayorías afectadas en la participación de las decisiones que tienen que ver sobre sus vidas.

La liberación supone la organización de partidos políticos críticos que sepan formular el origen de tantas injusticias en el sistema vigente, que sepan, desde el poder, reconstruir esas estructuras, para realizar las exigidas por la negatividad de las víctimas. En el frente social los movimientos populares

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