“Feminismo en exceso: ¿bueno o malo?
yessi679879780Trabajo20 de Mayo de 2017
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Universidad autonoma metropolitana [pic 3]
“Feminismo en exceso: ¿bueno o malo?
- GarcÍa limÓn jessica sarahÍ 2163020873
- SÁNCHEZ FLORES MARÍA DE LOURDES 2163079750
Fecha de entrega: 31 de marzo 2017
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Feminismo en exceso: ¿bueno o malo?
El feminismo, movimiento actual, socialmente mencionado y aplicado en la actualidad.
Consiste en exigir una igualdad de género (femenino, masculino), aunque al principio de este movimiento todo fluía conforme a lo estipulado desde un principio, pero lamentablemente las influencias actuales, como lo son redes sociales, televisión, radio etc. Han manipulado lo buena que era esta postura, para convertirla en algo exagerado y sin sentido (en algunos casos).
Es sobre esto de lo que queremos hablar “Feminismo en exceso: ¿bueno o malo?”.
Para analizar este tema nos basamos muchísimo en los libros escritos por Celia Amorós Puente, una filosofa, ensayista teórica del feminismo; así como también en los ensayos y publicaciones de la Doctora Ana Lu, Profesora-Investigadora en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana.
¿Qué nos esperamos sobre este movimiento más adelante? ¿Acaso podría volverse un tema del cual podría trascender con mucha más fuerza? Todavía tenemos muchas posturas de mujeres mal informadas, pero sin duda tendrá un futuro prometedor en manos de mentes inteligentes y nada egoístas; mentes que trabajen juntos para un bien común entre ambos sexos.
Feminismo en exceso: ¿bueno o malo?
El feminismo es la teoría explicativa de la situación de subordinación de las mujeres dentro de los sistemas sociales como la teoría que investiga cómo se constituye el sujeto femenino a través del género. Es decir, se puede definir de varias maneras, pero todas tienen en común hacer visible a las mujeres y emanciparlas de la subordinación respecto al hombre. “El feminismo, es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII –aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera.”[1]
En el siglo XVII no eran respetados los derechos de la mujer, se les minimizaba y excluía por el simple hecho de serlo.
Fue hasta finales de este y principios del siglo XVIII se publica la “Vindicación de los derechos de la mujer” de Mary Wollstonecraft, la “Primera formulación de una ética feminista” como influencia de la ilustración y la Revolución francesa.
Los estudios feministas como se había mencionado antes se iniciaron a finales de los setentas y han producido un gran cambio y variedad de investigaciones y evoluciones.
Aunque las posiciones feministas pueden ser muy heterogéneos hay dos puntos en los que se tiene consenso, el primero es que el género, en interacción con muchas otras categorías como raza, etnia, clase, edad y preferencia sexual, es un organizador clave de la vida social progresivo en general.
En un principio fue una reacción frente a un mundo donde las mujeres no tenían existencia, un mundo de hombres, hecho por ellos y para ellos. Ellas sólo existían en el ámbito privado porque, el ámbito público sólo pertenecía a los hombres y eran excluidas de él. Vivían para lo que sucedía dentro de la casa y el mundo exterior no era un mundo para ellas. El Feminismo no es un fenómeno nuevo porque existe desde la antigüedad, es decir, desde los tiempos más remotos había mujeres decididas a participar en todos los ámbitos de la vida, tanto públicos como privados, rechazando todas las discriminaciones. Para situar adecuadamente el tema de la mujer en la actualidad, hay que partir del pensamiento ilustrado. Las ideas fundamentales, piezas angulares donde se sustenta este movimiento son: la defensa de la igualdad de todos los ciudadanos y las ciudadanas, la razón y la importancia de la educación como medio de liberación del sujeto humano. Igualdad y Educación, ejes fundamentales del pensamiento moderno. Pero esa igualdad, basada en la razón y en la educación, no se aplicará a las mujeres, porque ellas eran simples espectadoras de esa revolución del pensamiento, no se les permitió la entrada a ese nuevo mundo, a ese trascendental cambio de mentalidad. Algunas, de manera singular lo consiguieron, pero era la excepción. En este momento se impondrá una mujer que atiende a todos los trabajos de la casa y del cuidado de los hijos e hijas para liberar a los hombres de las preocupaciones y tareas del ámbito privado para dedicarse exclusivamente a lo público. Seguía representando el papel asignado desde siglos. Esa explosión de ideas que liberaba a ser humano de esclavitudes no les alcanzó.
“El feminismo, o más bien los feminismos considerados como movimientos sociales y también como disciplina que se enseña, tienen una historia, unas ideas y un accionar propio, pero ninguna de las tres –historia, ideas y praxis- se muestran como un todo unitario, sino que constantemente se encuentran en construcción, en continuo debate y, se manifiestan de diferentes maneras y corrientes.”[2]
Existen 3 olas diferentes con las que podremos definir y analizar más este tema; la primera, “El feminismo ilustrado” también nombrada “La polémica feminista”, en donde Celia Amorós Puente, una de las feministas más influyentes por su filosofía moral y política en lengua castellana, afirma que el feminismo de este modo, viene a ser una llave de acceso a una de las vetas más ricas de la Ilustración, nos permite tomarle el pulso de manera que podamos descubrir sus puntos más vulnerables así como aquellos en que la dinámica de sus virtualidades liberadoras es más irreversibles. “Lo tenemos duro. O aprendemos a hacer pactos y a soldar ladrillos en los espacios fuertemente estructurados de la vida social o nuestra historia seguirá siendo la del muro de arena. (...) Ni floreros ni ramos. Ni Venus ni difusas.” [3]Espacios estructurados de iguales: constelaciones entre constelaciones.
Unas de las principales características de esta ola es que destaca su extensión desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo XIX, en donde el debate se centra en la equidad de la inteligencia y la reivindicación de la educación, muchos de estos fundamentos son reivindicados en el siglo de las luces, a pesar de que muchos autores como Rousseau desplacen a la mujer a un segundo plano dentro del estado liberal; algunos de los autores clave son Poullain de Barre, Olympe de Gouges y Mary Wollstonecraft, así como las ciudadanas que dieron a conocer en 1789 a la Asamblea francesa su “cuaderno de reformas”, el cual incluía ya el derecho al voto, la reforma de la institución del matrimonio y la custodia de los hijos, además del acceso a la instrucción. Por último cabe destacar que los derechos de la mujer comienzan a estar presentes en las tribunas políticas e intelectuales; uno de los grandes pensadores, el revolucionario girondino Condorcet (padre el laicismo en la enseñanza), escribe en 1790 el ensayo sobre la admisión de las mujeres en el derecho de la cuidad: “Los hechos han probado que los hombres tenían o creían tener intereses muy diferentes de los de las mujeres, puesto que en todas partes han hecho contra ellas leyes opresivas o, al menos, establecido entre los dos sexos una gran desigualdad”[4]
La segunda ola es conocida como “El feminismo liberal sufragista”, porque reivindica principalmente el derecho al voto de las mujeres y su principal obra es ‘El sometimiento de la mujer’, escrito por John Stuart Mill y Harriet Taylor en 1869, que sentó las bases del sufragismo. Se extiende desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX (final de la segunda guerra mundial); está caracterizada con el comienzo de la Declaración de Seneca Falls de 1848,entre 100 y 300 mujeres y hombres (la cifra varía según las fuentes) pertenecientes a movimientos sociales y organizaciones, lideradas por Elizabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, se reúnen en el Seneca Falls (EE.UU) y, tomando como base la declaración de Independencia norteamericana, reclaman la Independencia de la mujer de las decisiones de padres y maridos así como el derecho al trabajo, al que daban prioridad por encima del derecho al voto. Los doce principios formulados exigen cambios en las costumbres y moral de la época y en la consecución de la plena ciudadanía de las mujeres.
Mientras en Inglaterra aparecen las sufragistas, lideradas por Emmeline Pankhurst y el debate sobre el sufragio universal se hace cada vez más intenso. Durante la primera mitad del siglo XX, se va incorporando a las legislaciones democráticas, a veces limitada en edad o estrato social, es la primera reivindicación pacifista e introduce el término de solidaridad.
Continuando socialmente, el activismo se extiende a las clases media y baja. También se vincula a otras causas de derechos civiles, como la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, en este sentido destaca la figura de Sojourner Truth y su discurso ‘¿Acaso no soy mujer?’ de 1851.Como último punto, continúan en paralelo el derecho al voto, las reivindicaciones sobre el acceso a la educación y a partir de 1880 algunas mujeres comienzan a admitir mujeres en las aulas universitarias, aunque todavía es algo excepcional. Antes la mujer fue logrando acceso a la educación primaria y secundaria, aunque todavía bajo el pretexto de ser buena madre y esposa.
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