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Filosofía Y Teoría De La Ciencia En Gadamer

gavilez28 de Mayo de 2013

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Filosofía y teoría de la ciencia en Gadamer.

Se puede decir que H.G. Gadamer es hijo de su tiempo, que su propia

identidad, como ser histórico, fue determinada esencialmente por la

fuerza de la tradición.

En efecto, ya de joven tuvo que sufrir la marejada intelectual,

sociocultural y existencial de un mundo confuso por la Gran guerra; tuvo

que madurar en un mundo desorientado en busca de su norte. El estallido

de la primera guerra mundial, la caída del neokantismo y la ruptura de la

tradición humanística postromántica, fueron los grandes

acontecimientos, sociales y culturales, a los que un Gadamer, apenas

adolescente, tuvo que enfrentarse, a la par que el auge de las ciencias y el

expresionismo cobraban una, cada vez, mayor relevancia en este mundo

en cambio. Tal fue el horizonte donde surgió la persona y la figura de

Hans-Georg Gadamer (1900-).

Por ello digo que es hijo de su tiempo, porque nacido de una sociedad en

crisis, dominada por un imperio de la ciencia que no dejaba de crecer,

llevándose con ella a la filosofía, tuvo Gadamer que sumarse, aunque

desde una postura puramente filosófica, al tren de la crítica contra los

peligros de la dogmaticidad científica y de la dimensión política de la

técnica, que surgirán pasado ya el ecuador del siglo XX.

Si algo nos enseña la historia de la filosofía, ya recién comenzado el

siglo XXI, es que la pasada centuria ha estado caracterizada por las voces

de protesta ante una sociedad en crisis que no hace más que seguir

hundiéndose en el pozo. Críticas que han venido desde todos los campos

del conocimiento humano: desde la ética, la ecología, primero, y la

bioética después, nos han puesto sobre aviso, y se afanan por crear una

nueva conciencia que nos salven de nuestro propio destino. Desde la

filosofía política y social, la escuela de Francfort y sus principales

divulgadores, Horkheimer, Adorno, Habermas y Marcuse, reaccionaron

contra la irracionalidad de la sociedad industrial y el sometimiento del

hombre. Desde la teoría de la ciencia, el giro naturalista (Quine, Kuhn,

Feyerabend o Toulmin, entre otros) desmitificó el carácter objetivo del

conocimiento científico, y dejaron claro que no hay tal racionalidad

científica (Feyerabend).

Pero Gadamer, abarcará todos estos campos, y mediante su giro

ontológico la tarea de la hermenéutica, será la de superar la abstracción

metódica de la ciencia, lo que no significa emprender una cruzada

anticientífica, sino acabar con la autoridad de la ciencia, y ponerla en su

lugar. Lo que significa, tanto la tarea de acabar con la dominación

tecnológica actual que "conduce a la decadencia de la praxis en la técnica

y a la decadencia de la sinrazón social", como acabar con el ideal de

objetividad de la ciencia y poner en su sitio al control metódico de la

misma, elaborando una teoría de la experiencia hermenéutica, que afirme que "existen formas de experiencia, tales como la experiencia del arte, de

la historia y de la filosofía, que tienen un carácter precientífico y que

elevan una pretensión de verdad considerada como ilegítima por el

conocimiento de la ciencia moderna".

Se trata en definitiva de renovar la filosofía mediante la construcción de

una hermenéutica filosófica, que configurada como crítica de los excesos

de la ciencia y la técnica sobre todos los ámbitos del conocimiento y la

experiencia humana, reivindique aquellas formas de experiencia que

están más allá del mero control metódico de la ciencia, y aspire a "una

mayor autocomprensión del hombre y a la búsqueda de su propia

identidad".

Vistas así las cosas, la contribución de Gadamer a la crítica del

cientificismo y la sociedad tecnocrática, que como hemos vistos, marca

el factor común a prácticamente la totalidad de las inquietudes

intelectuales del siglo XX, no se limita a un campo particular, sino a la

totalidad del universo humano, mediante la elaboración de una teoría de

la experiencia hermenéutica, o teoría de la experiencia humana del

mundo.

El cometido de este artículo será el análisis de la relación entre la

hermenéutica y la teoría de la ciencia, como presupuestos de la

elaboración de su teoría de la experiencia hermenéutica. No obstante, es

bueno hacer previamente un breve excursus histórico para poder

comprender cómo llega Gadamer a su Hermenéutica Filosófica.

1. El largo camino hacia la hermenéutica filosófica.

Podemos afirmar que la hermenéutica filosófica de Gadamer,

coincidiendo con el giro lingüístico de la filosofía, se ha convertido en

uno de los "temas de confluencia dialógica de las corrientes filosóficas

de la actualidad y en uno de los términos más polémicos en torno al cual

se han suscitado las más variadas discusiones teóricas". En efecto, la

hermenéutica a encontrado su sitio, no sólo en el ámbito de las

humanidades o ciencias del espíritu (Dilthey), sino que he entrado en

acción en campos tan dispares como la teología, la teoría de la ciencia, la

estética, la sociología, y un largo etcétera. Y lo ha hecho hasta tal punto

que podemos afirmar que la hermenéutica se ha convertido en la

"plataforma ocasional para reinterpretar la historia del pensamiento

occidental".

El punto que aquí nos interesa es la controversia entre hermenéutica y

teoría de la ciencia (Gadamer, Apel, Habermas; Stegmüller, Albert,

Wright), que una vez caído el neopositivismo lógico, y su visión

excesivamente ingenua de la teoría científica, ha cobrado especial

relevancia en la actualidad. Hasta tal punto que se ha encontrado en la

hermenéutica una nueva dimensión epistemológica que trasciende el modelo usual de la teoría del conocimiento abandonando el modelo

espistémico lineal de la relación sujeto-objeto, heredera del kantismo.

Pero todo a su debido tiempo. Ahora nos interesaremos acerca de cómo

llega Gadamer a la elaboración de su hermenéutica filosófica, con lo que

se hace indispensable una breve historia de la hermenéutica.

La voz "hermenéutica" deriva del verbo griego hermeneúô, interpretar.

La hermenéutica toma nombre de Hermes, hijo de Zeus y mensajero o

intérprete de los mensajes divinos a los hombres. Ya aquí se masca el

contenido semántico propio de la hermenéutica, el hacer "inteligible

aquello que está más allá de la comprensión humana y al que se atribuye

el origen de la lengua y la escritura". Paralelamente, Platón, en el diálogo

Ion denomina a los poetas hermenes, en tanto que son considerados

como los transmisores o interpretes de la voluntad de los dioses. Y ya en

El Político, hermeneutiké se refiere a la técnica de interpretación de los

oráculos o los signos divinos ocultos.

No obstante, con Aristóteles la hermenéutica pierde este sentido de

interpretación de lo sagrado. En su obra Peri hermeneias (traducida al

latín como De interpretatione), analiza la relación entre los signos

lingüísticos y los pensamientos, y de estos últimos con las cosas. El

propósito de este libro es establecer un análisis sintáctico y semántico de

las aseveraciones, se pregunta por la verdad a la que responde un

enunciado y accede el lenguaje. Además establece que "nombre es un

sonido significativo por convención (...). Que ninguno de los nombres lo

es por naturaleza, sino sólo cuando se convierte en símbolo".Con lo que

elimina cualquier connotación naturalista o divina sobre el lenguaje.

También para Boecio la hermenéutica designaba la referencia del signo a

lo designado, y es una acción que se da en el alma. Por su parte los

estoicos, inauguraron una hermenéutica alegórica para permitir la

interpretación de los contenidos racionales escondidos en los mitos.

Pero será a partir del s. II, por la influencia del pensamiento religioso,

especialmente del judío y cristiano, cuando la hermenéutica comienza a

tener verdadera relevancia, asociándose a las técnicas y métodos de

interpretación de los textos bíblicos. Y este será el sentido con el que el

término llegará a la edad moderna: como exégesis o interpretación de los

textos sagrados; bien literal, atendiendo al análisis lingüístico del texto

en cuestión, bien exégesis simbólica, atendiendo a supuestas

significaciones y realidades más allá de la literalidad del texto. Como

fecha clave se puede señalar el año 1629/30, cuando J.C. Dannhauer

introduce el

...

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