Funcion Del Docente
5094665722 de Junio de 2014
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LA FUNCION DEL DOCENTE: ENTRE LOS COMPROMISOS ETICOS
Y LA VALORACION SOCIAL
OSCAR ARMANDO IBARRA RUSSI
Rector Universidad Pedagógica Nacional
Colombia
La función del docente como acto público está definida y reconocida en el marco de los
estados modernos como una profesión con todo lo que esto implica en el contexto del
ámbito sociocultural y sociopolítico.
La profesión docente es una práctica que se expresa como correlato de los imaginarios y
las comprensiones que las sociedades y comunidades nacionales y regionales tienen de la
educación. No se puede entender la profesión docente, por fuera de esas comprensiones,
que además caracterizan epocalmente su naturaleza.
La educación como discurso propone las finalidades éticas como expresiones de valor y
aspiraciones de dignificación humana. El maestro es convocado, a través de los tiempos,
a gestar en el proceso vital de las personas las condiciones de su sujeción a los fines
sociales, mediante un proceso al que se le ha denominado educación o formación, que
señala los límites ético-políticos a su propia práctica profesional.
La sociedad valora al maestro desde los mismos parámetros que él suscita y propone
como procesos y estructuras de formación de los sujetos y los reconoce como maestro en
tanto representa y expresa los valores socialmente reconocidos en el espacio de su propia
práctica educativa.
Por su parte el maestro se confronta con una dualidad: la de educar como un acto de
conducir a los sujetos a su propio marco de sujeción y la de convocar al mismo sujeto a
su afirmación como ser libre y emancipado, esta ultima convocatoria es pedagógica,
trasciende la naturaleza empírica de las conductas y reclama la posición de los espíritus.
La relación entre educación y pedagogía establece la tensión de la práctica profesional del
docente. La primera inducirá los procesos de sujeción que permitan el desarrollo personal
y grupal de los individuos como actores sociales y la segunda inducirá la conciencia
emancipatoria que reclama para la condición humana el profundo sentido de la libertad
personal y social.
No siempre coinciden los intereses ético-políticos de la sociedad con las prácticas y
desarrollos educativos del maestro. Esta diferencia propone una tensión crítica que debe
examinarse en todo lo que ella es y representa a partir de las estructuras básicas que la
sociedad tiene para el ejercicio de una profesión.
La ciencia y la tecnología como discursos propios de la modernidad y el conocimiento y la
cultura como estructuras determinantes del desarrollo social sostenible se median a través
de la práctica docente por la relación entre educación y pedagogía, y proponen en el
marco de tensión fundamental el objeto en el que se expresa el conflicto al convertirsen en
el principal objeto enseñable a partir del cual el maestro convoca la subjetividad. En este
contexto se da la función del docente: entre los compromisos éticos y la valoración social.
La función del maestro, tal como la conocemos hoy, no ha existido siempre. Realmente los
maestros, si bien desde antiguo han cumplido la misma función sustantiva de transmitir la
cultura heredada a las jóvenes generaciones, no siempre lo han hecho en el marco de las
mismas exigencias sociales, ni tampoco han tenido siempre ante la sociedad la misma
responsabilidad que hoy se les exige.
En la Antigüedad e inclusive en la Edad Media, el papel del maestro no tuvo la misma
claridad de definición que tendría en épocas posteriores. Se sabe que la función de
pedagogo
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