ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Grandes deidades del hinduismo medieval y moderno

cielo19654 de Noviembre de 2013

3.797 Palabras (16 Páginas)447 Visitas

Página 1 de 16

Siva, el propiciador, una de las tres grandes deidades del hinduismo medieval y moderno (son las otras Visnú y Brahma). Los adoradores de Siva como dios supremo son conocidos como sivaítas, y los diferentes cultos que se le ofrendan con manifestaciones colectivas constituyen el shaivite. Siva es conocido con muchos otros nombres, como Rudra (rugidor), Mahadeva (gran dios), Nataraja (señor de la danza), Baraiva (el terrible), Sundaresvara (el señor hermoso), lo cual refleja la variedad de sus manifestaciones contemporáneas. Como ocurre con Visnú, Siva está sujeto a una elaborada mitología.

Con frecuencia es apodado el destructor, para complementar a Visnú como protector, al igual que con ese otro gran dios, los devotos de Siva consideran que éste ejerce un poder total sobre el cosmos, asumiendo en sí la función de todas las demás deidades. A pesar de todo, desde su más antigua apariencia definida en la historia de las religiones indias (como Rudra, el intruso védico), Siva ha mostrado una serie de rasgos divinos distintivos y en apariencia paradójicos. Se le asocia en particular con el ascetismo que renuncia al mundo, rechazando y trascendiendo a la sociedad ortodoxa en favor de lugares salvajes y peligrosos como terrenos de cremación y montañas. A través de su austeridad, Siva genera un gran poder el cual despliega de un modo impredecible para conseguir una amplia variedad de fines, desde lo destructivo con violencia a lo infatigablemente erótico.

Aunque se representa mediante imágenes antropomórficas (tan famosas como Nataraja, el señor que conduce el universo hacia la destrucción), Siva es con más frecuencia adorado adoptando el aspecto de linga, un pilar fálico que se apoya sobre una base que simboliza el órgano femenino generador (yoni). Aunque en su origen se asocia con el erotismo y la fertilidad, el linga ha llegado a representar la trascendente potencia de Siva con un carácter mucho más amplio y generalizado.

Una indicación de la naturaleza paradójica de Siva es que se trata de un asceta al frente de una familia. Como Parvati, su consorte es benigno; como su sakti o poder inmanente, es a menudo identificado con la Gran Diosa en sus formas terribles y enérgicas. Siva y Parvati tienen dos hijos, el de seis cabezas, Skanda (Karttikeya), y el de cabeza de elefante, Ganesa, ambos objeto de importantes cultos autónomos. Se asocian a Siva varios animales, en particular Nandi, el toro que le sirve como montura o vehículo, y la cobra. Representaciones que adoptan la apariencia antropomórfica de este dios le muestran sentado en actitud de meditación sobre una piel de tigre, con mechones enmarañados y una guirnalda de serpientes o de calaveras. Cruzando su tercer ojo en la frente aparecen tres rayas de ceniza, una marca utilizada también por su secta de seguidores ascéticos; del pelo fluye el río Ganges; a su lado se hallan su tridente y su timbal.

Visnú, una de las tres grandes deidades del hinduismo (Siva y la Diosa, son las otras dos). Visnú se ha convertido en un foco de atención religiosa para un importante número de devotos, conocidos como vaishnavas, cuya amplia variedad de creencias y prácticas religiosas están reunidas bajo el amplio término vaishnavismo.

Desde una perspectiva histórica, Visnú fue al principio una deidad menor en el panteón hindú pero, a través de un complejo proceso de unión y transformación, evolucionó hasta llegar a ser un dios con poder universal, el protector, conservador y fuente última del orden que rige el cosmos. La literatura épica (los Purana) elaboró una rica cosmología y mitología en torno a esta divinidad, de la que proceden representaciones artísticas tan populares como Visnú dormido en los anillos de la gran serpiente Shesha en el intervalo entre ciclos de la creación. Las encarnaciones o 'descensos' (avatar) de Visnú también son populares como temas de pintura y escultura. Fiel a su papel como protector, se dice que Visnú interviene en el mundo cuando el orden universal se ve amenazado para restaurar el dharma (la forma natural de existencia de las cosas y por lo tanto la forma en que deben existir) y salvar a sus devotos. Hay numerosas variaciones regionales y sectarias, pero según un conocido esquema convencional existen avatares dispuestos en un esquema mas o menos 'evolutivo': Matsya (pez), Kurma (tortuga), Varaha (jabalí), Narasimha (hombre león), Vamana (enano), Parashurama (Rama con el hacha), Rama, Krishna, Buda y Kalki (la encarnación venidera). Pero, con diferencia, los más populares son Rama (el héroe del Ramayana), y Krishna (héroe del Mahabharata y del Bhagavata-Purana). Se dice que ambos son encarnaciones de Visnú, a pesar de que en un comienzo fueron héroes humanos. La presencia de Buda en esta relación demuestra la forma de utilizar el concepto de avatares, para incorporar los cultos religiosos existentes en el vaishnavismo. Por otro lado, como los ciclos de la creación, al menos en teoría, la lista de las encarnaciones no tiene fin, pues se asegura que Visnú seguirá transformándose a través de la asimilación e integración en deidades locales. Además de sus particulares descensos, cada avatar está también presente en el plano de lo contemporáneo, y así permanece accesible y próximo para los devotos, una situación que se refleja en la dedicación de todos los templos vaishnava a formas del dios llamadas de un modo concreto y personalizado.

Las encarnaciones mas importantes y veneradas de Visnú son Rama y Krishna. Este último, en particular, se convirtió en el foco de diversos movimientos devotos o bhakti, que representan a Visnú entre sus devotos como un dios que ama y a su vez es amado. El primero, como garante del orden social y sus instituciones de familia y casta, encarna la función real del dios.

Representaciones habituales de Visnú lo presentan en posición vertical, con una elevada corona, portando una concha, un loto, un disco y un palo en sus cuatro brazos. Su primera consorte es Lakshmi (Shri), diosa de la fortuna, aunque a su segunda esposa, Bhudevi, diosa de la Tierra, se la representa a menudo con él. La cabalgadura o vehículo del dios es el pájaro en parte humano, Garuda.

Junto a estos dos grandes dioses masculinos, hay muchas diosas objeto de profunda devoción. A veces se dice que constituyen los distintos aspectos de la Diosa, Devi. En algunos mitos, Devi es la primera que propone el movimiento, la acción, liderando el grupo de dioses masculinos para que realicen las labores de creación y de destrucción. También se muestra como Durga, a la que nadie se puede acercar, quien en la gran batalla mata a Mahisha, el demonio búfalo; o Kali, la diosa negra, que danza frenéticamente sobre los cadáveres de quienes ha asesinado y luego se ha comido, adornada con las calaveras que aún gotean y las manos ensangrentadas de sus víctimas. Los shaktas (devotos de Sakti, el poder femenino) también adoran a la Diosa. Esta secta surgió, junto con los tantristas, durante la época medieval. Los tantristas celebraban ceremonias esotéricas, en las que se consumían los alimentos prohibidos (como la carne, el pescado y el vino) y se practicaban, a modo de ritual, actos sexuales que por lo general no estaban permitidos. En muchos cultos tántricos, a la Diosa se la identifica con Radha, la consorte de Krishna.

También hay representaciones más pacíficas de la Diosa, generalmente bajo la forma de las esposas de los dioses más importantes: Lakshmi, la sumisa, la dócil esposa de Visnú que se muestra como una fértil diosa; Parvati, esposa de Siva e hija del monte Himalaya; Ganga la gran diosa del río (el Ganges), a quien también se la adora de forma independiente, se dice que es una de las esposas de Siva; a Sarasvati, la diosa de la música y de la literatura y esposa de Brahma, se la asocia con el río Saraswati. Muchas de las diosas locales de la India (como Manasha, la diosa de las serpientes en Bengala, y Minakshi en Madurai) están casadas con dioses, mientras que a otras como Shitala, diosa de la viruela, se las rinde culto por sí mismas. Estas últimas diosas son temidas por sus indomables poderes y mal carácter, y por sus arranques de cólera.

Hay algunos dioses menores que están incluidos en el panteón central porque se les identifica con los dioses más importantes o con sus hijos o amigos. Hanuman (el dios mono) aparece en el Ramayana como el ingenioso asistente de Rama en el sitio de Lanka. Skanda (el general del ejército de los dioses) es hijo de Siva y de Parvati. Ganesha (el dios con cabeza de elefante), dios de los escribas y mercaderes, quien ayuda a eliminar los obstáculos, es invocado fervorosamente al comienzo de cualquier negocio importante.

Rama, deidad del hinduismo venerada como la séptima encarnación de Visnú. Rama es la figura central del Ramayana, poema épico en lengua sánscrita, y representa a la persona ideal.

Krishna, en la mitología del hinduismo un avatar, o encarnación, del dios Visnú, pero para muchos devotos se trata del Dios supremo y salvador universal, no limitado por el tiempo o el espacio.

Históricamente se fueron asimilando una serie de diferentes cultos 'Krishna', y de ahí surgió un dios con numerosos aspectos. Entre estos están Krishna 'el ladrón de mantequilla', un niño travieso pero encantador (asociado a la ciudad de Vrindaban, al sur de Delhi), y Krishna el de la piel azul, dios pastoral que toca la flauta (el significado literal del nombre krishna es 'oscuro' o 'negro'). Sus dos aspectos más importantes para la historia del budismo son, sin embargo, la de un protagonista del épico Mahabharata, y la de un dios vaquero, el amado de las ordeñadoras.

El guerrero de ambigüedad moral, el Krishna del poema

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (23 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com