Grupo Contadora

GRUPO CONTADORA

Presidente: Miguel de la Madrid Hurtado (1982 – 1988)

Secretario: Manuel Bartlett Díaz

ANTECEDENTES

México tuvo a lo largo de su historia una política exterior basada en principios entre los que se contaba la autodeterminación de los pueblos y la no intervención y fue diseñada para proteger los intereses nacionales. Sin embargo, durante la Guerra Fría la situación cambió en cuanto a las relaciones que se mantenían entre los países latinoamericanos y Estados Unidos y el mismo manejo de dichos principios.

Auspiciada por México, Venezuela, Colombia y Panamá, la reunión que se celebró a principios de enero de 1983 en la Isla Contadora despertó una nueva e intensa actividad diplomática por parte de las cancillerías de estos cuatro países latinoamericanos, para buscar una solución negociada a la problemática centroamericana.

La iniciativa de este grupo de países tuvo lugar en un momento en que las propuestas diplomáticas anteriores, formuladas por los países en la región, parecían haberse agotado y en que aumentaba el clima de agudización del conflicto centroamericano como consecuencia de las diversas presiones desestabilizadoras que el presidente Reagan había venido ejerciendo sobre el gobierno sandinista.

DESARROLLO

Como se mencionó anteriormente, el Grupo Contadora se creó en 1983, año en el que los Secretarios de Relaciones Exteriores de México, Panamá, Venezuela y Colombia se reunieron en la isla de Contadora y firmaron el Acta de Contadora para la Paz y la Cooperación en Centroamérica, medio por el cual hicieron oficial sus intenciones para unir esfuerzos.

Con Estados Unidos los roces comienzan por la percepción de conflicto que se tiene por parte del gigante del norte hacia la política de los países latinoamericanos, es decir, la idealización de la democracia y seguridad que se debe manejar en los gobiernos de los países americanos.

Después de la Segunda Guerra Mundial y con el surgimiento de la Unión Soviética como una nueva potencia que hace el contrapeso a Estados Unidos, dejando un sistema internacional bipolar, el comunismo se convierte en el enemigo externo de Estados Unidos. Sin embargo, cuando llega la década de los sesenta y con ella la Revolución Cubana, el peligro del comunismo se encuentra en las fronteras estadounidenses y pasa a ser un peligro interno. La dispersión de la ideología comunista entre los países centroamericanos significó para Estados Unidos la pérdida del control sobre la política del continente y la entrada de la Unión Soviética a su esfera de influencia. México se convirtió en ese momento en la región que delimitaba las dos esferas de influencia.

El Grupo Contadora recibió el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el mismo año de su formación, 1983, los cancilleres de los países centroamericanos decidieron firmar el Documento de Objetivos, en el que se establece la voluntad de los gobiernos centroamericanos para trabajar por la democratización y poner fin a las guerrillas y así poder impulsar de nuevo la economía y el desarrollo en Centroamérica y acceder al mercado internacional.

Para 1985 se crearon grupos de apoyo también en Argentina, Perú, Brasil y Uruguay que se reunían con los consejeros del grupo original. Contadora no sólo recibió el reconocimiento de la ONU y el apoyo de países latinoamericanos vecinos, también fue reconocido internacionalmente con premios como el Premio Simón Bolívar por “influir en la solidaridad

interamericana”1. En ese mismo año, con motivo de la toma de poder del entonces candidato presidencial de Perú, Alan García, se reunieron los mandatarios de Argentina, Brasil, Perú y Uruguay para crear el Grupo de Apoyo a Contadora. A ambos grupos se les conoció como el Grupo de los Ocho.

Los esfuerzos para mantener la paz en Centroamérica fueron muy bien vistos a lo largo del continente americano, sin embargo, no se contó con el apoyo de Estados Unidos, ya que no estaba dispuesto a reconocer el gobierno sandinista de Nicaragua ni a abandonar las ocupaciones militares en la zona.

Considerando esta situación en la que Estados Unidos no está dispuesto a cooperar debido a que no está conforme con el gobierno sandinista que era de corte izquierdista podemos ver cómo el miedo a que la influencia de la URSS se expandiera en otros países del continente estaba muy presente. Del mismo modo, el hecho de que no se hayan querido retirar las tropas estadounidenses que ocupaban la zona centroamericana es también una forma de mantener presencia en el territorio para poder reaccionar ante cualquier levantamiento que vaya en contra de los intereses nacionales de Estados Unidos.

La Guerra Fría recibe su nombre de la falta de un encuentro directo entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Las batallas se libraban en escenarios extranjeros donde las zonas de influencia estaban perfectamente delimitadas y servían como válvula de escape para las tensiones directas entre ambas potencias para evitar un conflicto directo que pudiera terminar en una mayor guerra.

El caso de México es totalmente diferente al de Estados Unidos. Las razones del gobierno para impulsar un grupo de cooperación como lo fue Contadora se deben principalmente al cambio en la dirección de la diplomacia y de los intereses que se estaba llevando a cabo en el país.

Durante el gobierno de Miguel de la Madrid, México se encontraba en una gran crisis económica, resultado de los malos manejos del sexenio anterior de José López Portillo. Ante la crítica situación económica, México se encontró en la necesidad de abrir sus fronteras y dejar un largo periodo de sustitución de importaciones por medio del cual se había estado manejando la economía desde el sexenio de Plutarco Elías Calles. La nueva política exterior que se quiso manejar, sobre todo con el apoyo del entonces Secretario de Relaciones Exteriores, Bernardo Sepúlveda, fue el multilateralismo. México se encontraba en una situación en la que había dado la espalda a los países vecinos del sur y se había enfocado casi exclusivamente en Estados Unidos.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, México volvió a la relación que tenía con Estados Unidos antes de ésta con prácticamente ninguna ventaja de negociación. Esta es una de las razones por las cuáles la decisión de voltear de nuevo a Latinoamérica es importante. Con el multilateralismo México tendría acceso a nuevos mercados y recuperaría el liderazgo en la zona de habla hispana.

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