Historia de tipografía.
w3231Reseña13 de Mayo de 2016
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Comienza una investigacion, a cargo de Andrew Kelson, especialista en historia de la tipografía. Sus publicaciones han generado fuertes polémicas. La propuesta es rever los hechos históricos aparentemente indiscutibles.
Primera Parte[pic 1]
Las investigaciones históricas suelen deparar sorpresas. Figuras ilustres caen bajo sombra de sospecha -los plagiarios, los esta- fadores- y otros surgen de la nada.
Este es el relato de una de esas sorpresas, que nace con un trabajo sobre tipógrafos del siglo XV y culmina con el hal- lazgo, absolutamente inesperado, del ver- dadero inventor de los tipos móviles.
La primera pista surge de un párrafo de una carta de Wolfram von Aschenbach, abad de San Arbosgasth, que data del año 1432, en la que habla de “...el hermano Pieter Zhariff, scriptarius, muy diestro en tallar el boj (xilografía)... y letras e imá- genes...”.
El scriptarius era un monje copista, especializado por lo tanto en caligrafía, pero, en este caso, se aclara su habilidad para la talla de tacos xilográcos, forma primitiva de la reproducción mecánica.
Ahora bien, hacia 1436 Johann Gens-
eisch, más conocido como Gutenberg, residía en Estrasburgo desempeñando su ocio de orfebre. Desde allí entra en contacto con los monjes de la abadía de San Arbosgasth y fre- cuenta su Scriptorium. Es casi seguro que, en esa época, entabla relación con este Pieter Zhariff o Zsarif, ya que Froben relata: “El maestro Johann (Gutenberg) oyó hablar de invenciones de grandísimo ingenio a Peter Sehrif; scriptarius...”.
Por otra parte, en un texto posterior, las “Vidas” de Giorgio Vasari, éste arma: “....y Piero da Magonza, el primero en cince- lar las bellas letras y también en usar la
prensa”.
Está claro, entonces, que el encuentro con Gutenberg sorprende al hermano Sehrif desarrollando la idea de un medio rápido y mecánico para copiar los manuscritos del Scriptorium. Pero si esto fue realmente así,
¿podía este monje proponer y fabricar seme- jante invento en un ámbito como el scrip- torium de un monasterio? Ciertamente la propuesta hubiera generado un mínimo de recelo si no una franca oposición. Debía ser entonces un proyecto secreto, o, por lo menos, reservado.
Cabe otra hipótesis: el hermano Peter presenta la idea a sus superiores; ésta es rechazada. Insiste. Es amenazado con algún castigo ejemplar, incluso la expulsión. El trabajo se vuelve clandestino y germina la idea de abandonar el Scriptoriurn. En ese momento aparece Gutenberg.
Lo volvemos a encontrar, según el impresor Arnold Pannartz “...en Mainz (Magun- cia) donde el sapientísimo Peter Szerhif junto con Johann Genseisch (Gutenberg) y Johann Fust labraron tipos de letra sin ninguna escri- tura de pluma”.
El año puede ser 1453 o 1454. Es claro que para Pannartz, impresor y maestro de Nicolás Jenson, el inventor de los tipos móviles era Szerif y no Gutenberg. En cuanto a Fust, fue el que nanció el empren- dimiento.
Y ahora llegamos al punto de. la investigación donde la sospecha cede paso a la certeza. El descubrimiento, casual, de una pieza gráca aportó la prueba decisiva. Se trata de la xilografía de la cual W. Schmidt opina que es de Springklee pero que, Kurth y Dogson la atribuyen a Durero, El estilo es, el mismo del Arco de Triunfo dé Maximiliano (obra tardía de Durero) y representa a un hombre barba- do con capa y sombrero o birrete, contra un fondo vacío. Un halo rodea su cabeza y en su mano derecha sostiene un objeto claramente reconocible: una prensa vertical. En su mano izquierda hay un bastón rústico que señala hacia un escudo con una inscripción: “Serif”.
Esta imagen fue publicada por W. y G. Foyle en l927. Erwin Panofsky la analiza en[pic 2]
la prensa. Esto último es conrmado por la imagen, además de añadir el halo y el demo- nio amígero.
¿Qué conclusiones sacar? ¿Estamos frente a un santo venerado ocialmente? No lo parece. No es mencionado en ningún trat- ado de devoción de la época. Podría ser un personaje legendario, pero ¿cómo explicar su aparición en escritos tan prosaicos como los de Pannartz?
De pronto se delinea lo evidente. Una persona es aclamada por sus contemporáneos como el inventor de la imprenta. Este es Pieter Sheriff. Sabemos, por otra parte, que la Biblia de 1455 publicada bajo la autoría de Gutenberg, y es tomada por tos historiadores modernos como la prueba de que éste es el inventor de los tipos móviles. Pero el testi- monio de Pannartz junto con el de Jenson y Vasari, nos dan la clave de lo sucedido, Por alguna razón, Gutenberg se atreve a publicar un trabajo que no le pertenece como suyo y a reclamar para sí la autoría del invento. Por alguna razón, más oscura aún, Sehrif lo per- mite y desaparece de la escena. Hay varias explicaciones posibles.
Segunda Parte
“Studies on Iconology” (1939, Oxford Press). _
Destaca el parecido entre esta imagen y otras de santo: como San Sebafdo o San Coloman de Austria. Sin embargo, no menciona la prensa ni la inscripción, tampoco el “grifo” o demonio que aparece en el ángulo inferior izquierdo y que, a nuestro parecer, repre- senta a los enemigos del hermano Pieter Szerif. Surge de la tierra, entre llamas, y sos- tiene un objeto que podría ser un curtidor de pergaminos o una tableta para escribir, sím- bolos posibles de los amanuenses. Sobre este tema volveremos más adelante.
Esta pieza, en conjunción con los textos citados, nos permite armar, sin auda- cias, que a principios del siglo XVI se conoce la existencia de un tipógrafo, un religioso vagabundo, llamado Pieter Szerif o Sheriff
. Los autores mencionados le atribuyen la invención de los tipos móviles y el uso de
La repentina aparición de, Pieter Sehrif en la historia de la tipografía constltuyó un descubrimiento sorprendente. Más aun lo era el hecho de que su nombre Szeriff, Sehrif, etc. Lo conectaba directamente con la ter- minología tipográca. Parece lógico enton- ces que los tipógrafos lo hayan adoptado para designar el rasgo distintivo de las letras romanas; el serif. Esto ultimo coloca a P. Sehrif en el origen de la tipografía “ronda” habitualmente atribuida a Jenson.
Sin embargo la desaparición del her- mano Pietr repentina también, planteaba un enigma de difícil solución. En un articulo anterior (“Typography begins with a Crime”; publicado en la Type review, en agosto de 1989); sugerimos la teoría de que P. Szerif hubiese sido eliminado incluso en el sentido físico del termino. Se recordara que
aportábamos como prueba, entre otras cosas, un libelo español fechado en 1514, en el que se leía “Entonces decidieron dar muerte al tal Piero Zerifhe, pues su ingenio typo- graphico era causa de grandes males de libros perniciosos”[pic 3]
Actualmente creemos que no fue así. Nos consta que Sherif viajo a italia y en el monasterio de Subiaco, asistido por Jonson, creo la letrera antigua ronda”. Años mas tarde, Aldo Manucio las llamaría “lettere zer- iffe”
Creemos también que el propio P. Sherif eligió cubrir con el silencio sus pasos posteriores. ¿La razón? Intentaremos expli- carla.
En 1935 Ernst Lehner adquiere un ejemplar del Dictionnaire Philosophique de Voltaire, impreso en 1764, revisando el libro descubre una pagina adherida a la encuadernación original; pero que resulto ser una portada de inspiración renacentista fechada en 1460 El encabezamiento en latín anuncia “Libro de San Serif de los Secretos de las letras y signos arcanos” Este descu- brimiento tiene un alcance extraordinario por un lado demuestra la relación entre Sherif y las letras clásicas en una fecha tan tem- prana como 1460. Por el otro, y esto es fun- damental, aparece la expresión Sancti (us) Serif Recordemos el halo que iluminaba la testa del personaje del grabado de Durero Parece conrmarse así su presunta “santi- dad” Además en su tratado “De Typographia” Joseph Bade reriéndose a un impresor rival dice: (…) llevaba la señal de Sanct Szeriphe en las vestiduras”
Algo salta a la vista y es que la expresión “Sanct Serif” o “San Serif” guarda un parecido irresistible con la locución tipográca “sans serif”. Conocemos el signi- cado habitual de esta ultima, Burton en su Enciclopedia Typographica la registra en el
s. XVIII y la supone de origen francés. Sin embargo los documentos aportados nos dan como fecha cierta el s. XV y hablan clara- mente de un “Sanct (San) Serif”
Paulatinamente, este personaje
lejano adquiere contornos mas precisos pero a la vez mas enigmáticos ¿Quién era en den- itiva, este Santus Serif? ¿Cual era el con- tenido que nos promete los “(…) Secretos de las letras y los signos arcanos”? Desafortun- adamente Lehner solo encontró la portada que publicamos.
Pero hay más. En una edición tardía del Malleus Malecorum -un tratado sobre brujería-, aparece una imagen de factura tosca, que muestra un hombre de barba y birrete, bastón y un libro, de pie en un cír- culo zodiacal, enfrentando a un demonio. Las coincidencias son alarmantes. Hasta el “grifo” de la imagen duretiana aparece aquí como parte esencial de la iconografía. El carácter esotérico de las guras abre nuevas perspec- tivas. Reformulamos la pregunta ¿Quién o quienes estaban detrás de este Pieter Serif o Sanct Szeriphe?
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