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Importancia De Una Buena Alimentacion


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  1.983 Palabras (8 Páginas)  •  284 Visitas

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Sin duda alguna, una buena alimentación garantiza tener una buena salud, aunque, para algunos, parezca sacrificante comer de forma nutritiva, no lo es. Además una buena alimentación debe ir acompañada de una serie de ejercicios físicos los cuales en conjunto proporcionaran una mejor forma y estabilidad al cuerpo. Por lo tanto el ser humano debe tener hábitos alimenticios y hábitos físicos.

Los hábitos alimenticios no son más que patrones de alimentación que una persona sigue a diario, incluyendo preferencias alimentarías, influencia familiar y cultural. Desarrollar buenos hábitos alimenticios es esencial para que las comidas produzcan los beneficios esperados en nuestro cuerpo. Esto no sólo se relaciona con preparar bien o elegir adecuadamente los alimentos que ingerimos, sino con darnos el tiempo, el espacio y el gusto de disfrutar las comidas cada día.Un truco para aquellos cuyos hábitos alimenticios dejen mucho que desear, es cambiar un hábito cada mes del año. Así el cuerpo se acostumbrará a los cambios y serán más duraderos.

La alimentación sana debe estar acompañada de actividad física para aumentar los beneficios. Los hábitos físicos son la práctica constante de ejercicios que movilicen el cuerpo y pongan en funcionamiento cada uno de sus órganos. Muchas personas muestran rechazo a la hora de realizar ejercicio por una falta de hábito y porque las ventajas de esta práctica no son inmediatas.

Claramente las actividades físicas como los ejercicios reportan muchos beneficios a la salud. Estos beneficios se presentan por igual en personas de ambos sexos y de cualquier edad y raza. Por ejemplo, la actividad física le ayuda a mantenerse en un peso saludable y le facilita realizar sus tareas diarias, como subir escaleras e ir de compras. Los adultos que se mantienen físicamente activos corren menos riesgo de sufrir depresión y disminución de la función cognitiva a medida que envejecen. (La función cognitiva abarca las destrezas de razonamiento, aprendizaje y discernimiento). Los niños y adolescentes que se mantienen físicamente activos pueden tener menos síntomas de depresión que sus compañeros.

La actividad física también reduce el riesgo de sufrir muchas enfermedades, como la enfermedad coronaria, la diabetes y el cáncer. Muchos estudios han demostrado los beneficios claros que la actividad física reporta al corazón y los pulmones.

En Venezuela se presenta una gran problemática con respecto a los buenos hábitos de alimentación y ejercitación, dando como resultados una gran cantidad de personas que presentan enfermedades causadas por los malos hábitos, siendo los más comunes en la comunidad la obesidad, la diabetes e hipertensión; y no quedándose atrás el cáncer.

Una investigación relevante, fue la realizada por Carrasco, F (2002). En su trabajo titulado “Actividad física y obesidad”, cuyo objetivo era demostrar que las personas que llevan una vida sedentaria tienen un mayor índice de mortalidad. En dicho estudio se le hizo seguimiento a pacientes durante 23 años, y la inactividad física, o bien el sedentarismo, solo se vio superada por enfermedades cardiovasculares, Superando así al tabaquismo, hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes. El autor Concluyo que las personas activas físicamente tenían una mortalidad 60% menor que las que llevaban una vida sedentaria, independientemente del cambio de peso, también hay muchos estudios con pruebas psicométricas que demuestran que las personas que realizan ejercicios tienen mayor autoestima, mejor inserción social y mejores perspectivas.

Según los investigadores James y Peter D'Adamo la buena o mala asimilación de los alimentos está condicionada por nuestro grupo sanguíneo, hasta el punto de que en cada grupo (A, B, AB y 0) hay alimentos que son perjudiciales, otros beneficiosos y otros neutros. Aseguran que muchas enfermedades pueden deberse al consumo de alimentos no adecuados para nuestro grupo sanguíneo, y que en ello está la razón de que muchas personas no consigan adelgazar cuando se ponen a dieta.

James D´Adamo, un naturópata, se dio cuenta de que los tratamientos dietéticos que aconsejaba a sus pacientes no obtenían siempre los mismos resultados y se preguntó a qué podría deberse. Mientras la dieta vegetariana le sentaba estupendamente a algunas personas y su salud mejoraba a otras no parecía hacerles apenas efecto y a algunas incluso les sentaba mal y empeoraban. Aquello le sorprendió llevándole a la conclusión de que no a todas las personas les sienta bien el mismo tipo de alimentación. E intuyó que como la sangre era la fuente principal de nutrición del organismo la respuesta podía estar en ella. Decidió pues investigarlo y a lo largo de muchos años tomó notas para poder luego cotejarlas y buscar posibles pautas comunes.

Así llegó a la conclusión de que el tipo de alimentación estaba relacionado con los distintos tipos sanguíneos. Estas observaciones las recogió en una obra titulada El alimento de un hombre (OneMan´sFood, 1980). Hay que aclarar que el propio autor deja claro que no todas las personas del mismo grupo son intolerantes a todos los alimentos ni el grado de sensibilidad es igual en todos. Las pautas generales que ofrece son pues sólo orientativas.

James D'Adamo y su hijo Peter llegaron a la conclusión de que cada grupo sanguíneo es el resultado de un momento de la propia evolución humana. Según ellos, el grupo 0 (el más antiguo y extendido) tendría más de 40.000 años de existencia y procedería de los hombres de Cro-Magnon, cuya alimentación se basaba en la caza. El siguiente, el grupo A (entre 25.000 y 10.000 años) apareció con las primeras sociedades agrícolas cuya alimentación se basaba en el consumo de cereales y vegetales, procediendo especialmente de Asia y Oriente Medio. El tipo B habría surgido hace aproximadamente entre 15.000 y 10.000 años entre los habitantes nómadas de las estepas asiáticas, ganaderos y con abundantes lácteos en su dieta. En cuanto al tipo AB, habría surgido de la mezcla entre caucasianos (A) y mongoles (B).

Peter D'Adamo asegura que la reacción de la sangre ante ciertos alimentos se debe a las lectinas de los alimentos, un tipo de proteínas que producen la activación del sistema inmune y aglutinación en la sangre. Clasifica los alimentos, para cada grupo sanguíneo, en beneficiosos, neutros y desaconsejados. Los primeros desarrollan un papel nutricional óptimo asegurando además una actividad antioxidante, antimutágena y anticancerígena; podríamos decir que son "alimentos medicinales". Los segundos llevan a cabo un papel meramente nutritivo. Y los terceros son los que contienen sustancias no digeribles

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