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Introducción a la sociología. Cap. 1.


Enviado por   •  6 de Julio de 2017  •  Reseñas  •  783 Palabras (4 Páginas)  •  81 Visitas

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  • Reseña: Berger Peter L. Introducción a la sociología. Cap. 1. La sociología como un pasatiempo individual. Limusa. México 2006.

Es común escuchar entre la gente en su cotidianidad dar definiciones la mayoría de las veces erradas sobre alguna profesión o sobre la aplicación de la misma; este es el caso de la Sociología, profesión de la cual a lo largo del tiempo la gente se ha generado diversas imágenes equivocadas a su respecto. Algunas de estas imágenes surgen a raíz del retraso cultural, entre estas estaría por ejemplo la que tienen la mayoría de jóvenes al relacionar e incluso confundir la sociología con el trabajo social, dice el autor que “es bastante habitual que los estudiantes no graduados planeen ingresar en el trabajos social para especializarse en sociología” (Berger P. 2006;14) cosa que no llevaría a cabalidad el fin inicial de los estudiantes, teniendo en cuenta lo k yo diría que es la diferencia principal entre ambas disciplinas, y va relacionada al hecho de que el trabajo social es una práctica en la sociedad, y la sociología es un intento por comprender.

Otra de las imágenes que se tenían sobre el sociólogo que, además, tuvo bastante influencia a principios del desarrollo de la disciplina, es la de reformador social; entonces, se creía que el sociólogo era el mediador entre todas las demás disciplinas. Afortunadamente, diría yo, muchos de los sociólogos no reconocen esta tarea como parte de su labor.

Existen también algunas imágenes sobre el sociólogo creadas más recientemente, una de estas es “la del sociólogo como recolector de estadísticas acerca de la conducta humana.” (ibíd. 20). En otras palabras, se atribuye al sociólogo la tarea de hacer entrevistas y recolectar datos cuantificables y almacenables. Otra imagen errónea es la de observador destacado y manipulador de hombres, un hombre que se siente superior al desarrollar su labor de observador y posteriormente valorando fríamente a los observados, por esta misma razón, el sociólogo ha sido utilizado, por ejemplo, por las autoridades, dueños de industrias y entidades gubernamentales gracias a su habilidad de manipulador, afirma el autor que este es un problema al que debería hacérsele frente en este momento.

A partir de todo lo anterior, el autor nos quiere mostrar una imagen del sociólogo ideal. Así tenemos que, la sociología es una profesión cuya disciplina es sumamente científica, que trata de alcanzar su objetivo por medio de una metodología clara en donde encontramos uno de los métodos de mayor utilidad para la sociología, la técnica estadística (hay que tener claro que esta técnica no constituye a la sociología), todo esto con el único fin de analizar y comprender la sociedad. Entonces, el sociólogo “es una persona que se interesa intensa, incesante y descaradamente por las acciones de los hombres. Su ambiente natural son todos los sitios de reunión humana en el mundo, donde quiera que los hombres se congregan.” (ibíd. 34) este no se centra principalmente en el significado que tomen las acciones humanas sino en las mismas acciones, y todo esto desarrollándolo con un único valor, el que el autor denomina el valor de la “integridad científica” (ibíd. 17) es decir, que trate de comprender y desarrollar su trabajo comprimiendo al máximo sus emociones y prejuicios, esto no significa que el sociólogo no tenga valores o que no pueda tenerlos, porque como toda persona los tiene, se trata más bien, de dejar a un lado todos esos aspectos que le impedirían tener una mirada multicultural y una mente abierta a nuevas experiencias, porque, como el autor lo afirma, “un buen conocimiento se compone de información libre de prejuicios” (ibíd. 17). De este modo tendremos que la vida del sociólogo es un camino largo, colmado de curiosidad, encuentros con otros profesionales, con realidades desconocidas o experimentadas de manera diferente anteriormente, un camino donde deberá afrontar retos difíciles como el de dejar de lado sus prejuicios y emociones pero sin olvidar que existen, o el de separar sus conocimientos profesionales de los que concierne a su vida diaria. Este sería el sociólogo ideal, sin embargo, creo que este es un camino que todos los profesionales deben recorrer, pero que muy pocos de ellos llegan a alcanzar.

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